Historia

1974-1975: Puesta de sol para Merckx, a la altura de los más grandes

Iba a volver Merckx a un calendario que incluyera el Tour en el año 74, tras su ausencia el año anterior.

Pero el año empezaba como acababa el anterior… con derrotas y ausencias. Por primera vez en su carrera, el belga no conseguía victorias de importancia en las clásicas y se presentaba al Giro de Italia sin la forma adecuada y con apenas unos triunfos parciales en la Paris Niza para calmar su voracidad.

Por si eso fuera poco, José Manuel Fuente llegaba pletórico al Giro, tras ganar su segunda Vuelta, y le iba a poner en grandes dificultades.

Todo se complicaba a un Merckx, que parecía acusar los años, y con los italianos, especialmente el joven Baronchelli y el eterno Gimondi, aprovechando el marcaje Fuente-Merckx.

Un mal día de Fuente camino de San Remo le privaría de ganar un Giro que conseguiría Merckx por apenas unos segundos que, su otrora cima fetiche, Tre Cime di Lavaredo, estuvo a punto de robarle.

Sin terminar de despejar dudas, se plantaba en Suiza y ganaba… ese era Merckx.

La llegada al Tour iba a ponerlo a prueba, y demostraba en montaña que no era el mismo. Los Kas y Poulidor le complicaban cuesta arriba, pero las ausencias de Ocaña y Zoetemelk le allanaban un camino repleto de victorias parciales y de un quinto triunfo final que lo igualaban a Anquetil, como su victoria del Giro lo había igualado a Coppi y a Binda.

Cerraba el año con una muy meritoria victoria en el mundial de Montreal, en lucha con un gran equipo francés que supo jugar sus bazas, estando a punto de dar la campanada con Thévenet y logrando la plata con Poulidor (y sí, nuevamente segundo en todo el bueno de Poulidor, tras el nuevo segundo del Tour).

Merckx conseguía la triple corona en un año sin la brillantez de épocas pasadas y sufriendo en la montaña en lo que parecía ser ya una evidente cuesta abajado, refrendada por su falta de victorias en grandes clásicas. Sin embargo, había sido el primero en hacer el triplete Giro-Tour-Mundial (solo Stephen Roche en 1987 ha conseguido a día de hoy igualar aquella gesta del 74).

Muchas eran las incógnitas con Merckx para la temporada 75, porque si bien había mostrado debilidades la temporada anterior, la triple corona era una gesta increíble.

Y rápidamente iba Merckx a disipar dudas, marcándose la mejor temporada de clásicas de su carrera, con victorias en su fetiche San Remo, tres años después e igualando las cinco victorias de Girardengo, Lieja, Flandes o Amstel…y con un segundo puesto en Roubaix, en esprint entre belgas (Dierickx y Demeyer 3º y 4º) ganado por su némesis De Vlaeminck.

Una victoria que igualaba a ambos belgas con tres victorias en el Olimpo de Roubaix junto a Lapize, Rebry y Van Looy.

Y llegaba el reto, el récord en el Tour (el récord de 5 triunfos del Giro no había sido posible batirlo porque Merckx había enfocado su temporada a clásicas y Tour), superar a Anquetil…

Y todo salió al revés. A pesar del dominio del Caníbal desde el principio del Tour, un duro rival le iba a hacer doblar la rodilla junto al destino… El francés Thévenet demostraba una gran personalidad, atacando sin cesar a Merckx al más puro estilo Ocaña, ganando el etapón de Pra Loup para quitar el último amarillo de las espaldas del belga; ganando en solitario también tras coronar en solitario el Izoard camino de Briançon y proclamándose ganador en París, en una nueva llegada, en los Campos Elíseos.

Pero Merckx se iba a ganar definitivamente al público francés por su lucha, garra y entrega. Y su segunda posición final iba a tener tanto o más mérito que muchas de sus victorias. Aguantó el puñetazo de un espectador a menos de un kilómetro de coronar el Puy de Dome, el desfallecimiento en Pra Loup que le costaría el Tour, una caída que le destrozaría la mandíbula y le haría comer papillas durante la última semana del Tour… Y todo, vestido del arcoíris ganando en Montreal 74 y atacando hasta la última línea de meta, poniendo en valor el triunfo de Thevenet.

Su final de temporada ya venía sin victorias y con la “certeza” de que se le iba a terminar escapando una gran clásica, la París Tours.

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Escrito por Pedro Gª Redondo
Foto: Sirotti

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