El ciclismo italiano y mundial estaba a punto de sufrir una convulsión…
Belli, Gotti, Casagrande, Bartoli, Rebellin, Guerini y Pantani ( Simoni no participó siendo de la misma generación). Una generación de oro esta del 70 (Rebellin del 71 y Gotti del 69, los demás todos del 70). La generación de oro del ciclismo italiano contemporáneo, la que ha luchado por el Giro Baby durante varios años.
Un día para la historia, muchos recuerdos, pero quizás lo que nadie sabe es que ese día en el Mortirolo el cambio generacional se llevaba a cabo, y de forma más profunda de lo que parecía.
4 de junio de 1994, se llega a Merano, tras larga y dura etapa, con condiciones climatológicas adversas. Una fuga con el suizo Richard y Chiapucci entre los destacados. Un gran puerto, el Monte Giovo. Richard se marcha, Chiapucci persigue por detrás, pero es cazado en la última parte del puerto. Y en ese momento salta Pantani. El relevo generacional en Carrera empieza a llamar a la puerta. Lo que se había vislumbrado en Campitello Matese con el Diablo quedado y Pantani llegando en el grupo de Bugno e Indurain, ahora se hace más notorio.
En el descenso el descarado ciclista italiano caza y deja a Richard y se presenta en Merano para lograr su primera victoria como profesional, con los favoritos llegando a 40″ comandados por Bugno, Chiapucci y el joven Rebellin. Gotti y Belli también entran en el grupo, con Casagrande llegando a 5’10” de Pantani, Guerini a casi 15 minutos y siendo Bartoli el gran damnificado de esta nueva camada italiana, perdiendo más de media hora. Con 24 años apuntaba alto, en un equipo en el que el capo Chiapucci se iba haciendo mayor.
Y así se llegó al día D, el del cambio, el del mejor ciclismo que quizás estos ojos hayan visto.
1º Berzin 2º De la Cuevas a 2'162 3º Bugno a 2'24" 4º Indurain a 3'39" 5º. Belli a 5'24" 6º Pantani a 5'36
Rebellin, Casagrande y Gotti ocupaban puestos de honor en el top 25, Bartoli y Guerini estaban en el top 60, sin duda la nueva armada italiana estaba on fire.
5 de Junio de 1994, el día que Italia cambió.
Tras las críticas a los ciclistas por su pasividad el día anterior, estos se tomaban la etapa reina de forma tranquila hasta la llegada del Stelvio, que se subía a ritmo suave. Mientras, pasados unos kilómetros se marchaba Franco Vona (doble ganador de etapa en el primer giro de Indurain), y por detrás ponían marcheta los Gewiss de Berzin. Coronaba Vona la cima Coppi, y por detrás escarceos con Chiapucci y Belli entre otros.
¿Eran fuegos de artificio?, cuando llegara el Mortirolo veríamos. La etapa iba in crescendo en emoción y en nivel, e incluso un Banesto atacaba antes de la subida, justo llegando a Mazzo di Valtelina, ¿ buen síntoma para Miguel o miedo a la subida?
No había tiempo para tanteos, y tras unos primeros momentos con Rijs tirando del grupo de su compañero Berzin, Pantani desataba la caja de los truenos. Berzin reaccionaba, con de las Cuevas haciendo la goma. ¿Y Miguel? ¿Y Bugno? ¿Y los demás? Pantani había detonado el Giro, pero los jóvenes respondían bien. Así, el joven Gotti hacía una gran subida, al igual que Belli, que había empezado escapado.
Pantani iba soltando a de las Cuevas primero, y posteriormente a Berzin, que acusaba su osadía de seguir al italiano, que recordaba a los antiguos escaladores, valientes, alocados y decididos. La batalla se daba por detrás y por delante, pues Pantani alcanzaba al grupo de Chiapucci, Belli y Cacaíto, mientras por detrás Indurain aparecía de la nada para primero coger a Berzin y luego soltarlo para irse a por la maglia y a por su tercer Giro.
Pantani era primero en la cima, Indurain cedía 51″ y Berzin 1’38”. Pero lo que nadie parecía notar es que algo había cambiado. Chiapucci y sobre todo Bugno habían cedido, pero es que en la cima el primero era el lugarteniente de Chiapucci, Pantani. Y es que 3º a 43″ pasaba el joven Gotti, gregario de Bugno, y dos segundos detrás, otro de la nueva camada, Wladimir Belli. Sin duda el ciclismo italiano estaba regenerándose, y el mundial también…
Indurain cazaba a Pantani y Cacaíto, y al pasar por la meta la ventaja era de 2’02” sobre el grupo de Berzin, que marchaba con Bolts, Belli, Chiapucci. Ya sin Gotti, que había sido parado para ayudar a Bugno, si bien por indisciplina o enfado de ser parado, no aguantó después en el Valico con su líder.
Tras pasar por meta Berzin se lanzó en el descenso reduciendo la ventaja con el trío cabecero a menos de 1’50”. Y tras empezar la ascensión al Valico de Santa Crisitina, Pantani decidía volar solo y entrar en los altares del ciclismo. Indurain cedía presa de una pájara. Por detrás reaccionaba Chiapucci, Berzin se hundía también, Cacaíto estaba a verlas venir, Bugno recuperaba algo pero insuficiente con Indurain, de las Cuevas ya nunca más aspiraría al pódium… Muchas guerras, pero una sola batalla, la de Pantani, Indurain y Berzin.
Pantani entraba triunfador, con los tiffosi enloquecidos creyendo haber encontrado un nuevo José Manuel Fuente, un nuevo Tarangu… Estaban equivocados, habían encontrado un nuevo Charly Gaul que además comandaba el relevo generacional en primera persona. Italia estaba de enhorabuena.
Casi siete horas después de salir de Merano, entraba triunfal en Aprica, era segundo de la general y el liderato no estaba imposible. Segundo era Chiapucci, e Indurain, desfondado, apenas podía ser quinto, sacando apenas 36″ a Berzin que mantenía el rosa.
La joven tropa italiana había demostrado su valía con Pantani y Belli, 1º y 3º, y con Gotti 19º, pero haciendo una excelsa subida al Mortirolo. El resto cumplían: Guerini 24º a 14’10”, el más joven de todos, Davide Rebellin, 33º a 16’58”, y Bartoli y Casagrande a 23’56” sufrían lo que había sido una jornada para titanes.
Quedaban los Alpes, y Pantani se inmolaba en el Agnello destrozando un pelotón, y no consiguiendo el Giro gracias a la estelar actuación de Argentin en favor de Berzin. Ya en el Izoard Pantani se marchaba con Buenahora, pero debía ceder en el falso llano hacia el Lautaret. Su empresa había fracasado pero había demostrado que era un grande.
En Milán todo quedaba igual. Berzin se coronaba como ganador. El Mortirolo había dictado sentencia como nunca volvería a hacer. Había descubierto a un nuevo fenómeno, y una nueva generación de jóvenes ( los italianos, Tonkov y Berzin) acechaba al rey Indurain.
Cinco años después, en la víspera de la etapa de Aprica, el día en que Marco iba a volver a su subida; porque ya nadie podrá pensar en el Mortirolo sin pensar en él, Pantani era descalificado por hematocrito del 52%. Ahí acababa el gran Pantani. Era su fin. No aganaría el Giro y ni tan siquiera podría salir a disputar su etapa, la de Aprica, la del Mortirolo.
Debía ceder la maglia, golpeaba la ventana de la habitación del hotel rompiendo el cristal, pero lo que se había roto era su corazón. Marco había muerto, el Marco niño, el que se ilusionaba, el que soñaba, ese murió en Campiglio aquella mañana de Junio de 1999.
La etapa no iba a defraudar, pero nada importaba. Gotti ganaba su segundo Giro. Simoni, gran rival desde siempre de Marco conseguía la tercera plaza, y el joven escalador de Kelme Roberto Heras se alzaba al quinto puesto y ganaba la etapa soñada. La que estaba destinada para Marco, la que había quedado manchada para siempre.
Gotti ganaba un giro de la única manera que no hubiera querido ganarlo. Fue el más fuerte de los demás, de los que no eran Marco. Y fue él y no Marco el que pudo utilizar el Mortirolo para ganar y sentenciar un Giro que nunca había sido suyo.
Nunca más volvió Gotti a ser el mismo. Nunca la sombra del Giro 99 le abandonó. Era un gran escalador, pero no era Pantani. Por eso aquel 99 Marco estuvo más presente que nunca en el ascenso del coloso, como lo ha estado posteriormente en cada uno de esos ascensos.
Algo menos de cinco años después Marco moría en un hostal de Rimini y era Cunego el que le dedicaba su victoria en el Giro.
La historia es sin duda caprichosa, y resulta curioso que la ascensión y la etapa que más le ha dado al Mortirolo, la protagonizara el mejor escalador moderno. Y que éste nunca más pudiera volver a subirlo en competición, teniendo además su día más negro, el que lo llevó al abismo, el mismo día en el que iba a volver a subirlo en 1999.
En 2000, 2001, 2002 y 2003 no se subió. Para cuando se volvió a Mazzo Marco ya no estaba.
Nadie se olvida de él, y menos en su lugar de origen, Cesenatico. Ni en el Mortirolo, también llamado Cima Pantani.
Artículo cedido por Pedro García Redondo
Publicado originalmente en CyclingHistory
Foto: Sirotti