Historia Tour

25 años del vuelo de Marco Pantani en Les Deux Alpes (Tour 1998)

El conocido como Tour de la EPO cuenta ya con 25 años de edad. Los registros, las sentadas en plena etapa, el caso Festina… todo aquello estaba enterrando la fama y reputación de la carrera más importante del mundo y sustituyendo un protagonismo positivo y admirable por la crítica más feroz hacia la gestión de estos escándalos. El foco estaba puesto en asuntos extradeportivos desde el inicio en Irlanda de esta edición en la que el favorito era el alemán Jan Ullrich, nueva estrella del ciclismo internacional y que venía de haber arrasado el año anterior.

Sus rivales salieron mejor parados de lo pensado de la crono de Corrèze. El líder del Telekom no encontró el ritmo que le hubiese gustado y no sentenció como se esperaba. Eso creó dudas para la montaña, donde los Pirineos precedían a los Alpes. Pantani quedó lejos en la contrarreloj y quizá pasó desapercibido su ataque en la primera jornada de montaña, con el Peyresourde como escenario. Lo que estaba haciendo el italiano era recortar tiempo al tiempo que probaba la resistencia que iban a encontrar sus arrancadas.

En Plateau de Beille, que se estrenaba para el Tour, recuperó un par de minutos ante un Ullrich que empezó descolocado por un pinchazo. El ciclista del Mercatone Uno supo que debía probar de lejos y que tenía posibilidades reales de ganar en París, que el maillot amarillo estaba lejos del nivel mostrado el año anterior y era perfectamente batible. No había muchas etapas de montaña, únicamente cinco. El resto era llano, Macizo Central y crono, mucha crono. Y aún así ganó, en una época donde no era tan común que los escaladores vencieran grandes vueltas. Por eso eran tan apreciados.

No fue nada fácil, porque los escaladores solían partir con entre ocho y diez minutos perdidos con respecto a los contrarrelojistas en cada ronda de tres semanas. Así que tocaba ataque lejano, recuperando al mejor Pantani, el del Mortirolo. Escartín y el Kelme empezaron a revolucionar el gallinero en la subida al Galibier, pasada ya la estación de Valloire. Chava Jiménez aprovechó el día para apuntarse a esos saraos que tanto le gustaban. La lluvia era ya aguanieve, la niebla cubría la parte superior del puerto y la carrera iba en pedazos. Pantani se marchaba de Ullrich, que contemporizaba. O eso parecía…

Tenía mucho que remontar el escalador italiano, pero el hueco con el maillot amarillo fue haciéndose poco a poco más y más grande. El vuelco aún así parecía casi imposible, pero sí parecía un dardo importante y de cara a próximos días iba a ser un aviso importante, porque Pantani saldría espoleado por el tiempo obtenido y la cercanía en la general y Ullrich hubiese partido con miedo a perder. Pero no hubo ocasión, porque en Deux Alpes Pantani despegó ya en solitario, dejando a los Kelme, que hicieron un trabajo estupendo, y se plantó en meta empapado en agua y gloria a partes iguales.

Ullrich, el que parecía invencible, acabó a nueve minutos. Escartín anduvo bien, Julich se marcó el etapón de su vida en alta montaña, y Chava Jiménez fue incluso adelantado por el maillot amarillo, descolgado en pajarón cuando empezó el puerto con los primeros. De los tres minutos que debía Pantani ante el teutón, acabó este último por deber seis. En Deux Alpes desapareció de puestos de podio incluso. Menos mal para el líder del Telekom que un día después las sensaciones serían bien diferentes y se lanzó a por Pantani en la Madeleine. Sin éxito. Pero con la gloria de al menos haberlo intentado.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: RTVE / Sirotti

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