Ciclistas Opinión

Alaphilippe, más que un Valverde

Alaphilippe ha sido una de las irrupciones más importantes para el ciclismo francés en las últimas décadas. Quizás desde Jalabert nadie había dado tanta relevancia al pelotón galo en todo el calendario. También corredores como Pinot, sobre todo en calendario francés y en grandes plazas como las vueltas de tres semanas. O un Jean Christophe Peraud que finalizó segundo en el Tour 2014. 

Lo de Julian sobrepasa todos esos límites más que por sus victorias por la forma de correr, siempre tan ofensiva y buscando sus límites como corredor. Por si fuera poco, pertenece a un equipo como el Deceuninck en el que la ofensividad es una de sus banderas. Esa forma agresiva de correr conecta mucho con los espectadores de cuneta y televisión, que pronto se identifica con él. 

Si además hablamos de un corredor que no ha estado lejos de ganar un Tour de Francia y que es tan versátil como para haber ganado etapas en todos los terrenos, las esperanzas del público francés y las ganas de ver una carrera donde participe aumentan. Sin duda, no se trata de una copia de Alejandro Valverde, como se le tildó cuando fue capaz de arrebatarle el enésimo triunfo en la Flecha Valona. Esas prestaciones tan parecidas en las clásicas dan cierta similitud, pero tanto la forma de correr como la presencia que tiene en carrera distan mucho de la del murciano, que ha orientado su carrera deportiva a vencer en sitios muy concretos en el último arreón. Justo en las carreras en las que se está prodigando el galo son las que no han visto a un Alejandro tan competitivo o implacable. 

Ese Julian es el que verdaderamente engancha, aunque no gane. Las expectativas de ganar o no un Tour son en este momento secundarias. Los expertos dicen que pese a las rebajas de dureza del recorrido de la carrera no será posible nunca. Ya ha lucido el amarillo en dos ediciones consecutivas y en una sólo el Iseran le separó de aspirar a un podio que tenía en el bolsillo. Siendo un gran bajador como es, nadie duda de que en el descenso del coloso hubiese recortado el tiempo necesario para considerarse con opciones en la última subida. En todo caso, las circunstancias no se pueden cambiar. 

En la alta montaña le sigue faltando un punto, es innegable. Es su gran escollo para subir a los altares directamente y tomar relevo de Hinault en una sequía que llega ya supera los 35 años. Ese ansia es el que quizá acabe por meterle una presión que en estos momentos no tiene, el pesado título de heredero de los Campos Elíseos, un trono que no le pertenece y para el que no ha venido al ciclismo. Por otra parte, ha recuperado otra conquista perdida para Francia como el Campeonato del Mundo, esta vez tras sólo 23 años de sequía, desde que Laurent Brochard firmara en San Sebastián la mejor actuación de los campeonatos por parte de Francia en su historia, con el oro en ruta y el oro en contrarreloj conseguido por Laurent Jalabert. 

El de Mazamet sí guarda ciertas similitudes con el campeón del mundo. Las clásicas son terreno en el que ambos han optado al primer puesto. Laurent se dio cuenta pronto de que no era un hombre Tour, pese a que lo intentó. Su coto estaba en la Vuelta, carrera de menor exigencia mediática y lejos de su Francia natal, además de contar con unos perfiles mucho más adaptados a lo que ambos suponen como corredores. En todo caso, sus intereses estarán en ser protagonista de todo lo que corra. Un auténtico gigante que está peleando con una generación de jóvenes descarados que no regalan una sola etapa. Sus duelos con Van Aert y van der Poel a principio de temporada ya han sido icónicos y marcarán toda una época. Sobre todo por la versatilidad de sus objetivos: piedras, tierra, asfalto, colinas, llanas, da igual dónde le quieras ubicar: se busca la forma de disputar la victoria. 

Por buscarle un pero, quizá deba seleccionar mejor su calendario, buscar un coto de caza apropiado a sus condiciones. Sin la rémora del Tour, donde no hay negociación posible sobre su no presencia, podría abarcar mucho más y dejar de lado pájaros que en ocasiones se le puedan pasar por la cabeza sobre el sueño amarillo. Si llega al punto donde apostar por otra grande y tomarse el reto de ganar vueltas cortas sin demasiada contrarreloj o durísima alta montaña, el ciclista de Saint Amand Montrond daría todavía más de sí. Pero renunciar a darse un baño de masas en Francia es algo que a él seguro no le gusta. Estando en su madurez es difícil visualizar evoluciones más allá, aunque nunca se sabe. 

Lo mejor es disfrutar de este espectáculo sobre la bicicleta llamado Julian y que actualmente es uno de los corredores más seguidos y valorados del momento. Un valor seguro de que en las carreras en las que esté presente al menos habrá un ataque: el suyo.

Su 2021 ha comenzado de forma espectacular, aunque sin embargo, sus objetivos esperan en la segunda mitad de la temporada, con el Mundial como objetivo de nuevo y así poder portar el maillot arco iris durante otro año completo, y a su vez realizar una buena participación en los Juegos Olímpicos, si finalmente tienen lugar. Por ello parece más que asegurada su presencia en el Tour, la mejor preparación, parece, para los Juegos. 

Si el resultado no fuese el esperado, aún tendría carreras como la Vuelta en las que pelear por varias etapas y quién sabe si plantearse virar durante unas semanas hacia otro tipo de corredor. En las rampas extremas logró su victoria de etapa en España, en Xorret de Catí, una cima que no regresará aunque sí tiene varios reemplazos interesantes. Lo que nadie duda es que salvo caída estará disputando el calendario hasta octubre, y eso define el mérito y clase de este ciclista. 

Foto: Sirotti
Escrito por: Lucrecio Sánchez  (@Lucre_Sanchez)

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