Ciclistas

Alexandr Vlasov y su ambicioso e ilusionante 2023

El corredor ruso que compite sin bandera como consecuencia de la guerra iniciada hace un año en Ucrania, comienza su segunda temporada en el Bora-Hansgrohe con el principal objetivo de demostrar que tiene la capacidad para asaltar el podio en una ronda de tres semanas. Su gran regularidad le ha permitido cosechar muy buenos resultados en casi todas las carreras en las que participó en 2022, lo que le valió para convertirse en uno de los cinco corredores con más puntos del Ranking UCI del año pasado.

En las siete vueltas por etapas en las que participó durante la temporada pasada, finalizó dentro del Top5 en cinco ellas y se hizo con la clasificación general en dos, Vuelta a la Comunidad Valenciana y Tour de Romandía.

En la salida del pasado Tour ya se postulaba como uno de los principales favoritos para lograr ese ansiado podio, sin embargo, su mal papel en las primeras etapas de montaña le impidió lograr este resultado. Finalmente, acabaría en quinta posición.

La temporada 2023 será una gran oportunidad para lograrlo, especialmente, en un Giro de Italia en el que casi con total seguridad participará. Carrera en la que en 2020 logró un cuarto puesto y en la que este año se pueden alinear una serie de astros que hagan que sea el principal invitado de honor a un duelo entre Primoz Roglic y Remco Evenepoel que promete ser épico.

Otros alicientes para soñar con el pódium de la Corsa Rosa son: la no participación de otros grandes escaladores como Richard Carapaz o Egan Bernal que decidirán regresar al Tour de Francia en plenas condiciones; la ausencia de otros favoritos a pelear por el podio, como un Mikel Landa que decidirá no participar para centrarse en un Tour; sus más de 70 kilómetros contra el crono, disciplina en la que se defiende muy bien y que provocará que otros corredores mucho más escaladores como Bardet se piensen dos veces acudir a la línea de salida.

Respecto al resto del calendario, a falta de confirmación oficial, su primera gran cita debería ser la Strade Bianche, carrera que a pesar de su poca historia ya se ha convertido en una de las pruebas con más renombre del calendario de clásicas de primavera. Sus más de 60 kilómetros de sterrato, sumados a sus casi 3400 metros de desnivel acumulado permiten que cada año podamos ver a grandes clasicómanos y vueltómanos pelear por la victoria. Otros corredores del perfil de Vlasov, como Egan Bernal o Romain Bardet ya han cosechado muy buenos resultados, veremos si este año el ruso puede dar la sorpresa.

En el caso de que finalmente tomase la salida, permanecería en territorio italiano para participar en la Tirreno- Adriático, prueba de una semana que le servirá de test para ver cómo lleva la preparación de cara a afrontar ese Giro.

Lo más normal es que posteriormente decida hacer un breve parón competitivo para seguir acumulando kilómetros y afrontar la Vuelta al País Vasco y las clásicas de las Ardenas (Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja), en las que junto con sus compañeros Hindley y Jungels podrán formar un tridente capaz de causar auténticos estragos a sus rivales.

Por último, la gran incógnita de la segunda parte de la temporada será ver si decide doblar su participación en una ronda de tres semanas y presentarse en territorio español para afrontar una Vuelta que tendrá mucha montaña.

En definitiva, a sus veintiséis años, afronta una temporada excepcional que nos permitirá ver hasta dónde es capaz de llegar en pruebas de un día, así como resolver si se queda en un buen corredor capaz de pelear por vueltas de una semana o por el contrario puede dar el salto definitivo y pelear de tú a tú una ronda de tres semanas a los grandes vueltómanos del World Tour.

Escrito por Sergio Quintana

Fotos: BORA-Hansgrohe / SprintCyclingAgency

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