Ciclistas Historia

Álvaro Mejía, el ‘one hit wonder’ de Colombia del Tour 1993

Se llama un ‘one hit wonder’ a aquellos que, como Álvaro Mejía, despuntan en algún área de la vida durante una única ocasión. En la música es más que común encontrárselos. De hecho, el término procede precisamente de dicho arte. El ciclista colombiano fue una de las sensaciones de la temporada 1993. Ya lo fue de la 91, conquistando el maillot blanco del Tour de Francia que se otorga al mejor joven. Nacido en 1967, el ciclista de Risaralda (departamente del oeste del país) tuvo una carrera excesivamente corta incluso para los parámetros en los que el ciclismo se movía entonces. A los 30 años colgó la bicicleta tras arrancar muy joven en el Manzana Postobón que tanta sensación causaba en Europa. Su evolución fue rápida y comenzó como suelen los ciclistas colombianos destacando en su país. El Clásico RCN, una carrera muy dura, fue suya con 21 años. La Vuelta de la Juventud, también. El futuro era suyo.

Cuando debutó en el Mundial de Chambery con apenas 22 primaveras, Álvaro ni siquiera pudo terminar la prueba. Era el momento de pensar en debutar en una vuelta grande y lo hizo en la Vuelta a España de 1990, aquella que se disputaron Pedro Delgado y Giovanetti, con victoria para el italiano. Su 17º puesto final le valió una papeleta para entrar en el equipo del Tour de Francia y así pudo debutar en la mejor carrera del planeta. Había sido tercero en la Dauphiné, campo de pruebas para la gran ronda gala y, además, se hizo con una victoria de etapa, la primera en Europa.

El debut en el Tour fue ciertamente discreto, pero su año sería el siguiente. El blanco de los jóvenes sería suyo. Se observaba un cambio generacional interesante con los Lemond, Delgado, Fignon penando en los puertos antes hombres como Bugno, Indurain o Chiapucci, que coparon el podio de París. El colombiano compartió aplausos con ellos, finalizando 19º y cumpliendo absolutamente las expectativas que se habían generado con él. Parecía que Fabio Parra y Lucho Herrera iban a tener un relevo claro. Por si fuera poco, en el Campeonato del Mundo celebrado en Stuttgart quedó a un paso de las medallas, siendo cuarto.

Se trataba de un ciclista completo, con clara vocación escaladora, pero al mismo tiempo buen rendimiento en contrarreloj. Lo que se dice un hombre-Tour. En 1993 pasó al Motorola, un equipo norteamericano y bien asentado en el panorama ciclista internacional. Un Giro de Italia cayó en el saco del equipo a cargo de Andrew Hampsten, que fue su mejor hombre durante años. Un jovencísimo Lance Armstrong se proclamó campeón del mundo también desde el Motorola de Álvaro Mejía. Un equipo que ya se acostumbró a los ciclistas hispanohablantes con Raúl Alcalá, el mexicano que tan presente estuvo en los años finales de los 80 y principios de los 90.

En sus filas vivió su mejor momento. Sucedió de nuevo en el Tour, esta vez en el año 1993. Había ganado la Volta a Catalunya y se presentaba en la salida de Puy du Fou con el Giro de Italia en las piernas y el ánimo de repetir las buenas actuaciones del pasado. Se estrenaba con los americanos en Francia y lo hacía escondido tras su líder, un Hampsten que todavía contaba en las quinielas como un posible outsider. Mientras Oliverio Rincón ganaba en Pal (Andorra) y luchaba por la montaña y el maillot de los jóvenes, Mejía se estaba peleando con Indurain, Rominger y Jaskula por encontrar un resquicio por el que colarse en el podio de París. Finalmente no pudo ser, pero únicamente algo más de minuto y medio le separó del polaco y, por tanto, de la tercera plaza. Bjarne Riijs, quinto, quedaba a casi nueve minutos del colombiano.

Con esos antecedentes, ya era considerado por todos el futuro del ciclismo internacional. Sin embargo, no recuperó ese golpe de pedal. Sí, hizo buenas clasificaciones y se mostró voluntarioso, pero esa esperanza de ser el testigo de Parra y Herrera le vino demasiado grande. Lesiones, malos momentos en Motorola como la muerte de Fabio Casartelli… Circunstancias que le llevaron en 1997 a dejar el ciclismo profesional y a comenzar sus estudios de medicina. Lo que no se imaginaba es que de una forma u otra seguiría en el mundo ciclismo, actualmente tras haber sido durante años el médico de la Selección colombiana de ciclismo.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto: Sirotti

Una respuesta

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