Entrevistamos a Ane Santesteban. La ciclista vasca afronta su decimotercera temporada enrolada en un equipo con licencia UCI femenina. La única olímpica del actual pelotón femenino español (en carretera) afronta ya su octava temporada fuera de España y lo hace en las filas del conjunto australiano Team BikeExchange, capitaneado por Amanda Spratt, Lucy Kennedy y Grace Brown.
Año a año, a pesar de los altibajos del camino deportivo y vital, la ciclista vasca ha ido cimentando y continuando su progresión hasta acercarse a la élite del ciclismo profesional femenino. Desde la madurez de la treintena de edad la renteriana afronta 2021 con el objetivo de competir sin miedo a ganar o a perder y dar un paso más en su carrera, alzando por fin los brazos en el calendario internacional.
Tras dos años en las filas del Ceratizit – WNT la ciclista vasca ha mudado pieles esta campaña, pasando a formar parte del equipo australiano Team BikeExchange, del que nos comparte sus primeras impresiones: «Por ahora muy bien, al principio del año nos fuimos a Oliva, un par de semanas a entrenar, donde nos juntamos las corredoras de Europa; las demás estaban en Australia preparándose para los campeonatos nacionales. Tuve una impresión muy positiva de las corredoras, con todo el equipo y ‘staff’».
Todo cambio de equipo suele llevar aparejado un cambio de roles. En el caso de Santesteban su papel será dual, por un lado, ayudar y por otro, contará con oportunidades personales, como nos indica la ciclista del BikeExchange: «Tuvimos un primer contacto antes de terminar el año pasado donde lo hablamos. Creo que el objetivo principal personal del año estará centrado en mayo, en las que carreras que hay en España. Y luego, por supuesto, ayudar en las Ardenas. En el Giro Rosa iré 100 % a ayudar al equipo, ya sea con Amanda Spratt o Lucy Kennedy, que son dos corredoras un máximo nivel, como ya han demostrado estos últimos años. Es espectacular el alto de nivel que tienen y para mí supone una motivación nueva el intentar aportar al equipo todo lo que pueda para ganar con ellas la carrera».
La búsqueda de nuevas motivaciones, suele ser el germen u origen para aventurarse a cambiar de equipo o al menos para decantarse por uno entre las proposiciones que se tienen, como en el caso de Ane: «Es un equipo del que me siempre me había gustado la manera de correr que tenían. Creo que en eso no me equivocaba, tienen muy claros los objetivos, están señalados y esa era una de mis motivaciones para cambiar. Luego, tener corredoras como Lucy Kennedy o Amanda Spratt, que al final son corredoras que siempre he admirado. Spratt ha demostrado en el Giro y en los mundiales el potencial que tiene. También era un poco el cambio de mentalidad que tenía que hacer. Fue un poco todo eso lo que me ayudo a decantarme por este equipo, el cambiar esa mentalidad de poder aportar. Para mí sería un orgullo poder estar con ellas e intentar ganar el Giro con Spratt».
En cuanto a objetivos individuales la ciclista española lo tiene claro: «Al ser año olímpico mi principal objetivo sería conseguir una plaza para los Juegos Olímpicos, es lo que estoy buscando. Tuve una primera experiencia en Río que me dejó una espinita clavada y ahora tengo esa oportunidad para poder quitármela. Así que me encantaría poder estar en Tokio. Mi objetivo personal estará en las carreras de mayo, ahí tendré el primer pico de forma para dar el máximo nivel y, seguramente, compartir el liderato con Kennedy en esas carreras».
Y hay que recordar que la ciclista renteriana es la única de las ciclistas españolas en activo (en la disciplina de carretera) que ha participado en unos Juegos Olímpicos. Pero lograr competir en Río 2016 no fue sencillo.
Una participación muy luchada a través de una clasificatoria agónica que llevó a la selección española, y a nuestras representantes, a competir, en busca de los puntos necesarios para clasificarse, a lo largo de todo el globo terráqueo, desde Argentina, hasta República Checa o Finlandia y habiendo infructuosamente intentado conseguir invitación en otras pruebas como las de Israel o Venezuela. Pero centrándonos en los Juegos Olímpicos, para Ane los de Río 2016 fueron un punto de inflexión en su vida y su carrera deportiva: «Supuso un poco cumplir el objetivo que tenía marcado y poder seguir en el ciclismo porque, a pesar de que en los últimos años el ciclismo femenino ha mejorado mucho, en aquel momento, aunque yo estaba en un equipo en el que sí que tenía licencia profesional, pero no tenía las condiciones que yo estaba buscando: poder vivir del ciclismo. Con el sueldo que tenía en 2016 no me llegaba, así que solicité una beca, la de ‘Basque Team’; que en enero me denegaron porque no cumplía los requisitos. Pero me pusieron que si iba a los Juegos Olímpicos tendría la beca y que cobraría con efectos retroactivos desde enero. Así que por eso fue un poco la obsesión de conseguir la plaza olímpica para poder estar ahí, para poder seguir dedicándome al ciclismo, que era lo que yo quería. Y no me he equivocado. Lo dejé todo, dejé seguramente todas las balas por el camino y cuando llegué a Río, tras una clasificatoria muy dura, pues no tenía el nivel que estaba buscando, que había estado demostrando durante el año».
Con el conjunto australiano BikeExchange Santesteban afronta su octava temporada consecutiva compitiendo para equipos extranjeros. Como algunas otras de sus coetáneas la ciclista vasca pronto vio que si quería ser profesional debía salir fuera ante la falta de oportunidades en nuestro país. Y desde entonces aun no ha ‘regresado’. «Gracias a Dios ahora en España la situación está cambiando. Tenemos al Movistar que está haciendo una labor muy importante en España. Lo más importante es que las chicas que vienen por detrás tienen la oportunidad de cumplir un sueño. Tienen dónde llegar, que antes era lo que no había. Yo estaba corriendo en el Bizkaia-Durango y no veías una salida aquí hacia el profesionalismo. Sabías que si querías llegar a ser profesional tenías que salir fuera de España. Ahora eso ha cambiado; están haciendo una labor muy grande. A día de hoy no he visto el momento de volver a España, pero es algo que llegará. Seguramente esa puerta no la tengo cerrada; está siempre abierta porque volver a casa siempre es especial, pero a día de hoy he creído que esta oferta era lo que estaba buscando para seguir con mi progresión y creo que es dónde puedo seguir mejorando y crecer como persona y como ciclista».
Y de esa manera, marchándose a competir con equipos extranjero, fue como consiguió llegar hasta donde ha llegado. Pero el profesionalismo no llegó de inmediato. Ane nos lo sitúa temporalmente: «Eso hace muy poquito. En 2016 todavía no tenía las condiciones que quería. Fue a través de una beca, de una ayuda del gobierno vasco, gracias a lo que pude seguir andando en bici. Hace ya 3 años fue cuando me pude dedicarme plenamente a esto».
Y es que ha sido solo en los últimos años cuando el ciclismo femenino ha vivido su revolución en cuanto a seguridad laboral, salarios y seguros sociales. Sobre ello preguntamos a Santesteban. «Eso es algo que está cambiando en todo y que cada año todavía va a ir a mejor. Ahora ya todas las ofertas que estamos viendo son contratos profesionales, son contratos laborales con todo cubierto y va a seguir mejorando. Hay equipos muy potentes por detrás que ya están haciendo una inversión también en el equipo femenino y eso es lo que está haciendo crecer y seguirá creciendo».
Pero a pesar de poder afirmar que se dedica profesionalmente al ciclismo, la corredora vasca ha continuado estos años su formación académica. «El ciclismo son ‘x’ años, no se sabe hasta cuándo vas a ser ciclista. Te puede ocurrir cualquier cosa por el camino y por mucho que tú tengas un potencial suficiente para poder dedicarte profesionalmente a ello, muchas veces te puede pasar cualquier cosa. Yo lo viví en 2017. Tuve un accidente y en aquel momento pensaba que no iba a poder seguir andando en bici, ni entrenar siquiera. Nunca se sabe lo que te va a pasar y hay que estar preparado siempre para el futuro. El ciclismo es ‘x’ años y luego hay una vida por detrás».
Y es que tras su sensacional temporada 2016, que le permitió aferrarse a su sueño de ser ciclista profesional, el año 2017 supuso el descenso a los abismos para la ciclista de Rentería. En el mes de marzo sufría un accidente sobrecogedor. Santesteban era encontrada inconsciente tendida boca abajo en la carretera, mientras su bicicleta yacía a unos metros apoyada en unos arbustos. No se sabía lo que había ocurrido. Fue un momento dramático e imborrable para la ciclista: «Tengo un recuerdo de las siguientes semanas, y de los meses siguientes, horrible. Fueron momentos muy duros en los que no encontraba mi camino, tenía secuelas importantes no solo para andar en bici sino para la vida real».
«Tenía pérdidas de memoria, muchísimo dolor de cabeza y aquello fue frustrante. Fue un momento muy duro. Pero fui consciente de lo que me pasaba y tuve que pedir ayuda profesional porque psicológicamente las escuelas que me estaba dejando eran muy difíciles de llevar. Estaba sufriendo mucho psicológicamente. Sufrí un golpe muy duro. Me venía a ver gente, no me acordaba de la gente. Me hablaban de cosas que había vivido anteriormente y ni me sonaban. No recordaba ni siquiera que había estado de vacaciones. Eso fue duro de llevar, pero también el no saber que es lo que me había pasado. Llegó un momento en el que me estaba volviendo loca por intentar saber qué es lo que me había pasado».
«Me puse en manos de los servicios médicos para tratar de mejorar esas secuelas que tenía, los dolores de cabeza y ayuda profesional psicológica porque la necesitaba. Fui consciente de que necesitaba ayuda».
Y dentro de aquella oscuridad, Ane Santesteban fue capaz de encontrar la luz, de sacar algo positivo. «Tuve meses que tuve que estar parada, sin andar en bici y recuperarme. Y, siempre lo cuento, es algo que en ese momento fue muy duro, pero de lo que he sacado algo positivo y luego es algo de lo que en carrera me he acordado. Al año siguiente recuerdo estar en carrera y decirme: “Ostras Ane, estás en carrera, dalo todo porque hace un año pensabas que tenías que dejar la bici. Y ahora mira dónde estás. Estás en una carrera importante con las mejores”. Eso me motivaba muchísimo para esforzarme y dar un poquito más de lo que lo que podía».
Si algo fue clave en la recuperación fueron los medios humanos y sanitarios con los que pudo contar la ciclista vasca. «Di con la gente idónea. Me llevaron justo con la gente que debía ir, al médico al que tenía que ir. Fui a un neurólogo alemán que me ayudó muchísimo, era un neurólogo especializado en deportistas, en su recuperación».
«Por ejemplo, tenía dolores de cabeza y problemas con la vista y él me mandaba ejercicios para mejorar las secuelas que tenía. Al final fue eso, estar en el sitio justo y que te lleven a la persona que te pueda solucionar tus problemas. Porque si esto me hubiese sucedido unos años antes, sin estar donde estaba y sin conocer a la gente que conocía, seguramente ahora mismo no estaríamos hablando por aquí, por teléfono».
Una cruel realidad que la corredora del BikeExchange tiene clara: la mejoría del ciclismo femenino y de su situación, en asistencia sanitaria, recursos y seguros sociales fue clave para que hoy Ane pueda seguir soñando con escribir su historia ciclista. «Sí, ha mejorado y sigue mejorando. Me duele decirlo, pero estoy segura de que, si no hubiera estado con las personas que di en ese momento, que tenía mi alrededor para ayudarme, estoy segura que ahora no estaría andando en bici. Porque somos deportistas y muchas veces necesitamos otro tipo de tratamientos. Y estoy segura que no lo hubiese tenido».
A pesar de la dramática situación que vivió, Santesteban ha logrado ya superar lo sufrido en marzo de 2017 y los meses posteriores y aunque mantenga lo vivido y padecido en el recuerdo, Ane acude a él para poner las cosas en perspectiva. «Estuve mucho tiempo con ayuda profesional y llegó un momento en el que tuve que pasar página. No puedo pensar que es lo que me paso, porque por mucho que lo piense no lo voy a descubrir nunca. Porque donde tuve la caída o lo que fuese no había cámaras. Es imposible saber lo que ha pasado. Entonces tenía que pasar página. Las secuelas o síntomas ya están más que superados. No tengo dolores de cabeza. Recuperé la memoria, la vista y todo. Así que ya es algo para el recuerdo. E intento sacar de ello algo positivo. Creo que ese es uno de mis puntos fuertes. Las cosas negativas que me van pasando, lesiones, enfermedades o caídas, siempre las utilizo como motivación e intento sacar el lado positivo».
Siempre debemos buscar el lado positivo a las cosas. Quizás el trágico episodio de Ane pueda servir a otros deportistas a afrontar situaciones similares. Así la ciclista del ‘Basque Team’ nos aporta una recomendación: «Que se tome todo el tiempo necesario porque los ciclistas, y los deportistas en general, siempre pensamos que ya estamos recuperados, queremos más, empezamos a entrenar demasiado pronto y a demasiada intensidad. Y sobre todo de pedir ayuda profesional, que siempre piensas que no la necesitas, pero nunca viene mal».
Volviendo a lo deportivo, Ane Santesteban regresó, en un primer momento, a las competiciones apenas dos meses después de sufrir el accidente. En esos momentos la insistencia de los medios puede jugar un papel trascendental en la recuperación mental del deportista. No fue el caso de Ane. «Por parte de los medios, todo lo contrario. Siempre me respetaron muchísimo y la verdad que me apoyaron en todo momento, les estoy muy agradecida. Respecto a la competición, sí que fue un error que cometí y espero que espero que nadie lo vuelva a cometer. Yo volví demasiado pronto. Pensaba que estaba recuperada, que podía empezar y volví a encontrarme mal y después de un par de meses tuve que parar de verdad. Al final siempre queremos volver demasiado pronto y pensamos que todo está ya pasado ya a veces necesitas más tiempo de lo que tú crees».
Y es en la competición donde los ciclistas muestran cómo son, cuál es su nivel y donde también reciben el calor de la afición. El lugar donde en definitiva se sienten ciclistas. Sobre objetivos o competiciones favoritas para los ciclistas no hay nada escrito. Para Ane: «Las de casa son las carreras que siempre pongo como objetivo, la Durango-Durango Emakumeen Saria. Luego, la carrera en la que es casi un sueño poder estar en la salida, en la que por suerte pude estar hace un par de años, y dónde, esto ya es como curiosidad, sueño con poder dejar la bici, es en la Clásica de Donostia, de San Sebastián. Es la carrera de mis sueños, es la carrera de casa. Más que nada por los recuerdos que tengo. Siempre he ido a pasar el día con mi familia, en Jaizkibel, en mis carreteras. Sí tengo que elegir una carrera me quedaría con esa. Luego, el Giro d’Italia también porque es la carrera por etapas más larga del calendario, que además en los últimos años se me ha dado bien y me encanta».
Aunque la renteriana ha logrado grandes resultados y meritorias actuaciones en estos últimos años, se le resiste la victoria. «Es un poco lo que me falta. En los últimos años siempre vengo mejorando. Segunda, tercera o cuarta en alguna carrera, pero me falta levantar los brazos. Y creo que estoy en el sitio perfecto para para poder hacerlo. Todos los últimos años vengo siempre dando un pasito más. También es importante tener compañeras como Spratt, Kennedy, Ensing; tenemos un equipazo por detrás que ayuda a que pueda surgir, por lo menos, la oportunidad de poder ganar».
Y no solo pretende Santesteban aprovechar su paso al Team BikeExchange para auparse a lo más alto del podio. Sino que la mejoría la busca en otros ámbitos donde aun no se ha prodigado tanto, como en la modalidad de contrarreloj. «La contrarreloj individual es una modalidad que no he dedicado lo suficiente y es muy importante. Este año lo hablamos desde el principio con el equipo, que era algo en lo que quería mejorar, quería dedicarle tiempo. Durante la concentración en Oliva estuvimos en el velódromo de Valencia haciendo test, fijamos la posición. Tenemos a gente en el equipo como Marco Pinotti que controla muchísimo de la contrarreloj y el equipo está dispuesto a ayudarme en todo eso. También tengo que cambiar esa mentalidad de salir sin miedo a ganar o a perder. Creo que esas son las cosas que puedo mejorar en el equipo».
Y es que muchas veces en la categoría femenina no se dedican suficientes tiempo y medios a esta modalidad. Principalmente, porque últimamente no abundan estas pruebas tan bonitas en el calendario y por los escasos medios con que cuentan algunos equipos, aunque la tendencia está cambiando. «El último año de Alè-Cipollini tuve una cabra en casa… Los últimos tres años la tuve. Los dos últimos con Ceratizit-WNT también tuve la cabra en casa y este año la tengo»
Pero el trabajo y medios que ha puesto BikeExchange a disposición de la corredora vasca en este apartado ha sido una novedad. «Era algo nuevo para mí, estuvimos prácticamente todo el día en el velódromo cambiando pequeñas cosas y es que, aunque parece una tontería un simple milímetro al final es un mundo en la contrarreloj. Estuvimos haciendo muchas pruebas, me estuvieron enseñando la posición, como tenía que trabajarla, como tenía que poner la cabeza para ser un poco más aerodinámica. Me indicaron un montón de trucos; cómo puedo trabajarlo en casa. Son cosas que me sirvieron muchísimo y tengo ganas de poder mejorar en ello, de seguir trabajando y mejorar».
Mejora en la contrarreloj que esperamos ver ya en esta temporada, donde los Juegos Olímpicos de Tokio y su preparación comienzan ya a tomar un papel protagonista en el momento actual de la temporada, máxime cuando España tiene dos plazas confirmadas y a sus dos seleccionadas por definir. «No tiene nada que ver porque para la preparación de Río tuvimos que estar corriendo todas las carreras que había en el calendario desde enero. Estuvimos ya en San Luís. Y ahora no tiene nada que ver, tenemos la tranquilidad de tener ya dos plazas. Estamos unas cuantas corredoras, yo diría que unas cuatro estamos como preseleccionadas, jugándonos las dos plazas. Pero simplemente quiero darlo todo en el camino como lo he hecho cualquier otro año y que vayan las dos más fuertes. Si soy yo porque lo merezco, bien y si es otra persona la que lo merece más, pues ya está. Simplemente quiero que vayan las dos más fuertes.
Como antes afirmaba, en Tokio querría sacarse la espina que se le quedó clavada en Río. Los JJ. OO. son una prueba especial y determinante en su carrera. Cuando preguntamos a Ane por un punto de inflexión en la misma, lo tiene claro: «Fue en 2016 cuando ya me dieron la beca, tenía además la ayudita esa, el pequeño sueldo que me daban en el equipo. A partir de ese momento ya me pude dedicar a la bici sin tener más preocupaciones. Es un simple ejemplo, pero muchas veces no tenía ni dinero para ir al masaje. Tenía que pedir a mis padres, tenía más de 20 años, ya ves que sus amigas pues van cogiendo otro camino. Y tú no te puedes dedicar a lo que a lo que creía que merecía. Entonces el momento en que recibí la beca fue cuando ya me pude dedicar al ciclismo, pude hacer concentraciones. Si llovía en casa me podía ir a la costa a entrenar, si tenía que hacer altura pues iba allí. Esas pequeñas cosas marcan mucha diferencia y también simplemente la tranquilidad. La tranquilidad de que eres profesional».
Y ese punto de inflexión llegó justo después de su peor momento en el ciclismo. Y no fue su accidente de 2017. «Justo antes de Río, ya pensaba que todo se acaba, cuando me rechazaron la beca ya pensaba que me tocaba dejar la bici. Luego cuando me dijeron que si iba a los Juegos Olímpicos me daban la beca, y que esa era una buena beca igual y que con ella me podía seguir dedicando, en ese momento hay cuando me rechazaron mostrar voy a tener que dejarlo porque esto no puede seguir así».
Escrito por Diego Martin (@MartinTheCaleb)
Foto: @GettySport cedida por Team BikeExchange
Incluido en el nº3 de HC