Ángel Madrazo encara en 2022 la que será su decimocuarta temporada completa en el pelotón, convertido en uno de los corredores más queridos por los aficionados españoles. Desde que se iniciara en el profesionalismo como ciclista a prueba en el Scott-American Beef de Matxin, ha sabido ir encontrando su sitio y marcarse una identidad propia.
Sus características de ciclista todoterreno, apto para la media montaña, hicieron que los de Eusebio Unzue se fijaran rápidamente en él. En 2009 llegaría a Caisse d’Epargne, sumando cinco años en la estructura navarra que en 2011 pasaba a ser Movistar Team. Por condiciones, podría ser un ciclista muy del gusto del equipo telefónico. Uno de esos corredores llamados a ser un buen gregario capaz de luchar por victorias en carreras del calendario más alternativo.
Sin embargo, el cántabro nunca llegó a despuntar del todo en el poderoso conjunto español. En esas cinco temporadas se dejó ver en carreras de un día del calendario nacional, como el GP Indurain, Ordizia o Amorebieta, pero no llegaban las victorias. Llama la atención que en cinco temporadas su equipo solo haya confiado en él para una gran vuelta, la Vuelta a España de 2011, en la que corrieron sin aspiraciones a la general y que nuestro protagonista no pudo terminar al verse obligado al abandono en Noja, casi a las puertas de su casa.
Y es que la disciplina de Movistar no parece el mejor entorno para un ciclista de impulsos. Si metes a un gorrión en una jaula no puedes esperar mucho de él. Cierto es que el aprendizaje fue ideal. No hay mejor equipo para entender cómo funciona el pelotón. Pero Madrazo necesitaba volar libre, hacer de su espíritu combativo e indomable una seña de identidad.
La llegada a Caja Rural en 2014 supuso un antes y un después en la carrera del bravo ciclista cántabro. En la segunda división del ciclismo encontraba su sitio, el de un ciclista que asegura presencia en carrera y que llama la atención por su espíritu de ataque. Después vendrían Delko y Burgos BH, más equipos donde brillar en su labor de cazador de fugas y de capitán para los más jóvenes.
Pocas victorias en su palmarés: Ordizia, una etapa de Étoile de Besseges y, sobre todo, un triunfo que brilla con luz propia en Javalambre, en la Vuelta a España de 2019, coronando un histórico doblete del modesto equipo burgalés. Una Vuelta a España en la que lució muchas jornadas el maillot de líder de la montaña, y en la que acabó de ganarse el cariño de la afición con su batalla diaria.
Ángel Madrazo es un ciclista necesario, de los que dignifican el deporte agonístico. Un profesional que entiende cuál es su lugar y que lucha por engancharse cada año a las carreras y rentabilizar la apuesta de su equipo por él. Un corredor capaz de marcarse un antológico sprint contra sí mismo en la pancarta del último kilómetro del Gamoniteiro, para ser 34º al final.
El de Cazoña volverá a liderar junto a los Dani Navarro o Diego Rubio la vieja guardia de un Burgos-BH 2022 en el que esperamos confirmar el salto de calidad de jóvenes como Alex Molenaar, el velocista Manuel Peñalver o el prometedor Pelayo Sánchez. Lo que seguro no va a faltar es pundonor, garra y hambre. Porque a veces nuestro Gorrión sabe convertirse en Quebrantahuesos.
Escrito por Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)
Fotos: @ACampoPhoto