Como cada mes de junio, la Dauphiné deja ese sabor de antesala del Tour de Francia, aunque aún quede lejos, y poso del Giro de Italia. De hecho, algunos de los candidatos procederán de allí, como el español Pello Bilbao, el neerlandés Kelderman o el checo Hirt. No es que sean los favoritos más claros, papel que recae sobre el Jumbo-Visma y su gran líder, el esloveno Primoz Roglic. Una Dauphiné que, junto a la Volta y el Tour de Suiza, es una de las pocas vueltas por etapas del World Tour que le faltan en la vitrina.
No estará solo, puesto que enlazan un súper corredor con otro: Vingegaard, van der Poel, Kruijswijk, Dennis… un siete que bien podría ser el ocho del Tour. Y es que el principal rival de Tadej Pogacar en el Tour tiene como objetivo relevar al único ganador esloveno de la prueba, el ya ex ciclista Janez Brajkovic. El entonces ciclistas del Discovery Channel se impuso a Alberto Contador en el año 2010, a la postre amarillo en París, aunque desposeído en favor de Andy Schleck tiempo después.

La Dauphiné ha sido un paso previo al Tour. En estas fechas lo es bastante menos, con ciclistas importantes que han optado por un calendario alternativo en el que no se muestren tanto. Suiza también ha decaído en ese papel, en favor de la Route du Sud, o, en el caso de los eslovenos, del Tour de Eslovenia. Lo que importa es no dar demasiadas energías demasiado pronto. Después el mes de julio se hace eterno, y ejemplos de ello hay varios, si bien los ganadores de Dauphiné después han sido, cuanto menos, protagonistas en el Tour.
La concurrela esta vez es interesante. Desde el brillante ganador de dos etapas en la pasada edición, Mark Padun, al cuarto clasificado en París. Los grandes candidatos a pelear dicho podio estarán representados por Enric Mas, que tiende a no obtener buenos resultados aquí, David Gaudu, que va con intención, puesto que le acompaña el australiano Storer y un equipo interesante.
El Bahrain-Victorious tiene en sus filas, además de Bilbao, a Damiano Carusso, que se alzará como gran líder aquí y tendrá que ganarse los galones de la gran ronda gala, puesto que en ella coincidirá con Jack Haig y quién sabe si con Mikel Landa tras finalizar tercero en el Giro. Meintjes, sin ser un célebre favorito, sí que va a ser de la partida. Según funciona el Intermarché este año, habrá que tenerle muy en cuenta para acercarse a los puestos altos.
Ineos presenta a Ganna, que regresa aquí, tras la ausencia de Richie Porte por lesión, ganador en 2021. Un ex de esta escuadra ha sido noticia durante la semana. Chris Froome ha levantado a sus fans con su décimo primer puesto en la Clásica de los Alpes Marítimos. Es la primera vez en un puesto similar desde 2019, antes de su fatídica caída y periplo en el que dijo adiós al equipo que le vio nacer como estrella.
Juan Ayuso es el que ofrece más dudas. Intentará hacer una buena carrera, sin tratarla como una preparación de. Sin presión y con la baza de McNulty para la general, espera intentar algún triunfo de etapa e ir viendo día a día cómo se encuentra.

Desde La Voulte sur Rhône, casi 192 kilómetros separarán a los ciclistas de la meta. Un trazado con algunas cotas y previsible final al sprint. Aún habrá fuerzas y estarán los equipos enteros. Los favoritos intentarán evitar problemas. Las subidas serán engañosas, ya que coronan antes de iniciar el descenso.

Al día siguiente, una etapa muy ambigua hará las delicias de los aventureros. Cuatro puertos repartidos por la jornada, con la última cota cerca de meta. Procederán de un descenso interesante, de una tortura de subidas, bajadas y carreteras peliagudas.

En la tercera etapa tendremos más de lo mismo en cuanto al terreno intermedio. Repechos, puertos de poca entidad y mucha velocidad, seguro. Aunque todo quedará para el final, con la duda de si llegará la fuga o los primeros espadas querrán (o podrán) disputar la victoria. Un final en alto leve, de apenas seis kilómetros sobre el 5%. Ocasión única para obtener una buena posición en la general y tener así las referencias de los rivales en la crono.

Y es que ésta será una de las jornadas clave. 32 kilómetros totalmente llanos donde los rodadores y especialistas podrán expresarse y ganar tiempo de cara a la montaña. Los favoritos corren en el Jumbo-Visma y en Ineos. La ventaja puede ser definitiva en caso de ser Roglic quien marque el paso aquí.

Día de cotas y sorpresas. No es la más dura, pasará desapercibida en el libro de ruta y eso precisamente la hace aún más peligrosa. Una auténtica tortura si algún equipo intenta controlar para su velocista. Por eso, parece que la opción más lógica sea una resolución a través de una escapada.

Misma situación que la sexta etapa, donde los puertos pre-alpinos rizarán la jornada y darán dureza. ¿Tanto para que se impliquen los buenos? Probablemente no, aunque nunca se sabe. De nuevo las fugas contarán con ventaja, aunque los puertos estén lejos de la línea de meta.

La etapa reina. Se parece mucho a la reina del Tour, con Galibier de salida por el lado del Lautaret, bajada hacia Valloire y la Croix de Fer ubicada justo antes del final en Vaujany, que vuelve a ser final de etapa tras recibir hace años el Tour de Francia femenino. Se espera que sea una etapa decisiva, aunque no tanto como la décima y última, que tendrá la subida final más dura de toda la ruta.

Durísima etapa que sale con un puerto de primera. En la parte final nada menos que Colombiere, por su lado fácil, eso sí, y el durísimo Plateau de Solaison, con 11 kilómetros sobre el 9%. Será el momento de conocer al vencedor de la Dauphiné 2022, puesto que es una etapa corta, pero durísima, sin casi descanso.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto portada: A.S.O. / Fabien Boukla / Gráficos: A.S.O.