Diario Vuelta 2022 HC Vuelta

Bienvenido Mr. Groves (Bike Exchange)

Entre positivos por coronavirus, expulsiones de carrera, agravios, comentarios, sospechas y demás, arrancó una etapa once entre El Pozo Alimentación y el Cabo de Gata. El primero, una instalación privada que financia la salida, un concepto que no es nuevo y que nos retrotrae a Ford o DYC de los años 80, 90 y primeros 2000. El segundo, un entorno natural y costero de gran belleza. Entre medias más de 190 kilómetros de llano, tedio y la clásica escapada que protagonizaron los equipos invitados la temporada pasada cuando el pelotón quería que no pasara nada. Un pacto bajo la mesa cada vez más evidente. El sprint estaba cantado y en la recta final fue el australiano el que se llevó el gato al agua. A sus 23 años se estrena en una gran vuelta y alivia un tanto a su escuadra, un Bike Exchange que recibió un buen jarro de agua fría en el inicio del día: Simon Yates debía abandonar la Vuelta por ser positivo en Covid.

La permanencia no está tan clara, los puntos del británico eran fundamentales. Sivakov y tres Kern-Pharma, entre otros, no tomaron la salida. Demasiado trascendente había sido el día ya como para querer abanicos. El viento soplaba y había que hacer por que el día fuese tranquilo. Alaphilippe cayó y se marchó para casa. Baja sensible en uno de los ilustres. ¿Cuántos llegarán a Madrid? Con la rebaja de la exigencia de los fuera de control, seguro que se firma una cifra récord (por baja) si la comparamos con la de los últimos tiempos. Así de fríos son los datos.

Kaden es el gran nombre de la jornada y apenas queda hueco para más. El segundo puesto fue Danny Van Poppel, que suple en el Bora-Hansgrohe al vampiro jefe, que ya abandonó la carrera con el objetivo más que cumplido. Pedersen, que parecía el segundo más rápido en liza, fue quinto y confirmó que le comienza a pesar el Tour. Su pelea es llegar de verde a Madrid, respirando flojito por si acaso, que nunca se sabe. Merlier fue tercero. Necesitará transformarse en Merlín o esperar su oportunidad. El Covid puede seguir haciendo su trabajo de selección de personal para próximas entrevistas. Seguro que si pasa el corte, será un candidato serio al puesto. Si faltan efectivos en el Quick Step, tal vez Lefevere le llame a filas antes de tiempo.

Con tanta baja, tenemos a uno de los protagonistas del día ascendiendo vertiginosamente en la clasificación. Aunque haya pasado de puntillas, se ha celebrado un homenaje a Alejandro Valverde. El eterno murciano vivió sus últimas pedaladas como ciclista profesional en su tierra y lo hizo de una forma que será recordada por los siglos de los siglos. El público que se agolpó procedente de varias zonas de Murcia (Cartagena, San Javier, Cieza…) para despedir a su ídolo, apenas pudieron tener contacto visual con él. Las instalaciones de El Pozo estaban cerradas al público raso. Un fracaso de marketing. Fuera, solo cabreo e indignación. Y tristeza en aquellos que pensamos que a los grandes hay que dedicarles un homenaje a la altura. Valverde ha sido mucho para la Vuelta como para regalarle una despedida tan sigilosa en su tierra. Sí, en Madrid (si llega) se le dejará dar una vuelta de honor, etc. Pero la etapa de Madrid, además de la menos vista de todas edición tras edición, es cada vez menos concurrida.

Una etapa íntegra en terreno murciano donde poder ir a despedirse del ex campeón del mundo no hubiese estado mal. Un puerto, un circuito donde poder dejarse ver. Algo. O una llegada entre los muchos aficionados. Medidas sanitarias y de protección son aplicadas en la salida y no en la meta. Esfuerzos que se intentan cuidar mientras en los puertos son jaleados a la oreja por cientos de aficionados. Incoherente. Pero no le pisaré la manguera a mi compañero Sergio Fernández Yustos.

Homenaje que tampoco le da su equipo, el Movistar. Contador se pasó atacando toda la Vuelta de su despedida. Tampoco es que Valverde haya sido de muchos ataques, pero mucho menos podrá ahora que está luchando por sumar puntos a través de su clasificación final. El top ten está cada vez más cerca. El modelo Aranburu, que le llamo.

Llega el paso por Andalucía con una situación límite en el pelotón. La emoción la va a deparar más que la clasificación el Gran Hermano que los ciclistas implicados en la lucha por la general están viviendo. Ni un contacto con el exterior (al menos en la teoría), ni un mero error. Burbujas que en su día funcionaron de diez en la Vuelta, pero no hay que olvidar que los ciclistas y los que les rodean son personas y existe ya una clara fatiga pandémica. Es absolutamente imposible ponerle puertas al campo. También entiendo a la organización, lo tiene que intentar.

Peñas Blancas y su apéndice inédito hasta el Mirador de Los Reales serán jueces de la Vuelta. Pena que no se pueda disfrutar la sierra en condiciones por los fuegos vividos y que sesgarán en gran parte la belleza de estas montañas. Tampoco por lo poco valorada que está la zona por parte de la organización para diseñar una etapa de verdadera alta montaña, que ya tocaría después de doce días. La Ruta del Sol, en febrero, hizo una etapa (que ganó Valverde, por cierto) bastante más dura que ésta, celebrada el primero de septiembre. Escucharán muchas críticas de este tipo en el periplo andaluz de la Vuelta. Que sí, estará presente en las ocho provincias. Pero a la vez en ninguna. Tres etapas llanas, dos finales unipuerto y una etapa princesa. ¡Año impar, ven ya!

Escrito por Jorge Matesanz

Fotos: Unipublic / Sprint Cycling Agency

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