El australiano nacido en el año 1994 pasó por la temporada 2022 mezclando a partes iguales gloria y olvido. Olvido en la que debería haber sido una segunda mitad de año en el que el corredor del Lotto Soudal hubiese tenido mucha más presencia. En concreto en una cita para la que se le nombraba día sí y día también, que era el Mundial de Wollongong, en su país, Australia, y para el que le habían preparado un circuito a medida. Según la organización. Después vimos que el circuito permitía más cosas, pero lo que está claro es que al menos hubiese tenido muchas opciones de cazar una medalla en el campeonato, algo que no está al alcance de cualquiera. Finalmente fue su compatriota Matthews quien aprovechó la circunstancia y se subió al bronce.
Tras un 2021 un tanto vacío, pese a sus seis victorias, tocaba una revisión del estado de unos de los gerifaltes del sprint. Caleb tenía 2022 como una prueba de fuego para ver si podía regresar a ese papel dominante que había desempeñado otras temporadas. Sin embargo, el del Lotto, que ha descendido de categoría en parte por echar de menos sus puntos, ha decepcionado en parte. El inicio de temporada fue fulgurante, con etapas en Tirreno Adriático, en el Saudi Tour, en Haut Var o en la Vuelta a Turquía. Mitad demasiado mediatizada por la caída del Giro de Italia, en directo, delante de todo el mundo que miraba la televisión.

Van der Poel, a la postre maglia rosa, Biniam Girmay y él, el aussie, se postulaban como los grandes favoritos en los alrededores de Budapest para llevarse la primera maglia rosa. El neerlandés fue quien se llevó el gato al agua. Y el de Lotto besó el suelo de forma espectacular, en la última recta. Desde ahí no levantó cabeza, yendo siempre a cola y mostrando la dentadura en Scalea, donde fue segundo. Una sexta etapa que fue a parar al francés Démare. Se vio batido por todos. Hasta un veteranísimo Cavendish mojó. El australiano se retiró camino a Génova sin haber saboreado las mieles del triunfo, muy raro en Caleb Ewan.
Pensaba que el Tour de Francia le iría mejor, pero no fue así. Sólo fue capaz de meterse en la pelea en la tercera etapa, su único top ten (9º puesto) en una carrera que esta vez sí consiguió terminar. Las caídas y las luchas constantes con el fuera de control dieron mérito a esta pequeña gesta. Al menos demostró pundonor. La curiosidad es que el de Sídney llegó en última posición a París, un galardón que le adjudica el simbólico farolillo rojo.

De ahí pasó al mes de septiembre, donde conquistó el GP Fourmies y una etapa del Tour de Alemania, en agosto. Desde entonces, en blanco en lo que a resultados se refiere, con algún podio suelto, pero no participando en la última recta de su equipo, que se jugaba literalmente la existencia en el World Tour. Descendidos, no parece que la vida del conjunto llamado ahora Lotto Dstny vaya a variar en demasía. Ewan seguirá teniendo plazas en las que torear y medir su velocidad con la de otros bólidos. En ese punto habrá que actualizar a sus 29 años (los cumplirá en julio) en qué punto de dominancia se encuentra, si es que figura en alguno a estas alturas.
Su equipo le necesitará en estos momentos en los que el trienio nuevo comienza y querrá sumar puntos para irse asegurando su regreso al World Tour, si finalmente se cristaliza su descenso. El australiano es de los pocos atractivos que le quedan al conjunto belga de cara a lograr las invitaciones de las grandes carreras. Tim Wellens dejó el equipo rumbo al UAE, pero aún tienen un as en la manga como Arnaud de Lie. Eso sí, todo suma y la mano de Caleb Ewan puede ser determinante.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada y fotos: ASO / Ballet / Broadway