Un Campeonato que parecía algo descafeinado por las grandes ausencias, por ejemplo, del equipo Movistar se ha convertido en un golpe de efecto en el relevo que la generación del 2001 ha dado sobre la mesa. Con apenas veinte días de diferencia nacieron estos dos corredores, españoles naturalmente. Carlos Rodríguez, estrella emergente del Ineos-Grenadiers, que si todo va bien en breve verá hecho realidad y oficial su debut en el Tour de Francia de la mano del equipo británico. Puede ser uno de los tapados de la ronda francesa. Sin presión, sin techo. Valiente como él solo, sin complejos y ante rivales a los que ya ha plantado cara durante el año de una forma o de otra. Los eslovenos serán difíciles, pero el bloque del Ineos promete. Y promete batalla.
El granadino lo correrá sin presión alguna, como ya hicieran otros corredores de la talla de Alberto Contador. El madrileño saltó al ruedo en 2007 en lo que suponía su segundo Tour y lo venció. Sin complejos, sin miedos. Carlos ya ha firmado lo que sería una temporada de sobresaliente, con la etapa en País Vasco, el derecho a portar la rojigualda durante un año completo, en relevo de su compañero Omar Fraile, y las sensaciones que dejó, por ejemplo, en la Strade Bianche, donde se midió en la distancia con un grande, Tadej Pogacar. Su medida se puede calcular por ahí. Entre los gigantes y los grandes. Su progresión es un enigma. Su límite, incalculable.
Ganó en Mallorca como los grandes, con autoridad. Ni Ayuso (otro que se añadirá a esta generación) ni Aranburu, ni el habitual Jesús Herrada. Los genios se muestran de este modo. Simplemente aparecen y nadie es capaz de hacerse con sus riendas. Unos segunditos sobre el dúo perseguidor y la sensación en la determinación que mostró el nuevo campeón de que ha venido para quedarse, de que no será flor de un día. Dentro de algún tiempo, tanto los Movistar como el de Cofidis podrán asegurar que fueron vencidos por él, el emperador Carlos, I de España, al menos durante lo que resta de 2022 y la primera mitad del 23.
Una carrera loca donde el Kern-Pharma tuvo mucho protagonismo tomando el timón del gran grupo. Una escapada con Brustenga (nacido en 1999), Martí e Iván Romeo (ojo a este ciclista) protagonizó la prueba durante gran parte de la jornada. El Coll Sa Creu puso las cosas en su sitio y vio los saltos de los grandes nombres, que se jugaron la carrera en un mano a mano en el que sólo podía ganar uno. Aranburu, por fin, estuvo en la disputa. Algo es algo, pese a que parezca pequeño el premio de consolación, un galardón insuficiente para el Movistar en estos tiempos de puntos y urgencias.
En la contrarreloj del viernes, el triunfador fue un ciclista tan prometedor como su equipo, el Kern-Pharma. Raúl García Pierna fue el más rápido en un recorrido de 38 kilómetros en los que fue más rápido que Oier Lazkano (qué buen fichaje el de Movistar) y Mikel Azaparren (Euskaltel), que cerró el podio. Cuarto sería Carlos Rodríguez, ojo. El de Tres Cantos se impuso con autoridad y clase, y firma por fin la confirmación de que hay relevo para los Gutiérrez, Castroviejo, etc en este tipo de carreras. Las cronos ya no volverán a estar huérfanas. Estreno a lo grande.
En el femenino, doblete de Mavi García. Muy superior, confirmando que es a día de hoy la mejor representante del pelotón español con diferencia. No está sola, puesto que vienen ciclistas pegando muy fuerte. Pero llegar con más de tres minutos de diferencia con el grupo perseguidor habla a las claras de la gran diferencia que existe hoy día entre la balear y el resto. Sandra Alonso, la brillante décima de la París-Roubaix femenina, firmó una espectacular segunda plaza, lograda en una fotografía que recordó a la de Miguel Indurain en Duitama cuando conquistó la plata gracias a un majestuoso sprint. El futuro es suyo. Tercera fue Yurani Blanco, que hizo un gran sprint final.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto: Sprint Cycling Agency