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Carlos de Andrés, la voz del ciclismo

Pese a la inevitable irrupción en tsunami de numerosas plataformas, la intacta voz del ciclismo sigue siendo la de Carlos de Andrés. Este periodista barcelonés, nacido en 1965, ha estado presente en más momentos de nuestras vidas de los que quizá podamos ser conscientes. Desde algunas narraciones noventeras pre-Delgado en las cinco victorias de Miguel Induráin en el Tour a las carreras desde la moto una vez el segoviano se incorporó al estudio. Sobre las dos ruedas compartiría oficio con Ernest Riveras, con el que hacia una dupla excepcional. Un trabajo que les acercaba mucho al esqueleto de las carreras, donde se acercaban de forma acusada al ciclista. Perspectivas que después, una vez ocupó la silla principal de las retransmisiones de ciclismo en RTVE, le han sido útiles a la hora de comprender todas las partes y aristas del circo, las dificultades y entrañas que casi nunca se ven y que habitualmente acompañan a los mediodías que acaban siendo tardes de ciclismo.

Carlos vivió la época de vacas gordas, cuando existían los enviados especiales por parte de la cadena pública al Tour de Francia o, incluso, aunque menos habitual, al Giro. Los detalles de primera mano, esos corrillos post etapa, la información que se mueve en la caravana, noticias de corto alcance. Todo eso estaba a su alcance y, por ende, al del telespectador. Con la llegada de los recortes y las vacas flacas, se regresó al estudio, a evitar estar al pie de la noticia. Incluso esos recortes mencionados afectaron a su compañero de batallas, el mítico y carismático Pedro Delgado, quien tuvo que buscar financiación para sí mismo de forma externa.

El segoviano se incorporó a las retransmisiones justo tras colgar la bicicleta, en la temporada 1995. La primera Vuelta en septiembre, el quinto de Induráin, el Mundial de Olano… fueron muchos los éxitos del ciclismo español narrados en primera persona por la dupla de Pedros, compuesta por la leyenda del ciclismo y el periodista Pedro González, tristemente desaparecido en la Navidad de 1999. Su inolvidable bigote iba a dejar paso pues a Carlos de Andrés, que pasaba de la moto a la narración. Cambios exigidos por el guion. La imagen del catalán junto a la de Perico ha sido desde entonces un clásico. Años después el barcelonés ascendió en el escalafón de Teledeporte y de esa forma ganó importancia y peso dentro de la cadena, pese a las críticas por los tiempos de emisión de otros deportes sobre el ciclismo. Algo opinable, por supuesto.

© Sirotti

Pese a la irrupción de voces tan autorizadas dentro del mundillo como las de Javier Ares, el aterrizaje de Alberto Contador y la incorporación de Juan Antonio Flecha a la narración del ciclismo en Eurosport, la voz de Carlos sigue siendo la elegida por mayoría para disfrutar de los momentos más emocionantes del calendario. Son ya muchos años y pese a que algunos gags, bromas o chascarrillos serán repetidos, son muestras de esa química especial que parece no terminarse nunca entre Pedro y Carlos, Carlos y Pedro. Ahora con la incorporación de invitados para comentar a diario las etapas o la casi adopción definitiva de Purito Rodríguez para comentar la alta montaña, se añade algo de aire fresco. Aunque la esencia son ellos dos.

Lapsus y controversias aparte, De Andrés es un personaje que rodea al mundo de la bicicleta que cae simpático a prácticamente todos. Es cierto que el fuerte foco de Delgado le resta relevancia teórica, aunque parece que ese rol donde la estrella segoviana le resta exposición le hará sentirse más cómodo. Contra el carisma de Perico es difícil luchar. Cualquiera que se acerque al set de televisión se cerciora de ello. No importa en qué lugar de la geografía española te encuentres, que los vítores de saludo al ex ciclista son constantes.

Pese a las críticas actuales y puntuales, hay que reconocer que Carlos comenzó su andadura muy enchufado. Sus primeros años fueron impecables en la búsqueda del dato, de la anécdota. Con el tiempo se denota falta de él, aumento de responsabilidades y funciones que le harán priorizar. Sigue siendo muy eficaz, por ejemplo, distinguiendo ciclistas en la lejanía. Las imágenes dejan mucho que desear en cuanto a realización, planos, definición, pero las voces son un clásico. Como cuando Uribarri retransmitía el Festival de Eurovisión. O Constantino Romero doblaba al eterno Arnold Schwarzenegger. Inconfundibles, inimitables.

© Álvaro Campo

Existe abundante crítica en los sectores habituales a ciertos aspectos que rodean sus retransmisiones. Se habla de favorecer la imagen de la Vuelta sobre las demás pruebas de otros países. ¿Acaso no pasa cuando en el fútbol los comentaristas son de un país y celebran de forma muy diferente los goles de ciertos equipos sobre los de otros procedentes de países distintos al suyo? Las televisiones barren para casa y es normal. Intentan ser neutras con lo demás. No se escuchará la misma narración en la victoria del Mundial de Valverde en Innsbruck que en la de Lance Armstrong sobre Miguel Indurain en Oslo (1993). Es obvio. Y normal. Tampoco hay que dejar de lado para quién se transmite ni del producto que intentas vender a los telespectadores. Volviendo al ejemplo de Eurovisión, en ninguna cabeza cabe que el locutor de la gala dijese en directo que el producto que están viendo es falso, irreal o que los instrumentos son enlatados. O que la voz tiene auto corrector por ser en directo. Sin caer en ningún tipo de absurdo, extremo o censura, es normal que se tienda a hablar en positivo de lo que quieres que la gente acabe viendo y fidelizando en sus casas.

Por lo demás, y como dice el sabio refranero, alguien vendrá que bueno le hará. Que tengamos Carlos para rato y sigamos con el subconsciente acostumbrado a que él sea la voz que acompaña las imágenes de ciclismo que veremos durante años. Horas y horas de transmisión donde nuestros particulares ‘Epi y Blas’ (dividan ustedes quién es cuál) incluso hacen a modo de Lunnis de las pre-siestas tan clásicas en los meses estivales. Pese a que Carlos seguro no quiere ese grado de protagonismo, sí que es una forma de tenerlo y ser parte de una forma u otra de la historia del ciclismo.

Externo a todo el mundo que rodea a las redes sociales, lo cual le ha llevado a reproducir en antena chistes y trolleadas de forma involuntaria (saludos de Kepa), tiene sus propios apodos, siendo ‘De Andrews’ uno de los más popularizados. Existe incluso alguna cuenta en Twitter con su foto de perfil y vertiendo opiniones aquí y allá en nombre de su club de fans. Algo que le pasa únicamente a los actores importantes dentro del deporte y un signo de que hablamos se quiera o no de uno de los mitos del ciclismo en estos últimos veinte años.

Escrito por Jorge Matesanz

Foto de portada: Álvaro Campo

Una respuesta

  1. De acuerdo al 99 por ciento, solo me chirría las veces que hace de pitoniso antes de acabar y luego queda en ridículo, lo de la crono de Foss es lamentable, estuvo la última media hora dando la enhorabuena a Kung por su oro y bla, bla, bla y el chasco que se llevó al ver ganador al noruego fue de ordago, no puedes dar por vencedor a nadie si no tienes ninguna referencia clara de ello pues luego pasa lo que pasa

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