En los momentos de más dificultad para el ciclismo español, con falta de referentes claros y los que hay en plena duda como el caso de Enric Mas, irrumpen con fuerza dos jóvenes talentos que, si la suerte acompaña y el pronóstico no cambia, estarán en la salida de Utrecht de la Vuelta a España 2022: Juan Ayuso y, sobre todo, Carlos Rodríguez. El barcelonés ha ganado en Getxo en las semanas previas, pero lo que ha hecho el granadino en 2022 ha sido confirmarse como la mayor esperanza no sólo del ciclismo patrio, sino del propio Ineos-Grenadiers de cara a próximos años.
Por el momento, el campeón de España ha conseguido estrenar su palmarés en una prueba UCI-World Tour como la Itzulia. Escapado con Marc Soler, fue capaz de llegar en solitario a la meta de Mallabia. El de Ineos se quitó un peso de encima en su primera temporada en serio en el campo profesional de élite. Ya antes había rozado el larguero en pruebas menores, pero también le había plantado cara a Tadej Pogacar en la Strade Bianche. El único valiente que tuvo arrestos de saltar a por él fue Carlos, que volvió al redil tras un buen esfuerzo. Fue el famoso día en el que Valverde se despidió desde la segunda plaza. Simbólica carrera entre los que se van y los que llegan.
En 1997, cuando la grandeza de Miguel Indurain languidecía aquel 2 de enero y se quedaba atrás una era, Olano y Escartín procuraron sostener sobre sus hombros la presión del ciclismo español. Aquel mes de septiembre explotaron dos de los ciclistas más importantes de la nueva generación como Roberto Heras y Chava Jiménez, que revolucionaron todo y consiguieron crear a su alrededor una generación que caminaría hacia la de los Valverde, Contador, Purito y cía que tantos éxitos y vacío han dejado. Es más, José María Jiménez lucía los colores de campeón de España en aquella Vuelta. Ganó etapa en Los Ángeles de San Rafael, mientras que el salmantino estrenó el durísimo Alto del Morredero, junto a Ponferrada.
La situación recuerda a aquélla. Carlos y Juan no parecen contar para luchar por la pelea por el rojo, pero sí para estar en lucha por las etapas y quizá colarse en un top ten que ya sería demasiado para su primera aparición al máximo nivel y con las expectativas puestas en la carretera. Es una prueba de fuego, no cabe duda. Pero nunca hicieron más falta ilusiones como ellos en un momento peor, con el único equipo español del World Tour, el Movistar, jugándose su suerte en la Vuelta.
El papel de Rodríguez en Ineos habrá que verlo. Carapaz o Sivakov parecen con más galones de salida, sobre todo tras su victoria en la Vuelta a Burgos. El ruso de nacionalidad francesa ha mostrado buen estado de forma y de partida estará en ese segundo escalón por detrás del ecuatoriano, que debería ser la punta de lanza del equipo. Tras la segunda posición en el Giro y su ausencia del Tour, habrá que ver qué parte de motivación le resta para pelear por la Vuelta, toda vez que se comenta que el fichaje por EF está hecho de cara a la próxima temporada. En todo caso, un equipazo el que presentará el Ineos-Grenadiers.
Si Carlos enseña lo mismo que en la subida a las Lagunas de Neila, donde fue de los tres más fuertes sin discusión, puede preparar una buena durante tres semanas. Como no hay etapas salvajemente duras, encontrará un terreno similar, con mucha llegada en alto y recorridos intermedios no especialmente difíciles. Sí habrá media montaña, pero en teoría los gallos no se citarán ahí. Por eso cuenta con opciones de irse curtiendo en estas batallas de corta duración.
Hay que tener en cuenta que si finalmente el de Almuñécar no tiene una buena carrera, no se debe desesperar. Hay muchas Vueltas y carreras que disputará. Nacido en 2001, quedan muchos años de ciclismo para verle en acción. Que aprenda y se muestre, que calibre su calidad en un pelotón de máxima calidad durante veintiún días de competición, un listón inédito aún para él.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Vuelta Burgos / Bu5comunicacion / Santi Otero / RCS