La desgracia vuelve a sacudir una vez más al mundo del ciclismo y lo tiñe de luto. El danés Chris Anker Sorensen, conocido gregario y corredor de alta montaña en la estructura del Saxo Bank / Tinkoff y todas sus denominaciones, falleció a causa de las heridas ocasionadas por el atropello de un coche mientras entrenaba. Una tragedia que ha sacudido el inicio de los Mundiales de Flandes y que, por desgracia, continúa una leyenda negra que es bastante amplia.
El ciclista es el más débil de la calzada. Por mucho que no se pueda generalizar y no se hayan esclarecido las causas del fallecimiento de Chris, la gran mayoría de los conductores cumplen en los adelantamientos. Lo más habitual es que estos hechos tengan que ver con imprudencias de haber consumido alcohol o drogas y combinarlo con la conducción de su vehículo. No es casualidad que algunas de estas muertes hayan tenido lugar en horas cercanas al amanecer. Pese a tomar todas las precauciones por parte de todos los usuarios de la vía, siempre queda margen para la mala suerte. Un golpe de viento, un bache, un coche que se incorpora… la carretera es peligrosa incluso entre vehículos a motor. Imaginemos con bicicletas en la ecuación.
El accidente tuvo lugar en Bélgica, donde el danés se había desplazado para cubrir como comentarista los Mundiales de ciclismo. No parece el país donde sea precisamente menor la aceptación del ciclista como usuario de las vías de tráfico rodado. La convivencia es complicada. En un hecho de este tipo quien tiene todas las de perder es siempre el ciclista, cuya carrocería es su propio cuerpo. Es uno de los graves problemas del ciclismo en carretera, que ‘echa’ a muchos ciclistas de su práctica por puro miedo. Aún así, esto sucede en cualquier faceta de la vida. Las estadísticas de casi nada son tranquilizadoras. Si hiciéramos caso del miedo por peligrosidad, tal vez no cogiéramos un coche.
Sorensen comenzó en el profesionalismo sin llamar la atención, como un Sorensen más que añadir una tradición de apellido bastante intensa en las últimas décadas. Sin embargo, tenía un gran talento para la escalada, lo que le valió pronto encontrar un hueco en las alineaciones más importantes para las grandes vueltas por etapas. Venció en una etapa del Giro de Italia en 2010, con meta en el mítico Terminillo. Tuvo mucha presencia en las grandes cumbres, pero se le recordará siempre por ser uno de los mejores gregarios de Alberto Contador, junto al que venció una Vuelta a España.
Otra muerte muy sentida fue la de Michele Scarponi. El italiano fue arrollado por una furgoneta en un cruce al saltarse ésta la señalización del mismo que indicaba ausencia de prioridad. En España la de los hermanos Otxoa, la de Iñaki Lejarreta, la de Antonio Martín en su momento… hay un largo etcétera. El ciclista es el débil de la carretera, comentaba. Y hay muchos más ciclistas anónimos que se han dejado la vida en el asfalto. Se debería incidir bastante más en la educación vial en estos aspectos, si bien queremos que la bicicleta sea un medio de transporte utilizado como tal y no únicamente como herramienta de entrenamiento.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Sirotti