De la escuela británica surgió Chris Boardman, el ciclista que en su día suponía un subversivo contra el orden prestablecido. Para empezar, el ciclismo británico no era ni mucho menos el de ahora, donde son mucho más que una mera comparsa como entonces. Dominar la faceta de la contrarreloj ha tenido varios sucesores, como Sir Bradley Wiggins, que lo llevó a la máxima expresión. La tradición de pista, eso sí algo más británico, ha dejado buenos remanentes en forma de ciclistas que han rendido muy bien en las cronometradas y finalmente ha ido evolucionando hacia ciclistas multisuperficie que han descabalado todos los mantras que en la época dorada de Boardman regían.
No era una época fácil para emerger como un monstruo del cronómetro, lo cual le da más mérito al ciclista de las orillas del Mersey. Los especialistas en la disciplina eran varios y de los buenos, de los mejores de la historia. En los Juegos Olímpicos de Atalanta, en 1996, coincidió en el podio con Miguel Indurain y Abraham Olano, campeones del mundo un septiembre antes. El navarro le arrebató varios días de gloria en el Tour, donde en una época normal hubiese sido el gran dominador de las cronos. Ullrich, Riijs, Zulle… hicieron de él un prologuista. En esas primeras etapas aprovechaba el miedo a una caída de la mayoría de estos rivales, que eran todos aspirantes a hacer una buena clasificación general y miraban la carrera más a largo plazo.
El inglés arrancó el palmarés del Mundial contrarreloj. Fue en Agrigento, en el año 1994. Ese mismo año comenzó de amarillo en Lille, en el Tour de Francia. Ya no era ningún desconocido, las medallas en pista de Barcelona’92 le hacían ser un conocido de cómo se las gastaba. En 1995 no lograría el prólogo del Tour debido a una dura caída. Fue subcampeón en 1996, un año que fue en carretera para enmarcar. Se llevó el Critérium Internacional, prueba de decreciente prestigio (de hecho, ya ni existe) que en su día lo tenía y mucho. Una lástima. Un total de diez victorias para un corredor que no era un velocista habla a las claras de qué clase de dominador se trataba.

Un año más tarde repitió la operación en el Tour, siendo el primer maillot amarillo, en la localidad francesa de Rouen. En Francia, al correr en el equipo Gan toda la vida hasta que éste cambió su denominación a Credit Agricole, logró la mayoría de sus victorias en carretera. En Dublín, año 1998, hizo por tercera vez la machada de convertirse en ganador del prólogo del Tour y vestir un par de días más el amarillo. Una especialidad que recaería años después en David Millar, otro prologuista y especialista en aerodinámica. Esos cascos que ahora vemos normales fueron en parte introducidos por la figura de Boardman, que trabajaba la postura como nadie.
Los años de pista le beneficiaban en ese aspecto. También a la hora de batir a Rominger e Indurain en el afamado Récord de la Hora. Guerreó con el escocés Obree por ello y lo batió en dos ocasiones. Fue desposeído porque la UCI devolvió el récord a Merckx en los 70 por imponer la norma de ser imperativo hacer el intento con bicicleta tradicional y no aplicar toda la tecnología de la NASA que en algunas ocasiones se utilizó en estos proyectos de récord. Boardman esperó al año de su retirada, en el 2000, para recuperar lo que era suyo.

La montaña era su gran debe, pero nunca le importó. Su terreno era el que era y pese a tener actuaciones aisladas bastante aceptables, nunca trabajó demasiado para mejorar en los ascensos. En todos los mundiales en los que ha participado ha rascado medalla (oro, plata, bronce y bronce) y sólo en dos ha quedado fuera de la disputa de los tres primeros puestos. 1998 fue la primera participación sin metal (Olano y Mauri hicieron doblete para España) y la última el año 2000, donde fue 4º. Quedó algo lejos de Bodrogi, que fue bronce, y se retiró ese día del ciclismo profesional.
Aquejado de osteoporosis, seis hijos, consejero y entrenador británico en Juegos Olímpicos para apoyar a los jóvenes británicos en pista, además de arrancar su propia marca y tiendas de bicicletas, Chris Boardman pasó a la historia como uno de los mejores prologuistas de siempre. Un gran contrarrelojista también en largas distancias, si bien ahí se encontró una dura competencia que restringió bastante sus éxitos en las grandes carreras. Aún así, un total de 41 victorias en tan solo ocho temporadas como profesional. Nada mal.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Sirotti
El mas grande en contrarelojes prologos y mundiales