Todos tenemos un primer recuerdo de las cosas relevantes que pasan por nuestras vidas. De hecho, no tener esa primera impresión delataría que no se trata de algo relevante para nosotros. Hablamos de Chris Froome, cuádruple ganador del Tour de Francia, uno de los fenómenos que ha tiranizado el maillot amarillo definitivo durante cuarenta y ocho meses no consecutivos a lomos de su equipo, el todopoderoso Sky. Todos tendremos un primer conocimiento de él en el éxito. Un éxito sobre el que existen opiniones de toda clase y calado. Dudas y aplausos. Alabanza y crítica. Incredulidad y credulidad ante sus hazañas.
Fichado por el emergente conjunto de Israel-Start up Nation con la vitola de gran estrella de la última década, su rendimiento no ha variado con respecto a sus últimos meses en Ineos. Es decir, no ha conseguido ningún resultado relevante. La grave caída que sufrió en vísperas de una Dauphiné le ha lastrado sobremanera, pese a que se observa diferencia con un antónimo en cuestiones generacionales: Remco Evenepoel. Lejos de comparar sus caídas y consecuencias, sí que la recuperación de uno y otro ha arrojado una luz diferente. En el caso del belga, pese a que la realidad le haya mostrado que aún es necesario un mayor margen de readaptación, hemos podido disfrutar de ramalazos de su clase y potencial. Caso opuesto al de Chris, que se está convirtiendo en un habitual de la cola del pelotón o los grupetos que simplemente sueñan con sobrevivir a las etapas y esperar a días mejores. Una suerte de concatenación de malos resultados que comenzaron a coincidir con el rumor de su marcha de la estructura de Ineos.
A partir de aquí, fuera de lo que Froome pueda aportar, sólo cabe la especulación y la opinión. Sin olvidar cuál es el origen, la procedencia de nuestro protagonista. ¿Quién recuerda a un no tan joven británico antes de la Vuelta 2011, la de su explosión? Ni pena ni gloria tanto por el Sky que estaba a punto de emerger como la gran flota del pelotón internacional, ni en el Barloworld sudafricano en el que su doble pasaporte keniata desentona menos que en el equipo de los lords. Tal es así, que en dicha prueba que le catapultó a la fama internacional ni siquiera iba a ser seleccionado. Ni siquiera su contrato iba a ser renovado. El infortunio de la que sí era la gran promesa del ciclismo británico, Peter Kennaugh, le bastó para encontrar un hueco en el nueve y ganar la partida incluso a Bradley Wiggins en su lucha por el maillot rojo. Una prenda que le fue concedida estando convaleciente en el hospital por descalificación del primer clasificado en la carretera, Juanjo Cobo.
En su época pre-2011 su ciclismo fue el que estamos viendo ahora, con el recuerdo inexistente de su poca cercanía con los grupos delanteros. Entonces no había habido caída que lo justificara, pero tampoco evolución. La evolución que después hemos observado y que maravilló a propios y a extraños y que ahora extraña a los propios, cuando en realidad ha vuelto a su origen, a la cola del pelotón y a unos resultados mediocres.
Ahora reconoce abiertamente lo que todos suponíamos, y es que este año no será capaz de ganar el Tour. ¿Por qué? ¿Acaso lo será el próximo curso? ¿Acaso lo era antes de comenzar la Vuelta 2011 que le lanzó a la fama? ¿Por qué esta bajada tan drástica y absoluta de rendimiento cuando se le ve entrenar con total normalidad en videos por pendientes imposibles? ¿Se debe únicamente a las consecuencias de su caída? ¿No ha habido caídas en el ciclismo de igual o mayor gravedad que hayan sido recuperadas si no completamente, al menos de forma que el protagonista de las lesiones haya mostrado un mínimo del nivel que poseía antes del infortunio?
Una caída que nos viene a todos a la memoria puede ser la de Joseba Beloki, que además vimos todos en riguroso directo. El vasco podríamos decir que no volvió a ser quien era, ni muchísimo menos debido a la dureza de su caída y las lesiones provocadas. Sin embargo, ya fuera en fuga o como gregario, sí estuvo a la altura, fue protagonista de momentos. Con Froome saltó la noticia de leer su nombre entre los componentes de una fuga después de muchos años. No se ha vuelto a repetir tal hecho.
Muchas dudas, sombras y especulaciones. Especulaciones incluso con no ser de la partida en el próximo Tour de Francia, siendo una noticia muy llamativa ya que la apuesta de Israel por su figura es (o fue) absoluta. ¿Qué pasará con el único ciclista capaz de frenar el registro en cuatro victorias en el Tour? ¿Volverá a recordarnos quién fue? ¿Volveremos a hablar de él sin que sea acerca de su bajo rendimiento?
Escrito por: Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)
Foto: Sirotti