Completaría el título diciendo que el ciclismo es el único deporte en el que se aplaude a quien se deja ganar. Los debates, tan atractivos en ocasiones como evitados en otras, habitualmente aparecen cuando se dan situaciones de este tipo, donde un buenismo absurdo y autodestructivo inunda la mayoría de las opiniones. Al igual que cuando existen caídas y un ciclista espera, cuando un/una ciclista realiza declaraciones fuera del “sí, bueno, no”, o con aquel famoso tema de la nieve en el que los equipos grandes tiranizan una competición y la chantajean con defensa de una gran mayoría de voceros y opinadores del ciclismo.
¡Qué difícil es ver una crítica hoy en día a algún estamento ciclista! ¡Qué difícil es verla con alguien que ofrezca sus nombres y apellidos! Van Aert, por supuesto, hizo fenomenal cediéndole la victoria a su compañero Christophe Laporte. Y no lo discutas porque, por supuesto, serías un forofo de cromañón para mucha gente. Y hoy la vida se mide en likes, en followers y en clics. Cuando todos sabemos que es materialmente imposible gustar a todo el mundo. Hoy casi todo es pose para lograrlo. Así llegamos hasta el punto en el que vemos como normales opiniones como la de Sebastián Unzué en la que observan antideportivo atacar a Van Vleuten cuando la holandesa pasa un mal momento estomacal. Llegaremos al punto en el que se critique el ataque a ciclistas que estén sufriendo falta de fuerzas. Al tiempo.
Si regresamos a Van Aert y Laporte, creo que para empezar fue un gesto de superioridad de Van Aert hacia su presunto gregario. Como si Laporte no hubiese ganado en ocasiones al belga, como en el pasado Mundial, sin ir más lejos. O como si el francés no tuviese calidad por sí mismo para conseguir victorias. Roglič permite la victoria de Evenepoel en la última etapa de la Volta a Catalunya. Pero es que el esloveno ya se ha coronado en la carrera, la etapa era un premio menor. Aún así, bien podría haber ganado a su rival. La diferencia con la Gante Wevelgem es que ésta es una prueba de un solo día, por lo que regalar la victoria ahí equivaldría a dejarse vencer en la general de una vuelta por etapas. Todo es debatible, todo es opinable, desde luego.

Contador ataca a Andy Schleck antes de dejarle ganar en la cima del Tourmalet © RTVE
Dilemas morales y deportivos aparte que suelen aflorar con, por ejemplo, temas de dopaje por ser una adulteración de la competición, algo en lo que estamos de acuerdo, ¿por qué no se puede considerar dejarse ganar como otra adulteración de la competición? ¿Simplemente porque está generalmente aceptado? Lo mejor es que no se pueda ni siquiera debatir sobre ello, pero eso es algo a lo que el ciclismo, como comentaba en el primer párrafo, se está acostumbrando. Y este es ciertamente un aspecto muy complicado de entender por parte del aficionado que acaba de llegar o que presta atención a este deporte un rato cada verano. A veces nos pierde la falta de perspectiva.
Recuerdo la primera llegada en el Col du Tourmalet, aquella que en 2010 enfrentó a Alberto Contador, de amarillo, y Andy Schleck, que lo perdió por aquello del cadenagate ascendiendo el Col de Bales. Otra de esas situaciones en las que un sector importante del ciclismo criticó la acción de Alberto, cuando es una circunstancia de carrera y un error por parte del luxemburgués como bien pueda ser un ataque a destiempo o una mala gestión de un esfuerzo. Atacó Vinokourov y le siguió Contador. Per-fec-to. Se le llama competición por algo. ‘La casa de la pradera’ está en reposición en algún canal o seguro que en alguna plataforma de estas que están tan de moda.
Bien. Resulta que ese día del Tourmalet la audiencia y la expectación fueron bastante elevadas. Un puerto como ése, un duelo que tenía en vilo a los aficionados no sólo al ciclismo, sino al deporte en general. Como cuando ves un partido de Rafa Nadal, una carrera de Fórmula 1 por Fernando Alonso o un partido de la Selección de fútbol. No tienes que ser aficionado a ese deporte en específico, sino que al final esa representación nacional te hace tomar partido por uno de los lados y eso te hace vivir el deporte como si ganases tú. El aficionado al ciclismo más específico tiene otra visión, aunque también existe un amplio porcentaje que se deja guiar por el origen del ciclista a la hora de apoyarle más. Y es totalmente legítimo.

Contador resistió en aquella subida entre la niebla a Andy Schleck, que propuso un ritmo durísimo desde la base de la zona más dura del puerto. Ritmo, ritmo, ritmo. Incluso Contador amagó con atacarle en un par de ocasiones, no se sabía si para mostrar poderío o para intentar marcharse. Puede que la segunda. En cambio, al llegar a meta, le regaló la victoria. Esa etapa la vi por circunstancias en un bar restaurante, con muchas personas que estaban en silencio observando el último kilómetro. Muchas cabezas giradas, muchas personas levantadas para ver el desenlace de aquella subida. El gesto de decepción y el “oh” tuvieron lugar al mismo tiempo.
Si extrapolamos a otros deportes, imaginemos que un equipo de fútbol se deja un gol porque la jugada del equipo rival lo ha merecido. El fútbol ya tuvo su enfermedad de parar el juego en cada ocasión que un futbolista se encontraba en el suelo. Tretas que aprovechaban los listos para aprovecharse de los buenismos absurdos a los que me refería, y en los que vivimos encallados constantemente. Imaginemos un deporte como el tenis, donde en una final de Winbledon el jugador número 1 deja ganar al jugador número 2 por ser del mismo equipo (por amistad o por ser de la misma federación, o del mismo representante, o incluso de la misma familia, que algún caso se ha dado). Algo muy complicado de digerir, ¿verdad? Ya lo habrían disimulado bien para que las feroces críticas no tuvieran lugar.
Después viene la justificación de que ha sido una maniobra muy inteligente para motivar a su compañero de equipo en el escenario de verdad, que en este caso era el Tour de Flandes. Ah, pero… ¿en caso de haber ganado Van Aert en Gante Wevelgem justificaba el hecho supuesto de que Laporte -gregario supuesto del primero- no le ayudase con todas sus fuerzas en Flandes? ¿Acaso no es su trabajo? Y nadie duda de la profesionalidad de Laporte, ¿o sí? Puedo entender el razonamiento, pero aún así sigo sin ver justificación. El ciclismo, por mucho que tenga sus contradicciones o nos hayan convencido de ello, no es un deporte de equipo. Sí, el conjunto es básico en el deporte y en el ciclismo más, pero los ciclistas no se clasifican por escuadras fuera de la propia clasificación por equipos. La clasificación general o final es individual, quien sube al podio a recoger el trofeo es el ciclista, no el equipo. ¿O acaso es mentira esto?

Regalar la victoria es una cuestión que ha sucedido siempre. No por ello se debe observar como algo normal o positivo. También han existido asesinatos desde el día 1 de los tiempos y no por ello hay que felicitarse o aplaudir cada vez que alguno suceda, ¿no? O dopaje, o muchas otras cuestiones específicas del deporte. Si Vinokourov compra la victoria a Kolobnev en Lieja (quedaron absueltos tras el juicio, por cierto) es visto como una adulteración de la competición. Y con razón. Pero si sucede sin montante económico de por medio, es bueno, inteligente y todos aplaudimos. Pues no, yo no lo aplaudo. Yo lo critico. Me parece una falta de respeto hacia un ciclista como Laporte, que ya ha demostrado que es capaz de ganar a Wout.
Y me parece una falta de respeto hacia la carrera. La Gante Wevelgem no es el Tour de Flandes, pero se merece que sea disputada hasta el final como una carrera independiente en sí misma, que para eso es una prueba de un día. Aquí no hay una etapa al día siguiente que ganar o un liderato con el que contentarse. Eddy Merckx y Tom Boonen, que algo sabrán de esto, están de acuerdo con este planteamiento. Llegar hasta allí, disputarse la llegada y que gane el más fuerte es una opción más que válida y justa para dilucidar quién gana.
Si además Van Aert lograse 100 victorias por temporada, podría tener un cierto pase. Pero es que un ciclista tan mayúsculo como este no puede y no debe regalar victorias. De Merckx se alaba la gran cantidad de ellas que logró. ¿Se imaginan que en lugar de tener el récord de victorias de etapa en el Tour de Francia se hubiese dedicado a regalar la mitad? ¿Se imaginan que el mito belga regala la victoria en el Giro de Italia de 1968 a su compañero de equipo Adorni por ser italiano o por ser su gregario? Más bien entendería lo contrario, que el gregario deje ganar al jefe de filas para dar más repercusión a la victoria, porque el papel de uno es ganar y el del otro ayudar a su líder a ganar.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto de portada: Getty Images / Twitter Jumbo Visma