Equipos Historia

Ciclistas de la Fundación Euskadi en el recuerdo

Desde pequeño trabajando en el caserío de su aita, Miguel Madariaga pasó de joven a trabajar en un barco. En la cocina. De ayudante de camarero. Una vez, en aquel barco, cargado de plátanos desde Canarias con dirección a la península, se desató un incendio. En plena mar. Aquel día Miguel se llevó un buen susto…

Posteriormente se compró un taxi. Con aquel taxi empezó Madariaga a llevar ciclistas a las carreras. Y de ahí, a dirigir a los chavales desde los propios coches de equipo. Profesionalmente, Miguel ya entró a trabajar en la Diputación Foral de Bizkaia. Por aquel entonces, Madariaga solía charlar a menudo con el Diputado General, José Alberto Pradera. ¿De qué hablaban? De ciclismo.

Y así como Paul Griffiths y Tony Capper tuvieron un viaje fetiche a L’Alpe  D’Huez para fundar el equipo ANC Halfords, Pradera y Madariaga también lo tuvieron: cuando decidieron un día viajar a Lourdes –la ciudad del milagro- para ver el Tour de Francia. ¿Cómo unir sus destinos, el de Madariaga y el de Pradera, a la Grande Boucle? Mediante un equipo ciclista. El flechazo, la suerte, estaba echada.

Se creó la Fundación Euskadi. Con el apoyo de unos 3.000 socios particulares, 30 empresas fundadoras, más de 300 colaboradoras… y el apoyo de las instituciones públicas. En febrero de 1994, el equipo profesional de la Fundación Euskadi estaba en las carreteras.

En aquella primera formación estaba enrolado el malogrado Agustín Sagasti. Sagasti obtuvo la primera victoria para el equipo. Fue en la Itzulia de 1994. Un accidente en la Vuelta a los Valles Mineros de aquel mismo año le apartó por siempre del ciclismo.

Pello Ruiz Cabestany y Javier Murguialday, ambos con triunfos previos ya en sendas etapas del Tour de Francia en su historial, aportaban veteranía a aquella formación inicial. Figuraba también en aquella plantilla Roberto Laiseka. Fue este vizcaíno uno de los ciclistas referencia de la Fundación y de Euskaltel. A Laiseka, Madariaga fue a buscarlo cuando trabajaba el ciclista en la construcción de los túneles de Malmasín, y se lo llevó al equipo Beyena. Laiseka bien que se lo agradeció. Repetidamente de palabra, y con los dos primeros grandes triunfos del equipo. En Abantos en la Vuelta 99, y en Luz Ardiden, en el Tour de 2001. Militó Roberto en Euskaltel desde 1994 hasta 2006, en que una lesión de rótula le apartó del ciclismo.

En la temporada 1996 llegó a la formación el navarro Igor Flores. Permaneció en la estructura hasta 2002. Proporcionó triunfos en La Rioja, en Mallorca e incluso en México. Su hermano Iker arribó en 1999. Su triunfo en una etapa y en la general final del Tour del Porvenir del año 2000 generó sobre él un aura de que podría llegar a ser una gran estrella. Otro navarro que también triunfó en el Tour pequeño fue Egoi Martínez. El camino recorrido por éste fue similar al del anterior: las expectativas creadas no se llegaron a materializar.

Las plantillas que caracterizaron a la Fundación Euskadi-Euskaltel estaban conformadas por ciclistas escaladores en su gran mayoría. La geografía, el tipo de ciclismo que se hacía en aquellos años, los recorridos que conformaban el calendario que se realizaba en las categorías inferiores, el hecho de que sus ciclistas se hubieran criado en determinado territorio, así lo determinaron. Ciclistas con perfil escalador y atacante.

Pero el palmarés de la estructura está también adornado por ciclistas que podríamos considerar rodadores y hasta esprínteres. Unai Etxebarria, nacido en Caracas, obtuvo prestigiosos triunfos de etapa: en la Vuelta a Portugal, en la Setmana Catalana, en la Dauphiné, en la Challenge de Mallorca. Consiguió también la victoria en clásicas como la de la Primavera de Amorebieta, o la de Llodio. Sin duda, su día grande fue en Burgos, en la cuarta etapa de la Vuelta a España 2003, con victoria escapado. Otro de los esprínteres era Asier Guenetxea. Este obtuvo triunfos en vueltas menores de España y Portugal. Quizás, para encontrar al esprínter más puro de la historia de la formación, debamos referirnos a Koldo Fernández de Larrea. En 2007, en la última etapa de la Tirreno, Koldo daba a Euskaltel uno de los triunfos más exóticos en lo que es el palmarés tipo del equipo. Larrea tiene un doblete en el Tour de Vendée, inscribiendo su nombre en el palmarés en 2008 y dos años más tarde. Su impronta también se reflejó en Burgos, Mallorca, Castilla-León, Murcia…

Uno de los ciclistas más queridos por la afición, como se demostró en el momento de su salida del equipo hacia el AG2R, fue Iñigo Chaurreau. En el año de su debut en el Tour de Francia, 2001, consiguió clasificarse el duodécimo de la general final.

El caso de Gorka Gerrikagoitia y Jorge Azanza es bastante similar. Fueron ciclistas que no lograron victorias individuales relevantes. Ambos fueron gregarios. Permanecieron un buen puñado de años en la estructura como ciclistas. Y debieron representar e identificar la idiosincrasia del equipo. Porque ambos han seguido, una vez finalizadas sus vidas deportivas como ciclistas, como directores del equipo.

Otro de los ciclistas con amplia trayectoria en el equipo fue el vizcaíno Mikel Artetxe, con victorias en el calendario nacional y portugués. Diez años en la estructura, desde 1996 hasta 2005, figuró Alberto López de Munain. Consiguió victorias este alavés en la Vuelta a Asturias y en Alcobendas. Pero sin lugar a duda el día más recordado será su victoria en el prólogo del año 2000 en la Dauphiné Liberé.

El donostiarra José Alberto Martínez arribó a Euskaltel en el año 1998. Obtuvo notabilísimos resultados en una época en la que los triunfos que se conseguían a nivel de equipo no eran por suerte escasos. Además de la victoria en el GP Jornal de Noticias, en 1999 Martínez se adjudicó una etapa de la Midi Libre. Al año siguiente se llevaría al zurrón otra carrera en el GP Telecom, y otra etapa en Asturias. Su victoria más memorable, por supuesto, es la general del Critérium Internacional de la Ruta francés, en el año 2002, superando en la general final a, por ejemplo, David Mouncutié, Voigt, Brochard o Rik Verbrugghe.

Del otro lado de la muga procedía Romain Sicard. Nacido en Bayona, Sicard obtuvo sus mejores resultados en su primera juventud. Sicard había sido varias veces campeón francés en diversas modalidades de pista. El colofón a todo aquello fue su victoria en el campeonato mundial sub-23 de ruta, en Mendrisio, en 2009. Con aquellos precedentes, las expectativas que se levantaron en Euskaltel con su paso a profesionales en 2010 eran enormes. Pero como ya pasó con Egoi Martínez e Iker Flores, tampoco se materializaron.

El ciclista de Berrioplano Juan José Oroz pasó en categorías inferiores por la escuela de la UDC Txantrea. Debutó en profesionales en Kaiku y llegó a Euskaltel en 2007 tras un breve paso por Orbea. Permaneció en Euskaltel hasta su desaparición a finales de 2013. Es un caso equiparable al de los anteriormente mencionados Gerrikagoitia y Azanza. Hombre de equipo, sin resultados individuales reseñables, pero aprendiendo desde dentro cómo funciona una estructura, y con ganas de aplicarlo en el futuro. Junto a Manolo Azcona, dirigió durante años al Lizarte, y actualmente ejerce labores de director en el Kern Pharma.

Por supuesto. Muchos más ciclistas habría que nombrar en este artículo. Los hermanos Sillóniz, Peio Arreitunaindia, Angel Castresana, Aitor Kintana, Aiarzagüena, Del Olmo, Landaluze… Dos décadas que dieron mucho que hablar en el ciclismo vasco.

Escrito por: Raúl Ansó Arrobarren (@ranbarren)
Foto: Faugere / LaPresse / RCS Sport

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