Cicloturismo

Cicloturismo: 10 ascensiones desconocidas en Asturias

Asturias es sinónimo, en lo ciclista, de alta montaña. Puertos de todo tipo, más o menos empinados, más o menos largos, y la suerte de que cualquier carretera que se desvía garantiza una subida de nivel en la que ponernos a prueba. Es el caso de esta recopilación de subidas, poco o nada conocidas por el gran público y los cicloturistas, más allá de los más habituales en toda la geografía astur. A la sombra de Lagos de Covadonga, Angliru y todas las ascensiones que progresivamente van adquiriendo fama internacional, todas las mencionadas siguen vírgenes en el ciclismo profesional y sólo unos pocos valientes las afrontan como forma de ocio sobre su bicicleta. Todavía… 

1. Vega Bobies, el hijastro del Angliru

En plena sierra del Aramo, paralelo a la ascensión norte a Viapará, que conecta a su vez con el monstruoso Angliru, nace esta carretera pensada para uso ganadero que alcanza el pequeño aparcamiento de Bobies, a una altitud de 900 metros. No es una subida larga, pero sí extremadamente dura. Desde Santa Eulalia unos nueve kilómetros, con los últimos cuatro en dureza in crescendo: 9-11-14-16%. Las rampas finales superan con creces el 20%. Carretera estrecha, con cortado a la izquierda que da sensación de vértigo. Los últimos kilómetros son rectilíneos y permiten sufrir por ver todo lo que queda para llegar. 

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2. Banduxu, los datos engañosos

Si repasamos los datos, son unos 7 kilómetros sobre el 8%. Sí, ya es indicio de mucha dureza, pero no de la que engloba esta temible ascensión que tiene al 10% su kilómetro más suave. Combina esas empinadas rampas con descansos en forma de descensos, lo que nos obliga a acumular más metros de desnivel positivo al mismo tiempo que rompe nuestro ritmo. Las vistas son preciosas, al mismo tiempo que estamos ubicados próximos a la Cruz de Linares, subida con la que comparte el primer kilómetro y famosa la Senda del Oso. 

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3. Monte Deva, de lo más empinado y salvaje

Puerto corto que asciende vertiginoso, a base de tres kilómetros con rampas sobre el 30%. Sí, sobre el 30%. Pista estrecha, donde apenas cabe coche y medio y curvas que sólo hacen dar sensación de subir demasiado deprisa. El merendero y el centro de interpretación de la cima dan paso a un llano sobre tierra que desemboca en una explanada perfecta para cualquier final de etapa de una prueba ciclista. La pista conecta por camino en buen estado con otra vertiente, algo más liviana y mejor asfaltada, eso sí, sin que el piso por su cara norte sea ni mucho menos malo. Las vistas sobre Gijón y el mar, espectaculares. 

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4. La Teyerona, por encima de Mieres

De nuevo hablamos de una subida corta, con rampas de impresión, si bien es más comedida que otras mencionadas. Más uniforme, son únicamente cuatro kilómetros desde las proximidades de Mieres. Un firme en buen estado, pero estrecho en su plataforma. La explanada de la cima da acceso a un merendero y, como curiosidad, a un campo de fútbol en la cima de la montaña, cuyas porterías no tienen redes. Las vistas sobre El Aramo merecen la pena. 

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5. Llosa Alfonso, la cuesta que cuesta

Pequeñito, pero matón. Apenas dos mil metros de infierno, pero… ¡vaya infierno! Rampas entre el 28 y el 30% sobre un rabioso trazado que va a ir subiendo a pequeños escalones. El final, lo más duro, tiene continuación en hormigón primero y en tierra después, también con pendientes brutales. Comienza en las proximidades de la localidad de Loredo, cerca de Mieres, una mina también de subidas. 

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6. Collada Taranes, la más dura

Hablamos, sin discusión, de la subida asfaltada u hormigonada más dura de Asturias en términos generales. Ubicada en las proximidades de Ponga, es uno de los mayores retos cicloturistas que se pueden encontrar. Un kilómetro natural superior al 21% de pendiente media lo dice absolutamente todo. Sobre el río comienza la tortura, que se verá incrementada al pasar por la localidad de Taranes, tras un descanso anterior. El paisaje, bellísimo, irá despoblándose de árboles para hacernos pensar que estamos escalando literalmente hacia el cielo. 

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7. Casielles, el Stelvio asturiano

Una de las más escénicas ascensiones no sólo de Asturias, sino de España. Muy dura, como es habitual en la zona, y corta, destaca más por la belleza de su trazado, con nada menos que 22 herraduras (Alpe d’Huez tiene 21) y unas vistas que enamoran en todo momento. La carretera es estrecha, comienza encajonada en el desfiladero de Beyos, en pleno río Sella, junto a la N-625, para irse abriendo paso sobre la vegetación, tupida en la parte baja. No hay salida asfaltada, si bien sí que continúan algunas pistas de forma escarpada y salvaje por la montaña. 

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8. La Degollada, el muro sobre Avilés

Con parques eólicos próximos, La Degollada supone una especie de puerto de paso que conecta Grado con Avilés. Son cuatro kilómetros únicamente, pero muy duros, con una pendiente media superior al 10%. La carretera es estrecha, aunque no en exceso, y está bien asfaltada. El trazado es muy rectilíneo, aunque con la vegetación no hay excesiva sensación de machaque mental. Muy accesible y agradable si se está en plena forma. 

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9. Villamarcel, a la sombra de Cobertoria y Trobaniello

Sobre hormigón en perfecto estado será esta fantástica subida. Arrancamos en Bárzana, donde el buen y ancho asfalto nos hará sentir cómodos. Un espejismo, porque llegada la localidad, de pronto, arranca un rampón en hormigón que no dará tregua. Rampas sobre el 22% y un trazado recto en casi todo momento, con impresionantes vistas sobre lo ascendido y picos próximos como el espectacular Gamoniteiro. Se da un aire al durísimo Forcella italiano, tal vez la ascensión más dura de Europa. 

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10. Taja, la desconocida de Teverga

Coincidiendo con el durísimo Puerto de San Lorenzo, el maltratado de Marabio y el olvidado Ventana, la ascensión a Taja nada tiene que ver con todos ellos. Desde Entrago, serán apenas nueve kilómetros sin rampas excesivas, aunque la parte final contiene cuatro kilómetros con una media del 8%. Regular, más homogéneo, eso le da el encanto de ser uno de los pocos en su especie. Alcanzada la localidad, varias pistas continúan alcanzando partes altas de la montaña. Hasta ella, la carretera es magnífica, con escaso tráfico y buen ancho. 

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Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: Pedro Márquez Labrada

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