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Cicloturismo: el Collado de la Gallina, el coloso de Andorra

El día que esta ascensión fue descubierta, todas las combinaciones florecieron en las cabezas de los aficionados. Con una ubicación perfecta, la Gallina causó miedo en los profesionales y se hizo famosa entre los cicloturistas. Un verdadero HC en el pequeño país andorrano.

Después de dos finales de etapa en 2012 y 2013 en el Santuario de Canolich, y completado el asfaltado que ahora cubre hasta la cima de la vertiente de Fontaneda, se incluyó el puerto completo en una de las etapas más duras de la historia de la Vuelta. La Gallina es nuestro protagonista. Sus números en el ascenso hacen de él un HC con todas las letras, con una doce na de kilómetros sobre una pendiente media del 8%.

Tal vez algo más de altitud ayudaría a considerar este puerto entre los mejores cols de todo el continente, plantando cara a los italianos y franceses. En definitiva, nada que envidiar. Ambos lados empezando a una distancia de 5 kilómetros del otro, ambos valles conducen hasta estar muy cerca de la frontera con España. La carretera de una de las vertientes comparte la carretera que conduce a Os de Civís, localidad ya en España.

Hay un cruce hacia Canolich, que seguiremos para afrontar la Gallina y es exactamente ahí cuando comienzan los zigzag hacia la montaña. Desde este momento, la ruta se vuelve bastante más estrecha. Muy espectacular esta parte, la altitud que ganamos te deja sin palabras. Genial subir por aquí a pesar de las pendientes por encima del 18%.

Una vez alcanzamos Canolich, merece la pena pararnos a visitar este moderno edificio establecido de unas ruinas de iglesia del Románico. Algunos murales son muy interesantes. Este es el punto en el que la Vuelta terminaba sus etapas. Pero aún nos queda un largo camino. Debemos continuar porque podemos hacer una ruta circular y así volver al punto de partida.

Muy práctico si acudes con el coche: lo puedes dejar en cualquiera de los dos inicios y ascender las dos caras. Hay muchas opiniones sobre cuál es el lado más duro. La vertiente de Fontaneda no estaba disponible hasta hace tanto tiempo. Se arregló su firme después del éxito de las llegadas de la Vuelta.

Un puente sobre el río Valira da comienzo a una serie de curvas que nos ayudará a dominar el valle y Saint Julia de Loria. Esta violenta sección termina en lo conocido como el Coll de Jou, con unas vistas magníficas. Justo tras medio kilómetro volvemos a ascender y las pendientes son constantes en torno al 9%. Encontramos un nuevo desafío cuando entramos en la nueva carretera. Hay un bosque aquí llamado ‘Borda del Gastó’ que hará nuestra subida más difícil. 12,1 – 10,1 – 9,4 – 9,2 son las pendientes medias por kilómetro que nos quedan. Todo tras haber ascendido ocho terribles antes.

Duro mentalmente porque los árboles cubren nuestra vista. La única opción es centrar la vista en la carretera y en el esfuerzo. Cuando un pequeño claro nos lo permite, podemos disfrutar de un paisaje auténtico de altísima montaña en un entorno espectacular. Para los cicloturistas es una montaña muy agradable. Si dejamos de lado que las pendientes nos van a exigir un gran esfuerzo por llegar a la cima, se trata del puerto ideal para la práctica del cicloturismo.

En su entorno no existe una estación de esquí, y la carretera en sí no está construida para conectar valles, que ya lo están por una carretera más accesible por la parte baja de la montaña. Apenas hay tráfico rodado y la carretera está perfectamente asfaltada, por lo que se puede disfrutar del sufrimiento, dos palabras que van muy de la mano en el cicloturismo. La vista ofrece lo mejor del Pirineo andorrano, con los picos cercanos observando nuestra escalada.

El descenso puede ser peligroso si lo realizamos a gran velocidad o si el piso está húmedo. Sino, a disfrutar. Lo ideal si se realiza una visita a La Gallina es tener un mínimo de entrenamiento, y ya de paso aprovechar el viaje para ascender más colosos. Por la vertiente que arranca en Fontaneda tenemos el duro Coll de la Rabassa, con un inicio demoledor y una continuación algo más suave. Hacia el norte hay alguna otra subida de interés, como Sant Joan de Aixás, en frente del inicio del puerto por Aixoval. Desde la cima se ven las herraduras de La Gallina.

Si en lugar de tomar uno de estos dos desvíos, nos iríamos a España, a Os de Civís, que únicamente tiene acceso por carretera a través de Andorra. Si nos alejamos un poco, tenemos las opciones clásicas de Andorra, con Comella, Beixalis, Envalira, Cortals d’Encamp, Ordino, Arcalís, Pal, Arinsal, Cabús… Un paraíso del cicloturismo donde el gran rey y centro de operaciones es este Coll de la Gallina.

Escrito por Martín Cerván / Altimetrías: Miguel Baeza

Fotos: 1001puertos.com

Ruta interactiva

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