En el Sistema Central existen numerosos puertos bastante conocidos debido al ciclismo profesional. Es el caso de la subida a la estación de esquí de La Covatilla, que se eleva sobre Béjar a casi 2000 metros de altitud tras una de las carreteras más icónicas de la zona. Y lo es por la dureza de sus rampas, cómo no, pero también por su apertura al viento, por su quitamiedos redondeado en madera y por la ladera que asciende el zigzagueante camino hacia la cumbre, donde espera un enorme parking, algo de viento y la satisfacción de estar tocando uno de los techos asfaltados de todo el centro de la Península Ibérica.

Béjar se encuentra a las puertas de Extremadura y del valle del Ambroz, donde podemos encontrar el precioso puerto de Honduras, que conecta este valle con el del Jerte, famoso por sus cerezos en flor. Algo menos por la preciosidad de sus puertos de montaña. Piornal, Tornavacas, Cabezabellosa, Torno… Todo esto se halla en el dorso de esta montaña que sirve en el norte para acumular nieve y hacer disfrutar a los amantes del esquí en invierno (cada vez menos) y a los cicloturistas en verano. En todo caso, un lugar con encanto.




La carretera arranca en lo que es el ascenso al puerto de La Hoya, que arranca en el mismo Béjar o en Becedas si nos vamos al lado este de esta subida. Ese puerto conecta perfectamente con el arranque de la parte dura de La Covatilla. Desde el pueblo son 17 kilómetros, pero desde el desvío son únicamente nueve kilómetros y medio. De éstos, únicamente siete tienen gran dureza. Por tanto, no es un reto que deba asustar a nadie, puesto que el sufrimiento por intenso que sea, nunca llegará a ser agónico. Aunque dependerá de la ruta y del ritmo, claro.
Una vez atravesamos el cruce, la carretera ensancha todavía más, se encuentra en perfecto estado y permite rodar, aunque todavía durante unos centenares de metros la rampa se mantendrá en torno al 5%. Un descanso de medio kilómetro nos permitirá guardar fuerzas ante el maremoto que se nos viene encima. Como cuando ves una ola que está a punto de romper sobre ti se asoma La Covatilla en este punto sobre nosotros. Un mole con multitud de recurvas, paellas que no son exactamente curvas de herradura por ser más redondas, pero para el caso vienen a ser lo mismo.




Las vamos superando y las vistas no sólo sobre lo ascendido, sino sobre la comarca y las llanuras de Castilla y la provincia de Salamanca son alucinantes. El dominio es absoluto. Tanto que sólo el viento, muy fuerte en ocasiones, nos puede tocar. Si ves correr las nubes, pedalear se convertirá en tarea complicada, así que suaviza desarrollos y paciencia. Mientras tanto, paladea el entorno, las bonitas panorámicas. Es verdad que el puerto no es excesivamente estético si nos salimos de la zona de las recurvas. Pero es un reto de gran magnitud por la altitud y ese aspecto moral de ir conquistando una montaña difícil, porque lo es.
En la zona hay muchos atractivos como la paralela subida a la Plataforma del Travieso, una carretera sin salida que arranca en Candelario (recomendable) y ofrece otro escenario cicloturista de primer nivel. Tremedal, pese a que su carretera hasta donde se sabe estaba en mal estado, es muy bonito. Y duro a su manera. También el alto de la Garganta, pasado Candelario en dirección Extremadura, tiene su aquel. La zona norte de Hervás, con Lagunilla, El Cerro y puertos que tienen más secretos de lo que parece.
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Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Andalucía Cicloturismo
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