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Cicloturismo: col du Galibier -por Lautaret-, la gran cima de los Alpes

El entorno del Galibier y el Lautaret es puro cicloturismo. Puertos eternos, conocidísimos, transitados por la leyenda del Tour de Francia una y otra vez, en un sentido y en el contrario entre paisajes de picos nevados e imponentes, haciendo parecer que en lugar de encontrarnos en Francia nos hayamos desplazado no sólo a otro continente, sino directamente a otro planeta. El Galibier, ducho en altitud, es una de esas cimas cuya parte alta pasa de ser un paisaje espectacular y bellísimo a un panorama no menos bello, pero sin duda más descarnado, rocoso y gris. Dando la sensación de tener que superar un gigante y no una montaña, dos conceptos que en este caso van de la mano.

Si hablábamos de la vertiente más conocida de este interminable puerto, ahora toca la no menos difícil vertiente sur, la procedente del transitadísimo Col du Lautaret. Esta subida, mucho más suave y con una carretera muchísimo más amplia, es la zona menos cicloturista de esta pequeña gran ruta de ascenso. Bien arranquemos desde el oeste (entorno de Bourg d’Oisans, olor a Alpe d’Huez) o desde el este (Briançon), todo respira ciclismo aquí, si bien las pendientes acompañarán poco. Falsos llanos, descansos, zonas al 4-5%. Todo ello se hará una constante que parecen un túnel en el tiempo para los usuarios de la bicicleta.

La parte final goza de una pendiente algo mayor, pero nunca asciende más allá del 6-7%, asequible si somos capaces de conseguir un buen ritmo de ascenso. El tráfico aquí es intenso y resulta molesto en ciertos momentos, pero una vez alcancemos la cima del Lautaret, el panorama cambiará de forma radical. El silencio reinará y la carretera comenzará a estrecharse un tanto (sin excesos) para ir trepando por estas enormes laderas que dan más vértigo casi en la mirada hacia arriba que hacia abajo. Arriba se ven zigzags que intuimos será nuestra ruta, nuestro futuro a corto plazo.

Ese viaje en el tiempo es más lento de lo que nos gustaría. Aún pese a subir la pendiente y restar únicamente unos 9 kilómetros desde el desvío, el puerto se hace eterno. Estamos hablando de un valle anterior donde el viento puede hacer acto de presencia. Y aquí, donde no tendremos ningún tipo de protección, tenemos un problema similar ante los elementos, que harán con nosotros lo que quieran. Cuidado con el viento, el sol y la altitud, que se dejará sentir en nuestras fatigadas piernas. El panorama es tan escandalosamente bello que las paradas a hacer fotografías (guiño) están más que justificadas.

Ascendemos a media ladera casi todo el tiempo, sobre todo en la primera parte, colgados de la montaña para ir ganando altitud rápido. El porcentaje medio ronda el 7%, sin grandes rampas ni descansos. El kilómetro final, pasado el túnel para turismos que facilita el paso de un valle a otro sin ascender hasta la cima, es el más duro con diferencia. Rampas del 10% casi constantes nos llevan a la cima de los Alpes. Si bien no es el puerto más alto, ya que es superado por la Bonette o el Iseran, sí que el Galibier es la cima en gran altitud que más fama tiene. Uno de los puertos más conocidos del Tour y del ciclismo, sin duda.

¿Y a qué nos lleva escalarlo? En primer lugar para superar un reto mayúsculo, ya que no es un puerto para nada fácil. También para descubrir la vertiente oculta de uno de los gigantes del ciclismo, y ahí suelen descubrirse auténticas joyas eclipsadas en este caso por la famosa vertiente norte de este ascenso. Este lado sur tiene mucho encanto por estar más liberado de la invasión humana de la montaña. Sí, hay estaciones de esquí cerca, pero lo que son los últimos kilómetros están prácticamente a merced de la carretera, sin más invasiones cercanas. Es algo que la cara norte del Galibier no puede decir.

La ruta merece la pena porque se puede combinar con otros colosos, como bajar hasta el valle de Maurienne y ascender casi sin llano a la Croix de Fer, al Mollard o a los Lacets. Un poco más allá se encuentra la Madeleine. El Alpe d’Huez se encuentra también cerca, como la mítica Deux Alpes o el paso a Italia a través del interesante Montgenevre. Granon tiene sus rampas tras bajar por Lautaret, lo mismo que la cara oculta del Izoard, que gusta bastante. Una zona que es una mina de kilómetros y kilómetros de cicloturismo con un epicentro llamo Col du Galibier.

Reportaje completo en 1001puertos.com

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: 1001puertos.com

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