Desde que se estrenara, allá por 1986, el col de Granon ha sido uno de los mitos del Tour de Francia. Fue el último día de amarillo de Bernard Hinault, que dio paso al nuevo gran talento, el americano y compañero de equipo Greg LeMond. Un día que quedó señalado en la historia del ciclismo, con una montaña como protagonista y un ciclista español coronando la cima, a más de 2400 metros de altitud: Eduardo Chozas.
Es un puerto que engaña poco. Es durísimo de principio a fin, a lo largo de sus once kilómetros y medio de ascensión. Comienza en Saint Chaffrey, donde la carretera ya se va a estrechar y nos va a dar pronto sensación de ir ascendiendo con celeridad. Los árboles acompañan parcialmente esta primera parte, si bien en días de calor no serán cobijo suficiente para aplacar los rayos del astro rey.
Conforme vamos ascendiendo, vamos ganando vistas sobre el valle y la orientación sur de la misma subida nos va a asfixiar más si las temperaturas son elevadas. El bonito entorno ayuda, eso sí, a hacer más placentero el viaje, aunque las rampas en ningún momento bajen su intensidad. Según vamos acercándonos a las nubes, podemos sufrir el gran problema del viento, que al encontrarnos desprotegidos nos puede azotar de lo lindo. Ya la pradera alpina se ha impuesto y gozaremos de unas instantáneas preciosas sobre este col.
Sin embargo, más arriba desaparece la vegetación y empieza a imponerse la roca. Así hasta la cima, alternando el verde y el gris. A una altitud considerable corona este puerto, que tiene su continuación por la otra vertiente en pista de tierra. Las vistas desde la cima son espectaculares y habrá merecido la pena tanto esfuerzo, ya que el puerto se hace larguito.
Ni que decir tiene que la zona está plagada de colosos con los que combinar esta tortura: Galibier, Izoard, Montgenevre, Lautaret y Alpe d’Huez, Deux Alpes… Una zona para aprovechar unos días de bicicleta al máximo.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos.com
