El Portillón es un puerto que comunica el valle de Luchon, en Francia, con el valle de Arán, ya en España. Ha sido un clásico para encadenar puertos pirenaicos en el Tour de Francia, casi siempre ascendiendo por el lado catalán, el opuesto al que nos ocupa hoy. Esta cara del paso montañoso es más dura que la que parte de Bossòst, más constante, pero en contraposición menos dura. Esta vertiente oeste va de menos a más. Cuando arrancas en Bagnères de Luchon empieza un suave ascenso, leve hasta pasar la localidad contigua de Saint Mamet, donde poco a poco el puerto empieza a enseñar las uñas. La carretera está en perfecto estado y nunca será un problema su anchura.

Es una subida que en todo momento se encuentra cubierta de árboles. Descubre precisamente la parte superior, por lo que en horas centrales del día en época estival, se sufrirá el golpeo letal del sol. Eso sí, nos quedamos sin vistas. A cambio, el trazado del puerto es muy bonito, con una gran presencia de curvas de herradura, casi siempre en gran pendiente. Para subir es una tortura; para bajar es una delicia. Nos iremos encontrando cascadas que nos tentarán con parar a disfrutar de la caída del agua. También algún torrente que pasa bajo nuestros pasos. En eso es un centro comercial del turismo en la naturaleza. Maravilla a cada rincón, en cada esquina de este Portillón.
Vamos subiendo y la pendiente de forma progresiva se nos va poniendo en contra. Empieza a ponerse rabioso el puerto en un par de herraduras que hay aún en la parte baja, pero una zona más suave nos permite recuperar un poco el resuello. Empezaremos por decir que se trata de un puerto que ronda los 10 kilómetros de ascensión desde Luchon, y que la pendiente media se queda en un 7%. Una cifra engañosa a todas luces, ya que los dos mil primeros metros son un falso llano ascendente y el descanso a mitad de puerto hará que esa cifra se compense en las zonas de subida. Se hace muy duro.




Los últimos tres kilómetros son lo más duro, escalonadamente más empinado cada vez. El último de ellos exigirá mucho a las piernas, ya que además de ser el que más porcentaje conserva, llevaremos el peso del resto del puerto y el cansancio hace mella. La rampa final viene tras una curva de herradura rabiosa y que deja la última rampa en un 14% (algunas altimetrías señalan rampas del 17% que no aparecen por ningún lado). Es una zona que ya nos deja en la cima, donde apenas está el cartel y un desvío en este caso a nuestra izquierda que nos acerca a los picos cercanos. Árboles, árboles y más árboles, es un auténtico pulmón todo esta bonita zona pirenaica.
La vista es espectacular, aunque desde el puerto de pocas se disfrutan en esta vertiente. Para ello es mejor la cara opuesta, la española, que nos permite ir observando el valle de Arán desde las alturas. En las cercanías tenemos montañas muy interesantes, como el Peyresourde, Bales, Superbagnères, Hospice de France, algo más lejos el Col de Menté. En el lado español, que queda pendiente para un próximo artículo, tenemos el durísimo Mirador d’Arrés, Artiga de Lin, Plan des Artiguetes (más conocido en el mundillo por Saut deth Pish). Combinaciones imposibles de puertos que hacen que merezca la pena venir a un rincón tan recóndito del Pirineo. El Portillón será de las subidas más bonitas que encontremos en esta zona.




Reportaje completo en 1001puertos.com
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: 1001puertos.com
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