En invierno el deporte ciclista cambia radicalmente, los nuevos maillots aero, ligeros y pegados a la piel ya se han dejado atrás hace días y debemos abrigarnos para que nuestra salida no se convierta en una auténtica pesadilla de frío que tenga peores consecuencias a corto y medio plazo y que finalmente, por enfermedad, nos aleje de la práctica del deporte con el que tanto disfrutamos.
En ciclismo (o cicloturismo) tenemos algunos condicionantes básicos que se repiten en otros deportes, como el alpinismo o el esquí, donde necesitamos abrigo en ciertos sectores, especialmente en bajadas, pero nos sobra en otros, como son las subidas. La facilidad de movimiento, precisión en los mismos, especialmente condicionados por las manos y finalmente la carga aerodinámica nos condicionan la ropa que debemos ponernos.
Ya hace muchos años que se popularizó la teoría de las tres capas como la mejor solución para abrigarnos en invierno, pero ¿qué prendas debemos escoger y qué variables nos hacen escogerlas?
Repasemos, en primer lugar, la teoría de las tres capas:
Primera capa: La capa de transpiración. Debemos escoger una pieza de ropa que aleje el sudor de nuestro cuerpo y que seque lo más rápido posible, para evitar que esa humedad se enfríe y actúe al revés de como deseamos. Es una capa que debe ir pegada a nuestro cuerpo. Usualmente las mejores soluciones son sintéticas, ya que garantizan una transpiración y secado rápidos.
Segunda capa: Capa de abrigo. Es la capa que va a proporcionarnos calor y debe recoger y evacuar en la mayor medida posible la transpiración que proviene de la primera capa. En los deportes de invierno tradicionales la capa de aire que se forma dentro y fuera de esta prenda es fundamental para el aislamiento, pero en ciclismo las prendas holgadas no son aerodinámicas y pueden suponer entrada de aire en las bajadas, hay que trabajar en ese compromiso. Hace años se denostaron las soluciones naturales tipo lana, en favor de tejidos sintéticos, pero vuelven con fuerza.
Tercera capa: Capa de impermeabilización. Es la capa que nos va a proteger del viento y la lluvia, debemos escoger soluciones que dejen traspasar el sudor hacia fuera, pero no el aire y humedad hacia dentro, son capas específicas tipo GoreTex.

¿Qué condicionantes debemos tener en cuenta para escoger una u otra prenda? Fundamentalmente los siguientes:
1-Condiciones meteorológicas globales: La temperatura, humedad, precipitaciones y viento son los condicionantes más inmediatos para escoger prendas más o menos ligeras, de abrigo o de impermeabilización.
2-Amplitud térmica: Especialmente en los meses que se van acercando a la primavera, la diferencia de temperatura, humedad e insolación entre primeras horas de la mañana y el mediodía es muy notable, haciendo que las prendas que nos abriguen a primera hora, sean completamente innecesarias a medida que avanza el día.
3- Ruta: Si salimos a primera hora de la mañana es mejor comenzar en rutas que no sean de bajada, ya que la sensación térmica negativa va a incrementarse por el viento provocado por la velocidad; guardemos los descensos para volver a casa hacia el mediodía.
En las zonas montañosas existen dos partes muy diferenciadas en los valles, las zonas de umbría y las zonas de sol. Debemos intentar evitar las zonas de umbría en las primeras horas de la mañana, la sensación de frio aumentará y las posibilidades de firme deslizante también.
Por último, debemos entender cómo funciona nuestro cuerpo, tenemos diferentes zonas que favorecen el enfriamiento o la entrada en calor, lo que vendría a ser nuestros radiadores naturales: son fundamentalmente cabeza, orejas y manos. Si estas zonas están abrigadas la sensación de frio seré menor, pero si están expuestas será al contrario. Podemos utilizar este efecto en nuestro beneficio para regular la temperatura en caso de que nos pasemos de capas y nos sobre ropa que no sepamos dónde guardar mientras vamos en bicicleta.
Nuestro sistema de protección contra el frio hace que se prime la irrigación sanguínea de órganos vitales en detrimento de las zonas periféricas, por lo que demos ir con cuidado, especialmente en extremidades inferiores, puesto que una vez lleguemos al entumecimiento por frio, la sensación de frio, especialmente en pies, puede desaparecer y hacer que descuidemos una parte de nuestro cuerpo muy expuesta a humedades y viento. Quien esto escribe tiene un dedo del pie amputado por congelaciones de alpinismo, debería haber escrito este artículo antes…

Bueno ¿entonces que nos ponemos en la práctica? Vayamos de dentro hacia afuera.
En primer lugar y en cualquiera de las situaciones, una camiseta transpirable, con o sin mangas en función del frio exterior y la amplitud térmica del día. Es una prenda no obviable y de preferencia sintética para favorecer la transpiración y el secado rápido. Precio a pagar por el sintético: un olor a sudor aumentado vs soluciones más naturales.
En segunda capa una prenda de abrigo tipo polar, no demasiado ajustada si no vamos a competir (cuestión difícil en la grupeta de los domingos), más bien con mangas, no tipo chaleco, para que la capa de aislamiento sea efectiva. Muchas veces llevamos tres capas en cuerpo, pero una sola manga y esa zona se nota especialmente en bajadas.
En tercer lugar, y es la prenda más variable, para la tercera capa elegiremos un tipo impermeable ligero y plegable si solo debemos aislarnos a primera hora de la mañana y en bajadas, pasando a chaquetas más específicas si el frio es más intenso y duradero durante toda la salida. Una solución que ha tomado fuerza en los últimos años es la chaqueta tipo Gabba (originaria de Castelli) con zonas especificas de polar o más transpirables o impermeables en función de su situación en nuestro cuerpo. Las principales marcas tienen hoy en día su equivalente. Este tipo de chaquetas nos permite muchas veces obviar la segunda capa, ya que la llevan incorporada.
¿Qué nos ponemos en piernas? La mayoría de veces los culottes largos térmicos son una gran solución como única capa, pero en zonas con gran amplitud térmica y acercándonos a la primavera, las perneras son una mejor solución, ya que pueden quitarse una vez aumente la temperatura y las podemos plegar y guardar fácilmente.

No debemos olvidarnos de los pies, por la razón antes explicada. Las fundas o solo punteras si hay más bonanza, son ideales y los pies no suelen necesitar nada más si llevamos un buen calcetín de invierno. En los pies es donde menos va a afectarnos si después sentimos calor durante la salida.
Dejo para el final los termorreguladores naturales, cabeza, cuello, orejas y manos. Para cubrir los tres primeros en un hat trick lo mejor es utilizar la braga (nombre comercial por excelencia Buff) con infinitas combinaciones de tejidos más o menos densos y posibilidades de ponérnosla. Es fácil de quitar y plegar, y hasta podemos dejarla alrededor del cuello si no tenemos más espacio en los bolsillos, es un imprescindible del invierno, nunca sin ella.
Las manos es nuestro último punto, obviamente el guante largo es imprescindible, más o menos impermeable y transpirable según las circunstancias de la ruta planificada. Una recomendación que se utiliza en alta montaña y que da mucho juego es llevar unos guantes finos, tipo seda y encima unos más gruesos, cuando la sensación de calor es mayor, especialmente en subidas, nos quitamos los exteriores y utilizamos solo los de tipo seda.
Nunca debemos olvidar que en ciclismo el tacto en las manos es fundamental, por lo cual las prendas que elijamos deben mantenerlo en la medida de lo posible.
¡Buena salida invernal! y si no se puede fuera… ¡siempre nos quedará el rodillo!
Escrito por Xavier Palacios
Fotos: ACampoPhoto
¡De amarillo flúor!