Las cuestas, ese temible enemigo al que todos los que montamos en bicicleta nos enfrentamos a diario. Si le añadimos lo simbólico de enfrentarnos a tantos gastos de las fiestas y celebraciones, con el siempre incómodo sobrepeso que generan, estamos en un momento crítico de nuestra forma física. Las primeras cuestas van a ser increíblemente duras, no importa lo leves o inofensivas que parezcan. Hasta los guantes nos van a pesar en esta vuelta al ruedo. Es cierto que hay gente que nunca se fue, o que se cuida aún en estos días de imposible gestión. La evitación de muchas reuniones ha venido más por el Covid y los efectos de Ómicron que realmente por falta de ganas, seamos honestos.
En definitiva, toca volver a ponerse a punto. Llega ese momento en el que pese a ir realmente cansados tenemos que aislarnos del mundo, como si fuese una versión algo realista de algún simulador. Esos ciclistas que te adelantan como aviones y supones en una mejor condición que tú. Esos que dan envidia insana y apetencia de lanzarles el bidón. No es recomendable hacerlo, ya que más que nunca lo necesitaremos con nosotros y lleno a poder ser. Aunque suponga más peso en el pack que formamos junto a nuestra bicicleta.
¿Qué hacer en esa situación? Como si fuese Marco Pantani: marcarnos nuestro ritmo y mirar el paisaje. Y si no lo hay, vista al suelo. Como solución intermedia de canalización de nuestra ira, podemos desearle un futuro pinchazo o desfallecimiento. Pero tampoco seamos tan negativos (algo irónicamente positivo solo en el aspecto pandémico). También adelantaremos a ciclistas en estos primeros días. La manida frase de que siempre hay alguien peor. Consuelo de muchos… Satisfacción interrumpida la mayoría de las veces cuando nos damos cuenta de que el adelantado se estaba parando a hacerse un selfie. Al rato, ya le tenemos por delante. De nuevo, malos pensamientos afloran.
Aún así, hay que recordarse que practicar el ciclismo es una manera de desestresarse. Y de ser felices. Por eso, en estos primeros días, son recomendables los colores oscuros, aquellos que ocultan curvas. La bicicleta está llena de polvo. Nosotros, de polvorones. Empatizar es sano. Los polvorones algo menos. Por supuesto, el Strava y demás sistemas de medición quietecitos. La ruta de hoy no es pública y quedará únicamente entre nosotros, los que nos adelanten y nosotros. Es buen día para pararse a saludar (cualquier excusa es buena para tomarse un respiro), para llevar mascarilla y que nos reconozcan menos. Depende de la situación. Son días para inventarse lesiones musculares, esas que nunca se pueden demostrar y que son la palabra de uno contra el otro. Son días para llegar a casa y recurrir al hielo (con whisky si la ruta ha ido especialmente mal).
A la hora de elaborar esta ruta, seamos inteligentes. Si tenemos opción, vayamos a esos sitios donde haya teleférico. En ese caso, la subida se puede hacer en dicho medio. El descenso también es una forma de ir preparando el músculo. Es más, si elegimos una subida, siempre hay opción de rendirse y darse la vuelta. Los kilómetros en descenso también cuentan. “He hecho 35 kilómetros, que para ser el primer día no está mal”. Nadie va a saber que la mitad (o más) son en bajada. Excusas mil, ya se sabe. Hoy se permiten. Hay que tener el teléfono cargado de batería por si hay que recurrir a que alguien te venga a buscar. Si vemos a alguien tirado en una cuneta, pero con buena cara, quizá sea una persona que quiera mancharse para justificar esa recogida. No juzgar. Un abandono a tiempo es una victoria. Una llamada también a tiempo muestra cierta dignidad. O no, pero nadie dijo que no se permitiese engañarse a sí mismo. Hay que tener paciencia, es sólo el primer día. Las excusas mejorarán con el paso de los kilómetros.
Las historias, que habitualmente son ya engordadas (jaja), lo serán mucho más en días así. Hazañas que admiten creatividad. El adjetivo ‘patanegra’ no siempre tiene que ser para gente que anda mucho en bici. Hoy se puede aplicar a aquellos a los que la gravedad gana más que nunca la partida. Para terminar, un mensaje para la esperanza. Pensemos que estos días hay excusa. El problema es cuando no la hay, estamos en nuestro peso ideal y aún así nos sigue pasando todo lo descrito. En ese caso, pensemos en cambiar de deporte o simplemente financiar una e-bike, que en un momento dado nos permitirá volver a casa dignamente.
Escrito por: Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)
Foto: Marce Montero (@39x28web)