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Cicloturismo: Cruz de Linares (Proaza), el gran puerto de paso asturiano por descubrir

Asturias es un paraíso cicloturista, como todos bien sabemos. La Cruz de Linares es una de esas montañas con acceso asfaltado que no podemos dejar pasar, ni muchísimo menos. Un puerto con doble vertiente que arranca en las inmediaciones del río Trubia y que te devuelve al mismo valle. Una forma de ganar altura sobre un paisaje espectacular y unas gargantas dignas de ver desde todas las perspectivas. Si además le añadimos un puerto de categoría y que merece la pena, tenemos un plan cicloturista de primer nivel. En este caso nos centraremos en la vertiente que asciende desde las proximidades de Proaza, tomando un desvío acusado que veremos nada más salir (o a punto de entrar, si estamos dirigiéndonos en dirección contraria) del pueblo. Hablamos de uno de los centros neurálgicos de la famosa Senda del Oso, por lo que aparcamientos para dejar el coche y tomarlo como campamento base encontraremos varios. Las comodidades de esta pequeña localidad, donde también podremos tomar refrigerio o comprar algo de alimento de última hora, nos hacen todavía más atractiva la visita.

Arrancamos el puerto en el cruce. Y lo hacemos de forma espectacular, con una buena rampa que nos recibe. Desde ese momento es interesante ir regulando nuestro ritmo, puesto que pese a que el puerto no tiene una longitud excesiva, sí se nos puede atragantar por la mucha dureza que esconde. Desde el mismo momento del inicio, las rampas del 15% nos acecharán. La carretera tiene buen piso en esta vertiente, un ancho aceptable y la vegetación en este primer tramo nos protegerá del sol en meses estivales. Eso aliviará nuestro ascenso, si bien con tanto claroscuro en la bajada, habrá que tener en cuenta y precaución este hecho.

Después de un kilómetro por encima del 10%, dejamos a mano izquierda el desvío al pueblo de Bandujo, que dejaremos para otra ocasión. Las rampas siguen por encima del 10% en todo momento, sin descanso. A partir del segundo kilómetro, la ascensión se vuelve un punto más dura, con rampas ya de otro nivel, sobre el 15, el 18 y hasta ¡el 20%! Todo antes de llegar a Sograndio, la única localidad que atravesaremos en nuestro discurrir por esta magnífica carretera. Las vistas hasta este punto no serán nada del otro mundo por ascender entre arboleda la mayoría del tiempo. Sí que nos dejan entrever los huecos entre la vegetación que vamos ganando altura rápidamente, como no podía ser de otra manera. El valle va quedando muy abajo y nosotros ya no tenemos escapatoria.

Todavía no habremos encontrado ningún descanso. Pasado el pueblo (cuidado con los desvíos, siempre resueltos en ascendente y dándole continuidad a la carretera), hay una fuente para abastecerse si hiciese falta, y encontramos después de una rampa al 12% el primer descanso del puerto. Un leve descenso nos vuelve a meter de lleno en un kilómetro al 10%. Un rellanito al coronar este altillo nos regala de postre otro kilómetro al 10% y, por fin, después de algo más de siete kilómetros de tortura, coronamos la Cruz de Linares, la cual encontraremos en un montecillo a mano derecha.

Aquí las vistas sí que serán espectaculares sobre el valle y las montañas próximas. No hay arboleda en este último tramo, pasado el pueblo, y la pradera verde será el paisaje dominante. En la cima apenas hay lugar para pararse, ni siquiera cartel. Un tablón de anuncios hará las veces de marca del puerto. Desde ahí tenemos varias opciones para continuar con nuestra ruta. En primer lugar, obviamente, podemos descender por donde hemos venido. Habrá que tener cuidado con el comentado aspecto de las sombras, con la velocidad que se alcanza en la bajada y poco más, puesto que el asfalto suele estar en buena condición en esta vertiente.

Por la contraria, que atraviesa la aldea de Linares y Castañedo del Monte reviste algo más de dificultad. En otro momento hablaremos de esta vertiente, que si bien es espectacular, sí tiene algún tramo delicado para el descenso. Conviene informarse de cómo se encuentra la carretera (en algún momento ha habido incluso desmonte de la propia calzada), aunque con precaución no debería haber mayor problema. El paso por el pueblo sí requiere extremar la precaución.

Existen varias alternativas altimétricas en la zona. Para los más valientes e incluso los que acudan con MTB hay dos sorpresas que explorar. La primera de ellas es una tercera vía de acceso a Cruz de Linares. Justo en las inmediaciones de la pequeñísima localidad que bautiza el puerto, la ya mencionada Linares, existe un desvío con destino Sama de Grado. Es una pista en ocasiones hormigonada, en otras simple camino en buen estado, que a base de grandes rampas y un trazado espectacular termina por enlazar con la carretera principal. Es una calzada muy estrecha y la vegetación en ocasiones se come el propio centro del paso. Se puede pasar con coche, y descender con flaca o MTB (consultar actualizaciones del estado).

También tenemos una alternativa para seguir subiendo un tanto. En la vertiente de Proaza de este puerto que hemos recorrido, existe un desvío a la izquierda que nos recibe con un tramo de hormigonado rayado. Pasará a ser una pista ciclable (con algunas piedras en la parte final) en bastante buen estado que nos va a llevar al entorno del Collado Fancuaya y Cuevallagar. Es cierto que existe un tramo en el que debemos intuir por dónde continuar, pero el resto nos permite enlazar estas dos subidas con cierta y relativa facilidad. Aunque sea por una vía más salvaje. Recomendable para MTB.

En cuanto a puertos asfaltados, tenemos justo en frente de esta montaña el puerto del Tenebredo y la Campa Dosango, que es la prolongación del mismo. Rampas durísimas que merecen la pena. Tenemos también el ascenso a pueblos en la ladera de la montaña como Bandujo, Serandi en frente, o ya más lejanos Bermiego o la preciosa Senda del Oso. La conexión con los puertos de Cobertoria y San Lorenzo es relativamente sencilla.

Enlace a reportaje más amplio sobre Cruz de Linares

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos y altimetría: Andalucía Cicloturismo (Martín Cerván y Miguel Baeza)

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