Por ubicarnos un poco. Cuñaba es una aldea de montaña que se encuentra en suelo asturiano. Estamos en el entorno de la N-621 que viaja desde el mar de Unquera al interior, a la comarca de Liébana, pasando por el famoso Desfiladero de la Hermida, donde vamos a ubicar esta ascensión corta, pero de auténtico infarto. La carretera nacional va paralela al río Deva, que baña La Hermida y baja decidido desde Fuente Dé vertebrando el agua de todos los arroyos y corrientes que la alta montaña va depositando sobre él. Esta carretera sirve de límite provincial entre Cantabria y Asturias, siendo este muy variable y no necesariamente la mitad de la calzada.
La subida es completamente asturiana, pese a que un centenar de metros más allá, la carretera pisa suelo cántabro. Es en la propia nacional donde arranca nuestro calvario, con 5 kilómetros de subida a un porcentaje medio en torno al 8% hasta los casi 500 metros de altitud. Nos encontramos en la pequeña aldea de Rúmenes. El desvío indicado hacia San Esteban y Cuñaba ya promete con un rampón al 12%. Tras unos 500 metros de buena dureza vendrá un amplio descanso. Así funcionará esta ‘escalera’, entre grandes rampas y zonas más cómodas.




En ese transcurso, el trazado es espectacular y se va colgando de forma progresiva en la roca para ir ganando altura de forma rápida y trepidante para nuestras piernas. Hasta llegar al cruce de San Esteban de Cuñaba, que si tenemos algo de piernas y ganas merece la pena hacer el esfuerzo por visitar, la carretera tiende a la rectitud. Aunque un par de revueltas nos romperán el ritmo, eso sí. El salpicón de rampas de doble dígito es una constante, como lo será la curva del desvío a San Esteban, bien visible y en el que continuaremos el ascenso a la derecha, siguiendo la ruta que traíamos. Ese rampón resuelve en uno de los tramos más duros. Sólo superados por lo que está por venir.
De pronto llegamos a una mole de piedra que imaginamos tendremos que superar. La carretera se estrecha bastante aquí y durante un kilómetro largo la rampa no bajará del 12% en ningún momento, con algún punto al 20% y muchas rampas entre medias. Ganamos altura muy fácil, sin un solo árbol que nos tape la vista y a base de herraduras, el trazado en esta zona es absolutamente espectacular. Mantenemos como referencia el cableado que abastece a Cuñaba. Pasamos una última vez por debajo de éste y de pronto lo que antes era roca y caída vertical de nuestra mirada se transforma en verde prado y ramas de los árboles que nos quitarán el calor del verano.




De pronto, dejamos de subir y empezamos un ligero descenso. Tras unos centenares de metros empezamos a divisar debajo de la carretera esta localidad de montaña llamada Cuñaba. Es un lugar muy coqueto, con unas vistas espectaculares y, sobre todo, mucha tranquilidad. Poco antes de bajar al pueblo de forma más acusada existe un desvío a mano izquierda que por camino apto para MTB nos llevará a las Minas de Argayón y posteriormente al río Cares y toda la zona de Cabrales. Son zonas para perderse y preparar un día de montaña a lomos de la MTB, merece la pena.
En los alrededores tendremos dos subidas muy conocidas, como son las de Bejes y el Salto de la Cabra y el Collado de Hoz, ambos con inicio en la localidad de La Hermida. Desde allí, en pleno corazón del desfiladero, podemos acceder en pocos kilómetros a Potes, centro neurálgico de puertos como San Glorio, Valdeprado o Fuente Dé, así como subidas a aldeas de montaña como Cuñaba.




Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Jorge Fonseca
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