Parece mentira que un puerto de esta magnitud esté inédito en el ciclismo profesional. Unos números de Aubisque, con 20 kilómetros largos de ascenso y un porcentaje medio cercano al 7% en sus últimos 13-14, todo un coloso. Incluso para los cicloturistas más expertos y entrenados esta montaña se hace eterna, larga y dura. Es más, si se realiza el ejercicio de parar en la cima durante un tiempo y observamos las caras de los que van coronando, no nos quedará duda de que nos encontramos ante uno de los colosos de paso no sólo del Principado, sino de España. E, insistimos, como tantos otros, sigue inédito por esta cara, inexplorada por el pelotón ciclista. Peor para ellos, que no disfrutan además de una de las ascensiones con más encanto de Asturias. Que los cicloturistas no sigan ese ejemplo y no dejen pasar esta oportunidad.

Arrancamos en uno de esos puntos neurálgicos para los amantes de los puertos, San Martín de Teverga. Un pequeño y coqueto pueblo con características clásicas de estas montañas. En sus calles comienza el ascenso al durísimo San Lorenzo, también al Maravio, en vías de ser remodelado por completo. Existe también la cercanía de Cruz de Linares, final de estreno en la Vuelta a España 2023, la conocida Cobertoria en sus dos vertientes oeste, el misterioso Trobaniello, cuya pista conduce precisamente a la cima de Ventana, el duro Bandujo o el breve pero intenso Tenebredo. Lo mejor de todo es que la gran mayoría de estas subidas están conectadas a través del famoso carril bici de la Senda del Oso, lo que reduce peligro y molestia de tráfico para transitar hacia el pie de cualquiera de estos colosos que queramos ascender.




Ascendemos al Puerto Ventana entre la nieve. Arrancamos en San Martín tomando el desvío hacia León. Nos esperan 1130 metros de desnivel, ya que para ser Asturias vamos a ascender bien alto, hasta casi los 1600 metros de altitud. Los profundos valles serán remontados hasta casi las faldas del Ubiña, que contemplará nuestros movimientos desde el cielo. A veces ajenos nosotros a su presencia por la escasa altura de las nubes. Ahora es una de ellas, ya que el paisaje se nos ocultará en esta visita, con nieve en la carretera y aunque tenemos la tranquilidad de descansar la coincidencia con el tráfico, sí que estamos constantemente con la duda de cómo se encontrará la carretera más adelante. Se puede rodar, pero con precaución y en algún tramo con la dificultad que ejerce la congelación del firme.
Aunque la visibilidad no es muy buena en este día, como conocemos sobradamente este ascenso, sabemos que en esos primeros seis kilómetros de puerto, las pendientes no serán muy elevadas, al tiempo que iremos atravesando un precioso desfiladero que bajo la luz de sol impresiona más que otros que gozarán de mayor fama. Ascendemos por una pendiente moderada que después de San Salvador se pronuncia más y se encarama en el 7% de manera habitual. Desde ahí a la cima no habrá descanso, con los kilómetros totales sin alcanzar un 8% de media, pero rozándolo en todo momento, lo que hace que las medias sean más bien engañosas. En nuestro discurrir por esta zona tendremos que echar pie a tierra en más de una ocasión.




Existen curvas constantes, con un trazado precioso, con una ladera ligeramente cortada y las raíces de los árboles a la vista. Eso sí, no se recordarán muchas herraduras en la ascensión. Puede que tengamos que superar una o dos nada más. En el descenso por esta cara habrá que tener, por tanto, mucho cuidado porque la pendiente ayuda a coger velocidad. Las curvas, aunque no muy cerradas, sí entrañan mucho peligro. Llegamos a la cima y pasamos en seguida a la provincia de León, donde también podremos enlazar fâcilmente con la subida a Farrapona por León, en obras para asfaltar por fin un acceso leonés a los Lagos de Somiedo.
Por el lado norte no es más que un puerto de calentamiento, como los clásicos accesos de la meseta a los valles del norte. El asfalto, aunque con grietas en algún tramo que habrá que vigilar en un futuro, está en buen estado. Un puerto para disfrutar del cicloturismo porque no es de los más transitados de la cornisa al ser tan escarpada la subida y tener alternativas por autopista no tan lejanas. El turismo habita más por los valles astures, con grandes atractivos. Mucho más que los leoneses en este caso. Por eso, el tráfico desde San Martín se va reducienso sobremanera.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Jorge Fonseca
Precioso recorrido y relato de paisaje y vicisitudes. Gracias