Los grandes colosos de los Pirineos están en mente de todos. Tourmalet, Aubisque, el propio Larrau, aunque más escondido entre los confines navarro-franceses, el Portet, y todo el amplio listado de puertos que atraviesa el Tour año tras año. Pailhéres es una de esas últimas incorporaciones al catálogo de montañas de la corsa gala, aunque sus especiales características hacen que se distinga por todos los demás y que continúe teniendo los encantos que poseía antes de ser un col tan reconocido.
Sus 2000 metros de altitud y el precioso trazado que posee hacen de él un paso de montaña que exige al mismo tiempo que regala por los paisajes y el esfuerzo que cuesta alcanzar la cima. No ya por lo altimétrico, que también, sino por la altitud y otro de los rasgos de esta carretera que enfila hacia el cielo con decisión desde que inicia en la localidad de Usson les Bains, en el Ariège. La carretera es una departamental habitual, con división central de la calzada y buena señalización. Pasada la mitad del puerto, el firme se vuelve más árido y se estrecha hasta ser un carril que asciende serpenteante por las montañas.




Desde Usson el puerto se pone muy serio y encontramos allí el kilómetro más difícil de toda la ascensión. Después, tras un pequeño descanso alcanzamos las localidades de Rouze y Mijánes, desde la cual no volveremos a ver signos de civilización hasta la cima. Tampoco habrá reposo. La rampa se establece en torno al 10% y de ahí hasta prácticamente la cima, con los kilómetros en un porcentaje medio cercano al 9% en todo momento.
Las curvas de herradura hacen que la belleza de la subida gane en grandiosidad. Vuelves la vista atrás y ves el trazado que vas dejando a tu paso. Es imposible no parar a hacer fotografías de estas maravillas a cada poco. Los muros de piedra que construyen las herraduras hacen que las postales sean aún mejores y más especiales. Es un poco ‘stélvico‘ en fases. Sin llegar a la longitud del coloso italiano aunque en dureza sí que se asemejan.

Son 15 kilómetros donde lo difícil será encontrar una sombra. En verano se hace durísimo, ya que además de la pendiente se une el agarre del asfalto. No es que esté en mal estado, pero estos puertos en Francia ya se sabe el tipo de asfalto que suele gastar. La bajada hacia cualquiera de los pueblos en la base tiene su dificultad por la estrechez de la carretera. El peligro es relativamente bajo porque las herraduras permiten ver la trazada de las curvas.
En la zona hay varios puertos como el de Pradel, que tiene su dureza y comienza en el mismo punto de la vertiente posterior, la que arranca en Ax les Thermes. Otro como Plateau de Bonascre enlaza perfectamente con esa vertiente, que también tiene su dureza (de la que ya hablaremos en otra ocasión). Chioula o Sept Freres son otros puertos interesantes. Envalira ya coge más a desmano y es otra tipología de ascenso. Da para una ruta muy interesante, incluso para un doble ascenso si rodeamos por Pradel.




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Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: 1001puertos.com
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