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Cicloturismo: El León, un primera en las faldas de Málaga

Málaga supone un paraíso (hay tantos…) cicloturistas. No sólo por su orografía, sino por el hecho de disfrutar de una temperatura agradable a lo largo del año, huyendo de los meses de frío. En cierto que en los meses más calurosos el sol aprieta y mucho, sobre todo en horas centrales del día, pero la cercanía del mar siempre ofrece un pequeño respiro, cuanto menos visual. 

Los Montes de Málaga no desmerecen en absoluto a otras cordilleras, con muchísimos kilómetros mirando al cielo y posibilidad de enlazar sin solución de continuidad muchas subidas por buena carretera, aunque también hay que mencionar algunas ascensiones por pista. El Puerto del León no es una excepción, con múltiples vertientes y un perfil más que interesante. Desde la capital, es un primera categoría con todas las letras, muy regular y que en la parte final ofrece una tortura que sólo los más fuertes son capaces de superar con dignidad. Túneles, curvas helicoidales, ventas en cada curva de herradura donde ciclistas y moteros reponen fuerzas y se come de escándalo. Mención especial para Venta Galwey, donde el plato de los montes es un manjar exquisito que degustar. 

Por la vertiente de Colmenar el perfil es más suave, con kilómetros incluso de falso llano que si bien se hace difícil, sí que permite ciertos respiros. Por Málaga es muy duro por la longitud, unos dieciséis kilómetros si contamos las estribaciones del puerto, que da comienzo en la misma ciudad. Una gran posibilidad de disfrutar del mejor ciclismo en una gran capital, en claro auge, además. 

Por Olías y Totalán también existe subida al puerto, si bien ofrecen otras características, como rampas más duras y descanso/descensos de mayor intensidad. En todo caso, esas vertientes las dejaremos para otro reportaje futuro porque tienen mucho que reseñar. 

Desde la cima se puede vislumbrar Málaga en todo su esplendor y gran parte de la Costa del Sol. Un espectáculo visual que se puede disfrutar a lo largo de toda la subida y que da moral por ver lo ascendido y entretiene el sufrimiento que provocan sus rampas. Un puerto que hay que subir al menos una vez en la vida y que de asfalto, por cierto, está impecable. El tráfico es elevado en fines de semana puesto que las ventas son sitio de peregrinación de motos, pero también de turistas y locales que suben a tomar aperitivo en un enclave magnífico. 

Escrito por Lucrecio Sánchez  (@Lucre_Sanchez)
Fotos: Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)

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