El conocido ‘Círculo Sella’ (Ronda Sella) es uno de los recorridos cicloturistas por excelencia. Los Dolomitas italianos, una maravilla natural de fondo rocoso y belleza que deja sin palabras, contienen varios de los puertos más espectaculares del mundo. Alguno de ellos, incluso, esconde una notable dureza que hace de ellos referencias también a nivel deportivo en los sucesivos Giros de Italia que han atravesado sus rampas. Giau, Marmolada, San Pellegrino… todos ellos con la mística que ofrece la historia de una carrera centenaria que ha acumulado en su armario fantasmas, leyendas, venturas y desventuras por estos parajes para dar y regalar.


El Sella es uno de esos conocidos pasos entre verdes montañas que hacen las delicias del cicloturista, también de los motociclistas y poco a poco también de los más y más amantes de la montaña. La carretera está impecable, el trazado es bellísimo. El fondo de la imagen, mires donde mires, podría sustituir el salvapantallas actual de cualesquiera de los dispositivos que manejemos. Las rocas clásicas de fondo y el rodar por una pendiente que sin ser suave, tampoco nos lleva a la extenuación extrema. Un orgasmo para los sentidos y para los amantes de los puertos. Incluso desde casa es espectacular siguiendo la carretera por la siempre útil herramienta de Google Street.
Conforme arrancamos la subida por Canazei, el olor a Marmolada impregnará nuestros pulmones. La alargada sombra del Fedaia, en caso de no haberlo ascendido en este viaje, estará sobre nuestras cabezas. Si hemos optado por calentar piernas con el coloso, desde luego que el Sella dejará de ser un paseo hacia el cielo para convertirse en una trampa. Si lo ha sido para los ciclistas profesionales, cómo no lo será para los que no estamos acostumbrados a rodar a estas altitudes. Y ese es otro aspecto a tener en cuenta, que partiremos ya a casi 1500 metros sobre el nivel del mar. Por su lado opuesto, el que proviene de Selva di Val Gardena comienza a una altitud similar.




Once kilómetros aproximados por ambas vertientes, con pendientes similares en todo caso, si bien desde Canazei la pendiente es más continua. Son 2244 metros y el sobresfuerzo se paga. Las vistas nos hacen más amable el sufrimiento, aunque hasta el cruce con la carretera que sube hacia el Pordoi los árboles nos impedirán ver más allá de verde, el cielo y el pico de la montaña. Conforme vamos ganando altitud y pasamos la barrera de los 1800, la vista se va aclarando y vamos consiguiendo perspectiva sobre los valles contiguos y las moles de granito que nos miran desde más de 3000 metros de altitud.
Algún merendero nos llamará, aunque es mejor disfrutarlo a la vuelta. Cuanto más subes, más espectacular es. Muchos tornantes (curvas de herradura) nos acompañarán por esta cara sur. Las verdes praderas se alternarán con la roca o directamente la nieve. Cada mirada es un regalo. La parte final, eso sí, se nos hace más pesada por ver la cima a lo lejos en un trazado más rectilíneo que se nos hará psicológicamente más difícil.




En la cima tenemos un hotel de tres estrellas, con unas vistas increíbles sobre los valles, y un bar restaurante donde parar a pedir auxilio por falta de fuerzas. La vertiente de Plan de Gralba, donde se encuentra el desvío al Passo Gardena, es bastante más rectilínea y aunque las vistas son también excelentes, no alcanzan el nivel de la opuesta.
Por la zona, muy recomendable el precioso ascenso al Pordoi. Imperdible además por la cercanía. En realidad, cualquier rincón merece una visita en los Dolomitas. Italia en todo su esplendor.
Reportaje más amplio en 1001puertos.com – Vertiente Canazei (click) – Vertiente Passo Gardena (click)
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: 1001puertos.com
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