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Cicloturismo: el Torcal de Antequera, paisajes kársticos y jurásicos en Málaga

El Torcal de Antequera es una montaña bien conocida en Málaga. Hasta la irrupción del Caminito del Rey a raíz de la reparación de los accesos y de las visitas recurrentes de la Vuelta a España, esta subida de paisaje kárstico y de origen marino es una de las más atractivas se podría decir que de toda Andalucía. Situada en un enclave privilegiado, con autopista desde la propia capital malagueña, Córdoba y Granada hasta la propia localidad que le da nombre a la subida (Antequera).

Si bien su lado duro es el sur, el que asciende al Alto del Torcal atravesando la localidad de Villanueva de la Concepción, se puede acceder también desde el norte, esa vertiente de este puerto en cuya bajada Chris Froome sufrió varias caídas ante los nervios por el ataque imperial de Alberto Contador en la Vuelta a España de 2017.

Una subida dura si la observamos desde ese lado, con algo más de diez kilómetros de ascenso (casi once), lo cual no se nos hará excesivamente largo, y una pendiente media cercana al 7,5%. Números de puerto de primera categoría, de esos que exigen. Pero no hablamos de un coloso alpino que tardaremos dos o tres horas en ascender. En una hora larga podemos hacer perfectamente esta subida. Aunque, ojo, es muy engañosa, ya que pese a que la media no alcance el 8%, existe una zona intermedia mucho más cómoda que rebaja las cifras globales.

Porque si dejamos de lado esos tres kilómetros, la pendiente media estaría más en torno al 9%. Rampas en este caso que no superan el 15% y además atravesando una localidad relativamente grande como Villanueva de la Concepción, que nos permitirá recuperar una vez descendamos. Arrancamos la subida en el puente sobre el Arroyo Hondo (que no lo es tanto, sobre todo en época estival). Desde ahí la carretera, que nos trae desde Almogía o alguna zona realmente pestosa y preciosa para la bicicleta. Este Torcal de Antequera será un buen remate.

La carretera tiene buen piso y cero sombras, algo que tener muy en cuenta. Empezamos a ganar altura fácilmente a base de curvas, aunque sin ninguna herradura como tal. Las peñas que caracterizan estos conjuntos kársticos que vamos a visitar después aparecen al fondo de nuestra vista. Sabemos que marcan el final de nuestra ruta, por lo que tenerlos siempre en la cabeza ayuda en un sentido, pero también, dada la dureza de las rampas, parece que nunca quiere llegar.

Seguimos ascendiendo al alto, que son unos ocho kilómetros. La zona dura (¡durísima!) consiste en únicamente cinco, sin descanso alguno, eso sí. Vamos ganando una altura reseñable sobre el valle en el que comenzamos y las vistas, si tenemos un día soleado o parcialmente anaranjado a nuestras espaldas puede ser una de las mejores perspectivas que hayamos podido disfrutar. Esto no son los Alpes ni los Pirineos, pero este rincón es una auténtica joya.

Llegado el alto, tomamos un cruce a mano izquierda bastante evidente. Ahí comienza la parte final, con casi tres kilómetros durísimos, carretera más estrecha y el comienzo del revestimiento de estas rocas a ambos lados de la calzada. Es un final impresionante. Recuerda en cierta medida al paisaje rocoso que ofrece el Jitu l’Escarandi (Sotres) o los propios Lagos de Covadonga. Con menos tinta verde, es evidente.

Al poco observaremos un giro a la derecha que dejaremos para otra ocasión, ya que conduce al Camorro de los Monteses y nuestro objetivo es el Torcal de Antequera, que ya estamos tocando con nuestros dedos. La mirada arriba es obligada, lo mismo que la mirada atrás. La rampa nos permite ir intercambiando las largas con las de cruce. El paisaje es absolutamente espectacular.

Llegamos a un cambio de rasante que marca el final de la subida. Al fondo vemos el parking y las instalaciones de la cima. Unos metros de descenso nos permitirán disfrutar del oxígeno en las piernas y del conjunto rocoso de origen jurásico que se piensa fue una vez creado en el fondo del mar, hace millones de años. Un viaje en el tiempo que merecerá la pena, garantizado. Uno de los rincones más bonitos de Málaga y Andalucía, sin ninguna duda.

En la zona existen, además, muchas más subidas para disfrutar del cicloturismo. Desde el entorno del Caminito del Rey, con subidas interesantes en los alrededores, hasta puertos como el de la Joya, que como su propio nombre indica, es una auténtica delicia. Acercándonos a Málaga, el terreno es durísimo a base de repechos, así como las estribaciones de Colmenar, el puerto del León y todas las sierras al norte de Málaga. Una zona altamente recomendable.

Reportaje completo con más fotos e información: Andalucía Cicloturismo

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: Andalucía Cicloturismo (agradecimiento a Martín Cerván y Miguel Baeza)

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