No será por puertos en el Principado: La Gallina, La Rabassa, Ordino, Comella, Beixalís… más las estaciones de esquí, que tienen sus ascensos respectivos, conforman un destino magnífico para la bicicleta. Els Cortals se eleva sobre la localidad de Encamp, bien cercana a la capital, Andorra la Vella. La nacional que atraviesa de norte a sur el país y que vertebra el tráfico que proviene de Francia y España a través del Port d’Envalira o el llano descendente hacia La Seu, da acceso al pie de esta durísima y hermosa ascensión que supera con holgura los 2000 metros de altitud.
La carretera comienza con gran inclinación. incluyendo las rampas más duras de todo el puerto. 13-14% que disimula un tanto por la amplitud de la calzada. Mucho edificio que da servicio en época de esquí y duerme algo más en verano, si bien el turismo de montaña está cada vez más extendido. Los carteles nos reciben con desoladoras noticias a cada paso. La comparación del nivel con las casas nos da sensación de vértigo. También la altura que vamos ganando con respecto al valle.

De pronto, tras serpentear por las últimas calles de Encamp, se abre el verdor y esplendor de la montaña. Siguen las rampas de doble dígito, sin ser en ningún caso realmente extremas. Vamos ganando metros de desnivel y sin descanso nos acercamos a la cima. La carretera ya es no es tan ancha como al inicio, aunque el pavimentado se conserva en perfecto estado.
El viento puede tener su incidencia, ya que hay poca arboleda. También el calor será un factor a tener en cuenta. Los valles andorranos aportan frescor, aunque con esto del cambio climático, el infierno de la temperatura llega hasta los valles pirenaicos, donde es cada vez más habitual tener días para sudar, más aún haciendo deporte.

Conforme nos vamos acercando a la cima, el trazado va siendo más rectilíneo y deja de ascender a base de curvas de herradura (habrá un total de 15 a lo largo de la subida). Cuando éstas terminan, baja un punto la pendiente, que se establece ahora en medias del 8% hasta casi la cima.
No habrá descansos, tal vez hasta el último kilómetro, cuyos cien metros anteriores y algún tramo de ese penúltimo kilómetro con forma de escalera sí dan un pequeño respiro. Pero se viene el remate final, con rampas de nuevo duras. Importante en todo este tramo no dejarse confundir con las pistas que salen a uno u otro lado.

A casi 2100 metros de altitud se corona esta terrible subida. El esfuerzo del cicloturista es enorme, ya que las rampas, por muy entrenados que estemos, nos van a poner en un duelo ante la pura gravedad. Si además le hemos añadido algún que otro puerto delante, lo más fácil es que lo pasemos regular en este ascenso.
Psicológicamente es duro porque se va viendo en la última parte hasta dónde tendremos que llegar. La línea del telesilla también nos deja claro el final, que tendremos siempre en la cabeza. Eso, si vas tocado, te termina de hundir.

Si arrancamos el puerto desde la capital, nos vamos a catorce kilómetros de subida a una media superior al 7%. Sí que hay una zona hasta llegar a Encamp donde los falsos llanos en subida se alternan con los de bajada y una vez se gira a la derecha en una rotonda se afronta la parte dura, que acumula cuatro kilómetros al diez por cien.
El tráfico es escaso, si bien va en aumento por el auge del turismo de montaña. Pero en comparación con otras estaciones o el propio Envalira, una pasada la localidad de Encamp no deberíamos tener mucho problema. La bajada es fácil porque no hay demasiadas curvas que nos vayan a exigir, todas son bastante predecibles si el ritmo de descenso es precavido.
Los Pirineos en todo su esplendor y mostrando una subida que es un rara avis en toda la cordillera. Rampas y altitud. ¡A disfrutar!
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Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: 1001puertos.com
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