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Cicloturismo: la difícil subida a Mas de la Costa (Castellón)

Subir en bicicleta a Mas de la Costa debe ser uno de los retos más difíciles del cicloturismo. Si observamos la altimetría, nos daremos cuenta del infierno al que nos disponemos nada más arrancar las rampas en Llucena del Cid. Ni siquiera 4 kilómetros de subida para salvar más de 500 metros de desnivel, echen cuentas. Todas le harán impresionarse. Pendiente media de casi un 13% y rampas que llegan al 22.

La entidad de la subida está en lo empinado, no en su longitud. Estriba en ser constantes en el ritmo y tener una fuerza de voluntad de hierro, que suele ser el bien común del cicloturista habitualmente. Cuando atravesamos la localidad de Llucena, tomamos un cruce que nos dirige a un descenso rápido y empieza el festival con el kilómetro menos duro de los que nos esperan: al 12%.

Sin más dilación, comienza puerto. Un primer kilómetro que permite con muchas comillas algún respiro, ya que durante algún centenar de metros la pendiente rondará el 7-8%. Ya hay rampas del 16%, por lo que desde el minuto uno ya se sufre en esta subida. Preparad bien vuestros desarrollos y engrasad bien la cadena para ir guardando un punto de desarrollo todavía.

Conforme vamos subiendo la pendiente se instala en el 14% y será así prácticamente hasta la cima, con algún repunte y con algún pequeño descenso de la rampa hasta un 12%. Que nadie espere descensos mágicos y maravillosos aquí, una vez se pasa el cartel psicológico de tres kilómetros a la cima, no hay quien se libre, es un sálvese quien pueda.

El paisaje ofrece ofrece pinares y en cierta medida, pese a que no hablamos de los idílicos paisajes de los Alpes, tiene su encanto. No hay excesiva sombra en horas centrales del día y el trazado tiende a ser bastante rectilíneo, con curvas abiertas para compensar la pendiente. El tráfico es prácticamente inexistente, por lo que para ascender dichas rampas es mejor abrirse por el exterior. Cuidado con los ciclistas que bajan o que suben, tengamos en cuenta esta opción.

La carretera es estrecha y da más sensación de vértigo al ir colgada de la montaña en alguna ocasión. También da más sensación de dureza. Impresiona lo pronto que vamos ganando altura sobre el punto de inicio, pero que nadie se lleve a engaño: el puerto se hace muy largo pese a contar únicamente con cuatro mil metros de ascenso. Si nos pilla a final de ruta o en un día no muy inspirado, podemos pasar un auténtico calvario en estas rampas. Castellón permite además enlazar varias subidas en todo el entorno. Es una maravilla cicloturista esta provincia.

El piso es más cemento que asfalto. Un conglomerado en buen estado, que además como ha sido final de etapa de la Vuelta a España ha sido revisado y está en perfecto estado. Como los inviernos en Castellón y mucho menos a mil metros de altitud no suelen comprender la nieve o temperaturas excesivamente bajas por estar bien cerca de la costa, el estado del firme será complicado que empeore fácilmente.

Las pintadas que quedan del paso por aquí del ciclismo profesional animan a seguir adelante y marcan una referencia más accesible que el final de cada rampa. Es mejor ascender con objetivos cortos, pensando en lo que queda, sí, pero con la mente puesta únicamente en el final de la recta que atraviesas y un punto que vislumbres como referencia. Siempre es recomendable guardarse un puntito, por mucho que las piernas nos permitan ir más deprisa. La última rampa es absolutamente impresionante.

Reportaje más amplio, altimetría y más fotos: https://www.1001puertos.com/2018/12/mas-de-la-costa-por-lucena-del-cid.html

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: 1001puertos.com

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