La Cerdanya es un punto neurálgico para el desarrollo de varios deportes. Desde el propio esquí en meses invernales a la bicicleta y los deportes de aventura y montaña en los estivales, con predominancia por el mundo del cicloturismo a la hora de elegir estratégicamente destinos magníficamente enlazados como las múltiples alternativas ciclísticas que ofrece el Pirineos francés y andorrano, ambos muy cerca y con fáciles accesos, y las montañas que separan esta comarca del Berguedá, con la Creueta como punto más elevado en el trayecto que por carretera une todo este valle con la Pobla de Lillet. Se puede acceder a través de una pista que conecta La Masella con el Coll de Pal, pero apto únicamente para MTB.
Y es que esta subida a La Molina es un clásico de la Volta a Catalunya, una estación de esquí que acoge fielmente a la carrera y pese a que no ofrece excesivas diferencias, sí que calienta el ambiente de cara a la decisión final de la clasificación general. Podríamos decir que se trata de un termómetro de cara a las etapas reinas que habitualmente se concentran antes o después de llegar hasta esta ascensión que da comienzo en Alp. Existen múltiples variantes de acceso a la estación, si bien la que asciende paralela a la eterna Collada de Toses es la más directa. En todo caso, no dejan de ser 4-5 kilómetros de subida sin gran porcentaje si exceptuamos el final, que con alguna rampa entre el 8 y el 9% nos hará sudar llegar a la cima.
Por La Masella, estación a la que también se accede por Alp, es un puerto más serio, con esa primera parte del ascenso que sin ser excesivamente dura, sí pone más los puntos sobre las íes a la hora de saber cuáles son tus límites. Limitaciones que podremos explorar alargando la subida hacia el Coll de la Creueta, en esta ocasión por el lado sencillo. Dicha prolongación no añade ningún valor añadido altimétrico más allá de los dos últimos kilómetros. Hasta llegar allí, dejaremos a la izquierda el desvío hacia la carretera nacional que asciende a Toses. El paisaje abre mucho, con el verde de las praderas pirenaicas como el gran reclamo.
Un atractivo elevado que después nos dará sensación de abandono por encontrarnos en plena alta montaña y cruzarse con escasos vehículos. Una sensación magnífica solo interrumpida por el viento y la acumulación de desnivel que tras veinte kilómetros de ascenso se hará pesada. El porcentaje medio se ubica próximo al 4%, con alguna zona de descanso e, incluso, descenso intermedio. Su primera parte, incluyendo la que pasa por La Molina, no es especialmente atractiva, aunque si vemos un cómputo global y nos atrevemos primero con La Masella, la suma puede darnos un puerto más que atractivo.
En la zona, además de otras subidas de Cerdanya como Meranges, Talltendre, la más dura de la comarca sin lugar a dudas, o las que giran en torno a Alp, tenemos rápida llegada a Llívia, todavía España, donde existen numerosos colosos interesantes que explorar como Puigmal, Eyne, Font Romeu, Mont Luis, etc. Andorra queda cerca si atravesamos el importante escollo de la combinación Puymorens-Envalira. Al sur está el Berguedá, con el imponente Pradell y Coll de Pal al otro lado de las montañas. Una zona a la que dedicar tiempo y descubrir.
Reportaje más amplio, con altimetría y más fotos
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos.com