La subida al Lago del Naret (2.311 metros) es uno de los puertos de montaña más bonitos de Suiza y curiosamente es también uno de los menos conocidos. La belleza de este puerto viene determinado, en gran parte, por los innumerables lagos que nos acompañan durante sus 30 kilómetros de ascensión por lo que resulta inevitable compararlo con el precioso puerto italiano del Nivolet (2.612 metros). A nivel personal, podría decir que el Nivolet es el puerto más bonito que he subido de Italia y el Lago del Naret de Suiza. Aparte de su extraordinaria belleza el Lago del Naret también destaca por su dureza dado que, si queremos coronarlo, tendremos que superar un desnivel cercano a los 2.000 metros, lo cual lo sitúa al nivel de los más grandes y temibles puertos europeos.




El inicio de la subida lo podríamos considerar en el pueblo de Bignasco, sus primeros kilómetros son más bien suaves, a excepción de una docena de curvas de herradura al 10% que por un instante parece que nos transporta al Passo dello Stelvio. Cuando nos falten unos 12 kilómetros para coronar llegaremos al Lago de Sambuco, que es el primer lago de los cinco que veremos durante toda la ascensión. La carretera va paralela al lago durante unos tres kilómetros, son prácticamente llanos, lo que nos vendrá muy bien para contemplar la majestuosidad del paisaje en el que nos estamos adentrando y, sobre todo y más importante, para reponer fuerzas de cara al importante esfuerzo físico que deberemos realizar a partir de este momento. Pues tan pronto como nos vayamos acercando al rio que baja de la montaña y nutre de agua al lago veremos también una larga recta de unos dos kilómetros con rampas que prácticamente no bajarán del 15% poniendo a prueba nuestra resistencia física.




Una vez superada esa temible recta podremos volver a recuperar un poco de fuerzas al llegar a un pequeño llano en forma verde pradería, río de aguas cristalinas, frondoso bosque, grandes montañas… el lugar es lo más parecido al paraíso pero en realidad es la puerta de acceso al calvario que nos está por venir, puesto que una vez superado el puente que cruza el mencionado río llegarán los 6 últimos kilómetros que nos harán sufrir y retorcernos encima de la bicicleta, dado que todos ellos tienen una pendiente media superior al 10% (a excepción del último que hay un descenso antes de encarar la rampa final del puerto y eso hace bajar su pendiente media). La buena noticia es que, al menos en el mes de Junio que es cuando yo le he subido, una barrera impide el paso a vehículos motorizados, con lo cual la tranquilidad de rodar sin coches es otro aliciente más para subir este puerto.




Después de superar una gran cantidad de rampas acercándose peligrosamente al 20%, llegaremos a los 3 últimos kilómetros, los cuales son los más espectaculares del puerto, nuestro esfuerzo se verá ampliamente recompensado con una de las mejores vistas que un puerto de montaña nos puede obsequiar, una sucesión de preciosos lagos y grandes montañas nevadas nos acompañaran hasta llegar al último lago, que da nombre a la subida, estamos ya a 2.311 metros, hemos llegado a la cima del Lago del Naret. El paisaje no puede ser más alpino. Nuestra felicidad es absoluta.
No pensamos en nada, solo en que el esfuerzo ha merecido la pena, nos dejamos abducir por el paisaje, al cual no paramos de hacerle fotos y en este momento tenemos la respuesta a la pregunta que todo ciclista ha escuchado en algún momento ¿ Y tú porque montas en bicicleta? Puertos como este del Lago del Naret son la respuesta. Hacer deporte en un paisaje tan maravilloso es lo que nos hace enamorarnos de la bicicleta.
Escrito por Jorge Fonseca
Fotos: Jorge Fonseca