El Joux Plane (o la Joux Plane, dependiendo de a quién le preguntes) es uno de los puertos más duros y temidos de los Alpes. Gracias a las etapas del Tour de Francia, esta montaña es de las más famosas y una de las más visitadas de la zona. La cercanía con ciudades que tienen tanta vida en invierno como en verano gracias a la montaña hace que sea un destino fácil de alcanzar. La combinación con tantos y tantos colosos le convierte sin lugar a dudas en una gran opción para practicar cicloturismo y diseñar nuestras particulares “concentraciones” en alta montaña.
La carretera que recorre las faldas del Pointe d’Angolon (2100 metros de altitud) para comunicar las localidades de Sämoens y Morzine no es especialmente ancha y carece en gran parte de señalización horizontal, lo cual da todavía más sensación de puerto de entidad. Lo bueno de esta subida por cualquiera de sus dos caras es que el constante curveo ameniza bastante el sufrimiento. Las bajadas, por contra, son muy técnicas y requerirán toda nuestra atención. Por suerte, la altitud no es excesiva, ya que la cima se encuentra a unos 1700 metros, un rara avis en una cordillera de puertos altísimos y valles ya de por sí a una gran elevación sobre el nivel del mar.
En la zona podemos combinar este puerto, que ya es de por sí una razón de peso para visitar la zona, con otros evidentes como Avoriaz, con inicio en Morzine. También todas las subidas que rodean Les Gets, o Arbroz, Ramaz, etc. Hay rutas menos evidentes como las varias variantes del Col d’Encrenaz o el más incierto Col de la Golèse, que está en su mayoría asfaltado y transita entre bosques tupidos. Buena opción para el verano más cruel. Pero Joux Plane ya es un reto en sí.

Vertiente sur: desde Sämoens, una ruta infernal que va de menos a más
Es la vertiente estrella de este puerto. Es cierto que desde la localidad de inicio existen al menos tres variantes, que son la clásica por la comarcal que atraviesa esta localidad de norte a sur, y dos atajos que reducen trayecto y aumentan pendiente. En Cyclingcols están bien marcadas todas ellas, aunque en esta ocasión nos vamos a centrar en la tradicional. En la coqueta localidad de inicio ya empezaremos a sufrir en nuestras carnes los casi 13 kilómetros con una pendiente media del 8%. Encontraremos muchos desvíos que nos conducirán al mismo lugar, pero no caigáis en la trampa, que son rutas mucho más duras.

Si seguimos la carretera que conduce a Morzine, encontramos un pequeño descanso y a base de herraduras puntuales iremos ganando altura con facilidad. En días claros podremos ver el valle a nuestros pies, ya que salvo algún tramo concreto no es una subida excesivamente frondosa. Cuando nos quedan seis kilómetros para coronar alcanzamos el cruce de una de sus vertientes más difíciles, con unas preciosas vistas de Sämoens y el valle que lo aloja. Ahí la ruta gira a la izquierda y empieza un calvario que sólo terminará cuando hagamos cumbre.
Las verdes praderas nos irán acompañando para darnos apoyo moral y esperanza, pero poco más. Porque no habrá socorro. La pendiente se instala en el 10% y de forma constante nos elevará hasta un gran parking y un lago que da nombre al puerto y que se considera la cima de esta montaña. Desde la cima se puede acceder a rutas de senderismo, con vistas impresionantes de este maravilloso rincón de los Alpes.




Vertiente norte: la cara oculta del Joux Plane
Es la menos conocida, inédita en el Tour de Francia, pero en realidad un puerto muy duro, casi tanto como por el otro costado, si bien es más corto y ofrece una zona de descanso en la parte superior desde que se corona el Col de Ranfolly. Desde la estación de bomberos empezamos a ascender, sorteando un camino que no es fácil al principio, pero una vez encontrado el punto de inicio (indicado regular para alcanzar este lugar) no habrá mayor problema.

Es una ruta bastante más rectilínea, con alguna curva de herradura para romper la monotonía. La pendiente durante dos kilómetros va a ser realmente dura, con kilómetros completos superando el 10% de pendiente media. Pequeño descanso y de nuevo sin más dilación ascendemos entre el 8-10 en todo momento hasta alcanzar el primer alto del camino. El Col de Ranfolly es la cima real de esta cara, dando comienzo en dirección Joux Plane a un tramo de descenso y posterior falso llano ascendente.
Las vistas de esta vertiente y del tramo superior son magníficas. Merece la pena ir parando para fotografiar y degustar el entorno echando un trago de agua. Existen restaurantes a lo largo de la ruta en ambas caras, pero habría que comprobar la disponibilidad y los horarios, que en montaña la vida funciona a otro ritmo. Un destino cicloturista maravilloso y totalmente recomendable.




Enlace a reportaje completo en 1001puertos.com (vertiente Sämoens)
Enlace a reportaje completo en 1001puertos.com (vertiente Morzine)
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: 1001puertos.com