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Cicloturismo: Llac de Sant Maurici, la joya ciclista de los Pirineos catalanes

Antes de nada, se debe ubicar la zona de los Pirineos que estamos describiendo. Estamos en España, en la provincia de Lleida, en el valle que recorre la carretera que transcurre entre Sort y Esterri d’Aneu, entre los pies de las subidas a los puertos del Cantó y la Bonaigua respectivamente. Se trata del valle del Noguera Pallaresa. No muy lejos del comienzo de esta última ascensión, un mito de este lado de los Pirineos, se encuentra el desvío que nos dirige a Espot y a la estación de Súper Espot. 

Una subida de unos 16 kilómetros de longitud con un desnivel medio del 6%, lo que da ya una idea de dureza importante. Si nos damos cuenta de que es un puerto que va a escalones, tal vez comprendamos la dimensión real de sus rampas, que quedan diluidas en la pendiente media debido a los descansillos que vamos a encontrar. Tampoco son bajadas, pero sí zonas breves que nos permiten recuperar un poco. 

El primer tramo empieza en el cruce. La carretera es ancha, aunque con poco arcén y al mismo tiempo poco tráfico fuera de épocas vacacionales, de la temporada alta. Esta zona se compone de ocho kilómetros, con terreno bastante irregular. Hasta que pasamos la localidad de Espot, arquitectónicamente interesante, alternaremos zonas del 8% con otras del 3%. Una macedonia de rampas que hay que saber gestionar. Conforme vamos ganando altura, las vistas se abren impresionantes ante nuestros ojos. Los árboles no nos dejan ver el bosque, pero se agradece en días de verano. 

Según pasamos la localidad, llegaremos al desvío hacia la estación de esquí y una carretera que se encuentra cerrada al tráfico rodado por una barrera que no da acceso. Un parking es la antesala de una carretera más estrecha donde ya el tráfico desaparece por completo. El asfalto empeora también, dando más sensación de alta montaña. 

El paisaje se vuelve una maravilla, con vistas sobre los picos vecinos y ganas de darse un paseo a pata para explorar la zona. Cuando pasamos la barrera, nos encontramos las rampas más difíciles de todo este Llac de Saint Murici, que llegan al 16-18%. Son tres kilómetros y medio de sufrimiento, aunque las medias kilométricas no arrojan porcentajes fuera de lo común.

Una nueva barrera da acceso al tramo final. La dureza es notable en el tramo significativamente más duro del ascenso. Rampas del 18% se alcanzan aquí, ninguna broma. El asfalto sigue siendo algo irregular y aún se vuelve más estrecho en la parte final. Los últimos cinco mil metros son un puerto más normal, con kilómetros entre el 5 y el 8%. Rampas del 12% y preciosas postales como se puede ver en las fotos. 

Llegamos a las más de 1900 metros de altitud del Llac de Sant Maurici, que sigue imponente entre montañas que rozan los tres mil metros de altitud. El entorno es una maravilla para aparcar la bici y seguir alguna ruta a pie. Absolutamente precioso. Estamos en pleno Parque Nacional de Aigües Tortes y se nota. El silencio, sin coches que disturben la paz de la naturaleza, es el protagonista de un paisaje para el que habremos tenido que trabajar bien duro. 

En la zona existen varias subidas para completar nuestro viaje y nuestra ruta del día. Además de la mencionada Bonaigua, en la misma mole montañosa de Sant Maurici tendremos subidas como Port Ainé, la reina de Rialp y de los Pirineos españoles, también las más leves a Llesui o Enviny y más alejada, Pleta del Prat o el mismo Val Ferrera con el Port de Cabús conenzando su leyenda hacia Andorra por pista de tierra hasta conectar con el Coll de la Botella en su parte alta. 

Reportaje más amplio en 1001puertos.com

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: 1001puertos.com

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