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Cicloturismo: Llanos del Hospital, el último rincón del valle de Benasque (Huesca)

Nuestra sección de cicloturismo nos lleva hoy hasta Llanos del Hospital, en el extremo norte de la provincia de Huesca, en ese triángulo que conforman Aragón, Catalunya a través del valle de Arán y Francia. El valle de Benasque ofrece numerosos atractivos para los deportistas de montaña, incluidos los aficionados al MTB, que tienen en la ascensión al misterioso Sahún un reto mayúsculo. También en forma de sendas para caminar o ascender de nuevo con la bicicleta de montaña. O ríos para pasar el día en meses estivales reduciendo los calores típicos de esa época.

El valle de Benasque es conocido por la propia localidad oscense, conocida por estar sita en la base de Cerler, estación de esquí. Sus preciosas calles, con casas de fuerte piedra típicas de los Pirineos, adornan la capital de este epicentro del disfrute de la naturaleza. Entre los muchos encantos para el cicloturismo que encontraremos en los alrededores, como la propia subida al Ampriu, la preciosa carretera de Liri, la prolongación hacia la Ribagorza más pura… Si tu amor es la bicicleta, quedarás enamorado de este valle, sin ningún género de dudas.

La subida a Llanos del Hospital consiste en el acceso por carretera a unas antiguas instalaciones hospitalarias que datan de la Edad Media y que en la actualidad constituyen hoteles e infraestructura de la pequeña estación de esquí de fondo. Debido a las aludes, el hospital tuvo que ser construido de nuevo en otras ubicaciones del valle. Un centro que se construyó con el fin de atender a todos aquellos osados que cruzasen los Pirineos.

Estamos dentro del parque natural de Posets-La Maladeta, con todo lo que ello supone. Los picos de más de 3000 metros y la mirada lejana del Aneto en la distancia serán quienes recorten nuestro horizonte. Como buen valle, conduce el flujo de viento y es un factor a tener en cuenta. Del mismo modo que las tormentas, muy intensas en las tardes de verano. Arrancamos de Benasque en dirección norte. La carretera gozará de bastante tráfico en las inmediaciones de la localidad, sobre todo en época invernal, meses vacacionales o fines de semana.

Una vez llegamos al desvío a Cerler, la carretera se estrecha y se vuelve más una carretera de alta montaña. El porcentaje aumenta y se instala en un 6-7% constante, con algún repunte en este tramo inicial del 10%. Los salva aludes nos taparán el sol durante algunos tramos, así como algún túnel que encontraremos en el camino. Habrá que estar bien visibles y tener toda la precaución posible, pero hay ciertamente otros pasos más peligrosos en otras ubicaciones.

Iremos encontrando pequeños desvíos a mano derecha. Alguno nos conducirá a lugares idílicos, escenas del río que nos pondrá la miel en los labios como un lugar fresco donde meter los pies en verano. Dejaremos las paradas para la bajada. El viento suele entrar de cara, aunque la pendiente en este caso tampoco es excesiva y va cediendo terreno en algunos tramos, con un par de grandes descansillos. Nos servirán para recuperar y alimentarnos bien, ya que este puerto, de unos 13 kilómetros, puede resultar pajarero si llevamos un buen tute previo o el calor aprieta.

La zona final permite seguir en carretera de tierra hasta refugios de la parte superior del valle. Desde allí las vistas sobre los glaciares son espectaculares. La montaña, en todo su esplendor. No cuesta mucho este ascenso si tienes buena base de entrenamiento. Pero ciertamente es molesto si te pilla a contrapié. El piso es bueno, aunque tiene alguna grieta.

Un rincón precioso de la provincia de Huesca que no debes perderte si lo que te gustan son las rutas de bicicleta. Una combinación con Cerler, Sahún o Ramastué puede suponerte una de las rutas más bonitas de ambos lados del Pirineo.

Enlace a reportaje completo en 1001puertos.com

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: 1001puertos.com

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