El Mirador del Fito es uno de los lugares más emblemáticos de Asturias. Más allá de que sea un puerto más que reconocido en carreras como la Vuelta a España o sea uno de los colosos más ascendidos en el entorno del triángulo que conforman Lastres, Ribadesella y Cangas de Onís, esta subida es uno de los puntos más turísticos del Principado. A sus duras y llamativas rampas hay que añadir el propio mirador, en la cima del Alto de Cruz de Llames, nombre que ha perdido la batalla en favor del balcón del Cantábrico y de los Picos de Europa al mismo tiempo.

Una atalaya privilegiada sobre las comarcas contiguas y antesala clara de los Lagos de Covadonga en numerosos eventos ciclistas y cicloturistas que ha sido incluido como uno de los principales reclamos. Con apenas 600 metros de altitud y 7 kilómetros de longitud, es una montaña que se atraganta mucho más de lo que parece. De esos siete, los tres primeros sirven de calentamiento, si bien ya encontraremos alguna rampa del 10% intercalada por allí. Comenzamos en Loroñe, casi al nivel del mar, un pueblo muy cercano al más conocido Colunga.
En dicha localidad tomamos la carretera que nos dirige a Arriondas, en el valle opuesto a unas montañas que se elevan justo enfrente del mar y de nuestros ojos. El Macizo del Sueve, con alturas de 1000 metros, tienen en este su mejor paso asfaltado. El piso está en perfecto estado, señalizaciones, anchura… un puerto perfecto para disfrutar de su ascenso y las grandes vistas de las que gozaremos. Eso sí, aprovechad los días en los que no haya niebla, donde las vistas pierden bastante.

Cuando quedan 4,5 kilómetros para coronar, hay un cambio en la dinámica del puerto. Las rampas se instalan en el 11% y no bajan en absoluto hasta la cima. Hay un único y breve descansito de 200 metros que alivia las piernas antes de afrontar el tramo final, que no afloja en absoluto hasta llegar a la cima del puerto. En la cima, donde existe un mínimo aparcamiento, se puede visitar el mirador, que se encuentra colgado sobre la montaña en hormigón y que es una posibilidad de vislumbrar el mar y todos los cordales montañosos cercanos.
Una postal que, como comentaba, en días claros es casi insuperable en Asturias. Quizá únicamente por el Monte Deva, en las faldas de Gijón, o el propio Gamoniteiro. Existe una segunda vertiente desde Arriondas que dejaremos para otro día, aunque es igualmente exigente. Nunca, eso sí, como esta vertiente norte, que puede ser un auténtico calvario. Que se lo pregunten a Induráin, que abandonó la Vuelta a España de 1996 tras el ascenso al Fito y nunca volvió a dar una pedalada como profesional.




La bajada por cualquiera de las vertientes es cómoda si no tenemos lluvia o niebla. Cuidado con el tráfico, que suele ser intenso en fines de semana. Sobre todo, en la zona de la cima suele haber mucho coche maniobrando, puertas abriéndose. Turistas. Cuidado con esos aspectos. Por lo demás, un balcón magnífico y un enlace privilegiado entre el mar y los Picos de Europa. En la zona, más allá de los famosísimos Lagos de Covadonga, tenemos más montañas.
Tenemos el alto de Bada, camino ya a Cangas de Onís, también la zona del Alto de la Llama, con puertos que son una auténtica emboscada como Sietes. Una zona que nos conduce de nuevo al lugar de inicio por Alea y demás a través de bellísimos prados a la sombra de toda esta montaña. Y más allá las maravillas montañosas de Torno y alrededores de Llanes. ¡No te lo puedes perder!
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Jorge Fonseca
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