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Cicloturismo: Monte Jaizkibel, la cima que une Francia y el Cantábrico con San Sebastián

La subida a Jaizkibel es una de las más conocidas del entorno de San Sebastián. La capital donostiarra acoge la clásica de mismo nombre, de la que nuestro protagonista es el puerto estrella y seña de identidad. Situado junto al mar entre las populadas localidades de Irún y Hondarribia, apenas a unos metros de suelo francés, y Lezo, a medio paso de la ciudad vasca, se trata de una auténtica delicia para el cicloturista. Es cierto que en épocas estivales o días festivos el tráfico puede aumentar, pero los paisajes y el bello trazado que posee nos hará la subida bastante más leve de lo que en realidad es.

Su dureza contenida nos hace la escalada más fácil, pudiendo disfrutar de ambas vertientes en un mismo envite. Por ambas vertientes tendremos un puerto duro, de unos ocho kilómetros de prolongación y rampas similares, si bien distribuyen esa dureza de forma distinta. Por la cara de Lezo, la que es típica en la Clásica de San Sebastián, acumula desnivel en su primera parte, donde un descanso da paso de nuevo a una zona dura. Los últimos dos kilómetros suavizan bastante y ofrecen incluso un final en falso llano que permite disfrutar no sólo de la bicicleta, sino del paisaje, con en el mar en la vista a nuestra izquierda y vistas sobre toda la espectacular zona de costa.

Por Hondarribia tiene una longitud similar y también coincide en incluir una zona de descanso a mitad del ascenso. Sin embargo, es un puerto más homogéneo por esta cara, con los porcentajes menos duros, pero más constantes hasta el final del alto, a excepción de ese tramo incluso de bajada. Las rampas en ningún caso superarán el 10%, lo que hace bastante accesible esta cima a cualquier cicloturista medianamente entrenado.

La calzada es lo suficientemente ancha para ser adelantados con seguridad. Hay muchas curvas, incluso un tanto más de herradura en la vertiente oeste, con una última parte más rectilínea para alcanzar la cima. Desde la misma, se puede ascender a la cima de Jaizkibel, donde unas antenas coronan la montaña. La pista ahí se estrecha y tiene un asfalto rugoso que en algún tramo puede considerarse descarnado. Merece la pena subir por la perspectiva que se gana sobre el puerto y las vistas sobre las playas y localidades contiguas. En este tramo sí que sufriremos de lo lindo, puesto que los porcentajes serán más salvajes, sin ser nada fuera de lo común.

En la bajada hay que tener precaución. Al tratarse de un lugar de costa, la humedad es elevada. También es una zona de lluvia habitual, por lo que las zonas de umbría pueden ser peligrosas. Bien es cierto que por la vertiente de Lezo tiene más arboleda que por la contraria, lo cual en verano puede ser un hecho a tener en cuenta. Si bien, como bien es conocido el clima norteño, las temperaturas no suelen ser lo suficientemente elevadas como para causar los estragos de otras regiones de España.

En la zona hay numerosos puertos interesantes a los que acceder tras coronar esta maravilla paisajística. Erlaitz puede ser uno de los más interesantes y de los más duros del entorno. Algo más retirado puede estar el Alto de Ibardin y todo el complejo de rutas que existe en la zona (sobre la que ya publicaremos un reportaje). Al otro lado de la playa de La Concha se encuentra la subida al mítico Monte Igeldo. De ahí en adelante, hay interesantísimas variantes como Murgil, introducida hace escasas ediciones en la Clásica y con grandes rampas. La zona es para perderse, con múltiples variantes, carreteras y accesos a pueblos o barriadas.

Reportaje más amplio y fotos de la vertiente de Lezo

Reportaje más amplio y fotos de la vertiente de Hondarribia

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: 1001puertos.com

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