Oír hablar del Passo della Forcella a la altura del Mortirolo o del Zoncolan puede extrañar a más de uno. Y no deja de serlo porque si nos vamos a los coeficientes, que al final son una medida de referencia para comparar subidas, efectivamente no hay color: el Forcella se merienda bien merendado tanto a Mortirolo como al Zoncolan. Eso por hablar de mitos italianos, pero se puede añadir el asturiano Angliru a la lista. Estamos hablando de una subida salvaje, de lo más duro de Europa si no lo más y con diferencia. Son 9 kilómetros de subida, sí. No es excesiva su longitud altimétrica.

Pero su pendiente media roza el 14,5%. El Angliru, en su zona más dura, marca seis kilómetros sobre el 12% de media. Ello entraña que en el español hay rampas que alcanzan el 23%. El Forcella se va a un último kilómetro cuya pendiente media ya supera el 22%. Las rampas máximas se acercan al 30%, aunque los carteles sólo admiten el 28%. Las mediciones se quedan en un punto menos. Y da igual, estamos hablando de un auténtico coloso indomable que incluso a los mejores escaladores provoca problemas para no posar el pie en la tierra ante las imponentes rampas.




Una barbaridad que sólo requiere de una cuestión a la hora de afrontar sus rampas: estar como una regadera y tener piernas a prueba de bombas, un desarrollo adecuado para escalar paredes y armarse de paciencia. Si los cálculos en un puerto normal a veces fallan, qué no pasará en esta auténtica mina de rampas imposibles. Los descansos ya se nos van de precio.
Esto comienza en Ovaro, en la misma localidad que acoge el inicio de la escalada al Zoncolan por su lado más icónico. Nos encontramos a una altitud en torno a los 500 metros sobre el nivel del mar. Los valles son muy profundos, extremadamente. En contraste con unas montañas altas que superan los 2000 metros a las que vamos a llegar en poco trayecto. En este coloso vamos a subir más de 1300 metros en esos mencionados 9 kilómetros.
Subiendo hay tiempo para echar cuentas. Bueno, mejor no. Porque sino, nos quedamos en la primera rampa. Y eso que Forcella empieza en un tono normal, con esa dureza que los colosos tienen en esta zona: kilómetros al 10%, rampas al 15. Todo en orden. Pero esta tranquilidad relativa se ve alterada a los dos kilómetros y medio, donde empieza el fin del mundo.




Sabemos a lo que venimos, por lo que toca apretarse bien las zapatillas, echar un trago de agua y comen-
zar a paladear (que no pedalear) este primer rampón. Pasada esa localidad de Mione comenzamos el infierno, la carretera se estrecha y salvo apenas 100 ó 200 metros que nos dé un ligero respiro, ya no habrá descanso. La rampa es tan brutal y constante que parece que el tiempo no pasa, no avanza. Aún así, es más que recomendable guardar un piñón para la parte final. Si son dos, mejor que mejor. Estos siguientes tres kilómetros oscilan entre rampas del 15-16% y algunas del 21.

Pero aún así, sigue siendo una subida más o menos normal. Carretera muy estrecha, con algún tramo más descarnado o repleto de gravilla, pero ciclable en todo momento. Si es que se puede llamar ciclable a rampas de este calibre. A partir de un pequeño rellano de apenas un centenar de metros, comienza el infierno del infierno, una zona tan dura que ni te lo imaginas por muy preparado que estés para venir.
Las paredes se van volviendo cada vez más empinadas, las cuestas ya parecen haber alcanzado su máximo, pero no. Conforme nos acercamos a los últimos mil metros, el porcentaje es más elevado. A tres de coronar se sube un kilómetro completo que es de más entidad que el kilómetro más duro del Angliru. El último supera el 22% de media. Rampas del 28 sobre hormigón a rayas para que los pocos vehículos que osen subir hasta aquí puedan hacerlo en una mínima condición.




Muy curioso en esta subida es que comenzado ese último tramo, la vegetación desaparece y se sube a base de una ladera verde como en los cuentos y las leyendas de los Alpes. No hay nada más que sufrir mirando al frente para mantener el equilibrio. La recompensa visual estará en la cima, con un fin abrupto de la pista de cemento y continuación breve en tierra. Es una barbaridad esa última rampa. Da vértigo mirar hacia abajo, mucho más comenzar a bajar. El equilibrio y la gravedad son dos términos que se anteponen aquí.
Coronado este Forcella, no habrá otro puerto que nos resulte igual de duro. Es cierto que con constancia y mucho desarrollo se puede subir, pero no todo el mundo estará capacitado para ello. A la hora de hacer rutas, conviene ser realistas y esperar a superar un reto que requerirá de nosotros un esfuerzo mayúsculo de por sí. Si aún quedan ganas de hacer ruta, el Monte Zoncolan domina la zona, tanto para escalarlo como para evitarlo. Puertos hay para aburrir, ninguno tan bestia como lo que acabamos de superar, que no olvidaremos fácilmente porque no subiremos muchas paredes como ésta.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: SeBeTeam (@SeBeTeam)
Visita virtual:
Sería bueno que la comparación fuera con otras subidas cementadas y no asfaltadas, no?
Con el Nebelhorn, collada Taranes, Pelea, Laguna La Sobia, Malga Palazzo, etc.
Hola, cómo es el clima, es viable subirlo en abril?
Hola Daniel!
Nosotros lo subimos en Septiembre, no sabemos cómo estará el clima por allí en Abril…
Pero creemos que de primavera a verano es buena época para subirlo!!
Yo fui en Junio , hice desde Ovaro, Monte Crostis y Zoncolan y fui andando por nieve durante 7 kilómetros y la carretera cortada por avalanchas y llena de pinos tirados