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Cicloturismo: Piedra de San Martín (Belagua), la puerta entre España, Isaba y Francia

La frontera más evidente y sencilla para saltar entre España y Francia se encuentra en Irún o en la provincia de Huesca a través de Somport o, en menor medida, del Portalet. Pero una de esas vías principales que comunican los Pirineos de uno y otro lado de la línea divisoria entre ambos países es este puerto de la Piedra de San Martín. La versión española de la Pierre Saint Martin, uno de los muchos colosos que el lado francés de estas montañas esconde. La vertiente española de esta gran mole no es tan complicada como el lado opuesto, donde se acumulan seis vertientes diferentes, pero no es un puerto a desdeñar, ni muchísimo menos.

Arranca en la localidad navarra de Isaba, un pequeño núcleo de población coqueto atravesado por el río Belagua que sirve como cruce de caminos y de puerta hacia la alta montaña. Progresivamente va ascendiendo por el valle la pendiente, que no supera en ningún momento el 4% durante los primeros doce kilómetros de trazado. Será cuando abandonemos la compañía del río en un giro a izquierdas cuando comience la verdadera ascensión a este coloso, que no deja ser un puerto de primera categoría con todas las letras pese a la siempre odiosa comparación con sus vertientes hermanas.

Pronto nos metemos en las herraduras, con hasta siete prácticamente enlazadas. Vamos ganando altura sobre el valle del que procedíamos y el trayecto se nos hace ahora más entretenido. La carretera es amplia, está perfectamente asfaltada y tiene protección lateral. No existen grandes zonas de umbría, por lo que la visibilidad debería ser buena para los conductores. Al ser un valle lo que vamos ascendiendo, el viento debería tener su influencia: o de cara o de cola.

Conforme vamos ascendiendo, los árboles empiezan a escasear. Los varios miradores que nos vamos encontrando nos permiten vislumbrar la belleza del valle y de este rincón del Pirineo navarro. En breve enlazamos con la línea fronteriza, que nos irá acompañando hasta casi la cima, que se encuentra curiosamente ya en territorio francés. Pasamos junto a centros de esquí y también atravesamos una curva helicoidal, donde en bajada disfrutaremos mucho más que en subida, porque además la pendiente recupera en esa fase un repunte de la pendiente después de un largo descansillo. Y es que de rampas no hemos hablado aún.

La zona dura son 14 kilómetros de puerto. Los primeros cinco promedian un 8% de media, algo ya muy serio. Los ocho primeros serán al 7%, la parte más difícil de la ascensión. Después viene el descanso, que ocupa nada menos que tres kilómetros con alguna zona donde la pendiente es descendente. Los últimos tres kilómetros, justo al paso por la curva famosa y un grupo de hermanas que la acompañan, vuelven a ganar entidad, con rampas que alcanzan el 10%, lo más duro. Últimas curvas y pasamos a Francia, donde se encuentran los últimos metros. La cima en sí se comparte por ambos países, si bien la carretera permanece siendo francesa.

Aparcamientos a sendos lados de la carretera y rutas de montaña que arrancan en las proximidades lo hacen un terreno muy recomendable para hacer una visita. Si seguimos hacia delante y bajamos un poco nos encontramos con la estación de esquí de La Pierre, una pequeña ciudad a unos 1700 metros de altitud. Ahí empieza el enjambre de carreteras que permiten hacer un rally de montaña para entrenarnos y sufrir de lo lindo. Pero lo que es la vertiente única española merece la pena, no es excesivamente dura y se disfruta. La bajada también. Con tener la precaución básica y cuidado con el paso canadiense y un túnel de corta duración, no debería haber mayor problema.

Reportaje completo en 1001puertos.com

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: 1001puertos.com

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