El Puerto del Connio se encuentra bien cerca de la línea divisoria con Galicia, en el Occidente asturiano, entre una nube de puertos que no podrían ser más cicloturistas. Poco tráfico, paisajes impresionantes y carreteras en general en buen estado, muy ciclistas por no ser excesivamente anchas. Una zona por descubrir, al igual que el Parque de Muniellos, una reserva que hace del tránsito por esta preciosa carretera una auténtica experiencia. Los paisajes serán cautivadores, como también lo será este puerto de doble vertiente, quedándonos en esta ocasión en la este, la que reviste menor dificultad y si cabe la menos “interesante”, aunque es una auténtica joya en sí misma.

Como se puede ver en el magnífico gráfico de Andalucía Cicloturismo y Miguel Baeza, el puerto consta de unos catorce kilómetros de subida, con rampas sostenidas en torno al 7% durante la gran mayoría de él y con una pendiente media algo inferior al 6% debido a lo suaves que son los dos primeros kilómetros y algún leve descansillo que iremos encontrando. Alguna rampa superior al 10% salpica este ascenso al Connio, que no corona a una gran altitud (1315 metros, coincidiendo la medición oficial con la de la altimetría, algo que por desgracia no es muy común).
Es un puerto de primera categoría con todas las letras. El trazado es bonito, arrancando en Ventanueva. Nos encontramos a escasos kilómetros de Cangas del Narcea, en un vértice que permite en pocos kilómetros ascender al extinto Rañadoiro (o lo que queda de él) o al Valvaler. Eso únicamente por este lado este de la ascensión, que el oeste es mucho más rico en combinaciones, aunque ya viajaremos hasta el otro lado de este preciosa montaña.




La carretera está en perfecto estado y no contiene pintura en el centro de la calzada. Aún así, sin ser excesivamente ancha, sí lo es lo suficiente como para ser adelantados con garantías. El tráfico será escaso y apenas una molestia. Aún así, siempre precaución. Llegada la localidad de Moal, el ascenso cobra su verdadera dimensión. Hay sombras en parte de la ascensión, aunque en las zonas centrales del día Lorenzo nos azotará con fuerza si está presente.
Existe densa arboleda a ambos lados de la calzada durante la primera mitad sobre todo. A partir de un kilómetro al mirador de Muniellos empiezan a desaparecer los árboles y aunque el paisaje sigue siendo predominantemente verde, la ausencia de protección tendrá un punto positivo muy a tener en cuenta: las vistas sobre el entorno mejorarán y las fotografías mentales (y reales) a disfrutar desde aquí serán una auténtica pasada. Los miradores naturales ofrecen vistas sobre todo el macizo sobre el que se asienta la Reserva Natural y en partes observar por dónde hemos venido ascendiendo y lo que nos queda, aunque como el trazado tiende a tener curvas constantes nos costará.




En el entorno de este puerto existen numerosas pistas de tierra que con ruedas gordas pueden ser afrontadas y nos permiten insertarnos aún más en la Reserva de Muniellos. Una zona para perderse y venir a pasar unos días, sin duda. Como más se disfruta, sin lugar a dudas, es a lomos de una bicicleta. Los profundos valles que aquí se encuentran esconden aún más sorpresas a las que en MTB se puede acceder.
Una vez en la cima entramos en la Reserva. La carretera únicamente se adentra durante un pequeño tramo, pero aún así merece la pena ganar la perspectiva sobre este magnífico rincón de Asturias. Uno de los puertos más bonitos en la combinación de ambas vertientes.
Reportaje completo en Andalucía Cicloturismo
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Andalucía Cicloturismo
Visita virtual: