Nos quedamos con su vertiente oeste. Que Suiza esconde puertos y paisajes increíbles es decir que el cielo es azul y La Tierra redonda. El Sustenpass es, sin lugar a ningún tipo de dudas, uno de los puertos más bonitos del país, no siendo ni de lejos uno de los más famosos. Vigilado por los más de 3500 metros de altitud del Sustenhorn, a cuyos pies yace el paso, a unos 2200, esta montaña conecta los cantones de Berna y Uri de la mejor forma que el país helvético sabe hacer: a través de un magnífico puerto de montaña.

El Sustenpass es un auténtico coloso por sus dos caras. Es el tercero en Suiza con más kilómetros por encima del 5%, con casi 17 kilómetros sobre esa pendiente media. El primero es el propio Sustenpass, aunque por la vertiente opuesta. Desde Innerkirchen serán 28 kilómetros con una pendiente media cercana al 6%. Arrancamos a 625 metros y coronamos a más de 2224, lo que arroja un desnivel de 1600 metros, indicativo de que este puerto no es ninguna perita en dulce.




Al comienzo tenemos una zona muy dura que sirve para calentar las piernas. El ascenso da una tregua durante algunos kilómetros para repetir escena con un tramo algo más largo y de similar dureza y otro de falsos llanos con algún ligero descenso que refrescará las piernas. Todo hasta llegar al cruce con el río Wendenwasser, donde el trazado rectilíneo que llevábamos pasa a mejor vida y nos ofrece un auténtico recital de curvas para ir escalando los últimos 14 kilómetros de esta montaña interminable. El valle va remontando el Gadmerwasser, afluente del Aar que alimenta el Brienzersee, precioso lago a los pies de Interlaken.
El piso es excelente en todo momento, con amplitud para ser adelantados. A lo largo de la ruta hay cantidad de apartaderos que nos permiten parar a disfrutar de la vista o a tomar un pequeño respiro. Nos vamos a encontrar pequeños túneles a lo largo de este último tramo. Es la zona más delicada, puesto que nos encontramos en subida y pese a que el tráfico no debería ser excesivo, sí que ofrece más peligro que en la bajada por ser más lentos. Luces y precaución.




En esta última parte del Sustenpass en su vertiente oeste los valles se vuelven más escarpados y las curvas nos ayudan a ir ganando altura muy rápido sobre el cada vez más lejano valle. Las nieves casi perpetuas de este lugar decoran un paisaje ya de por sí precioso que nos costará no tratar de inmortalizar constantemente. Las vistas tienen mucho encanto y eso paliará en parte el gran esfuerzo que hay que realizar para disfrutar de ellas en bicicleta.
Alcanzamos la cima, situada justo antes de un gran túnel que atraviesa la montaña hacia la otra vertiente, la más dura. Hay alojamiento y restaurantes en lo alto del Sustenpass, aunque conviene comprobar la disponibilidad en el día que decidamos visitarlo. El Sustenpasssee, pequeño lago de la cima, ofrece un pequeño resquicio de llano. El frío se deja sentir a estas altitudes y será algo a tener en cuenta antes de comenzar la bajada. Hay rutas a pie muy recomendables en esta zona, partiendo o llegando a la cima del Sustenpass.




Se encuentra rodeado de pasos de montaña realmente famosos, como el Saint Gothard (San Gotardo), el Grimselpass o el Furkapass, pudiendo realizar un recorrido circular que incluya los tres ascensos. Una ruta de alta montaña por tres puertos espectaculares, aunque durísimos. Conviene comprobar que se está en un buen estado de forma para realizarlo, ya que es una de las rutas más duras que se pueden realizar en el centro de Suiza.
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Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos:1001puertos.com