Hablar de este puerto no es hacerlo de cualquiera. Es el cuarto paso más elevado sobre el nivel del mar de los Alpes y, por tanto, de Europa, con más de 2740 metros de altitud, siendo el segundo de Italia por detrás del Passo dello Stelvio. Una auténtica maravilla en lo paisajístico y una tortura en lo ciclístico, con una longitud importante (más de 30 kilómetros si arrancamos la consideración de puerto desde Sampeyre) y unos últimos nueve kilómetros con una pendiente media cercana al 10% y sobre los 2000 metros de altitud que marcan la diferencia entre los que quieren y los que pueden llevar a cabo este auténtico reto.
Desde el valle el puerto remonta de forma leve en forma de buena carretera. Algunos tramos más empinados, otros de descanso. Así durante unos veinte kilómetros, lo que nos costará llegar a Chianale. Pasado el Lago di Castello, artificial, llegamos a esta localidad, donde se estrecha la carretera y la pendiente aumenta bruscamente, comenzando también a enlazarse las curvas de herradura una tras otra. Así hasta la cima tras un total de quince.
Apenas hay protección de ningún tipo, lo cual nos dará vértigo en los remontes de la carretera por la montaña. Un trazado precioso, de los que, si la niebla nos respeta, recordaremos siempre. El verdor de las praderas alpinas atravesadas por un asfalto que suele estar impecable de principio a fin.
El Agnello, un mito por el lado italiano y menos prodigado en carreras profesionales por el lado francés. Ello no quita para que por su cara norte, en suelo galo, esté exento de dureza. Combinable con Izoard y Vars en este caso y con el durísimo y salvaje Colle di Sampeyre. Muy cerca de grandes núcleos de población como Cuneo o Fossano, que están muy bien comunicados con Turín, Milán y otras zonas próximas del país transalpino.
Ni que decir tiene que el descenso por cualquiera de sus dos caras, sobre todo por la italiana, reviste cierta dificultad. Que le pregunten a Óscar Pereiro por su caída en la bajada hacia Italia por esta carretera. Lo empinado de la misma nos hará coger velocidad con facilidad, por lo que debemos comprobar que nuestros frenos van a ser más un aliado que un problema antes de realizar la ruta. Por supuesto, para ascender a uno de los colosos más duros de Europa necesitaremos estar en una condición física más que aceptable.
Reportaje completo y más fotos
Altimetría
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos.com