Nos encontramos en la provincia de Girona, en las proximidades de Olot. Hay una alternativa para este temible Collfred que es el Coll de Bracons, que a su vez tiene alternativa por el túnel que salva el también duro puerto. Buscamos la localidad de Sant Privat d’en Bas, o Puigpardines, pequeños municipios próximos a la C-152. No llegamos a pasar por ninguna de las dos, pero sí nos servirán de referencia para encontrar el inicio de esta subida, absolutamente inédita en ciclismo profesional, tampoco muy transitada fuera de fines de semana o periodos vacacionales por cicloturistas. Tampoco por vehículos a motor, lo que nos permitirá disfrutar de nuestro pedalear.

Es un puerto muy duro, que irá de más a menos. La carretera es estrecha, no siempre estará en perfecto estado. Es una subida algo salvaje, salpicada por algún paso canadiense, alguna zona de asfalto más irregular, pero en todo momento ciclable. En caso de descender por esta vertiente, cuidado con esos tramos para no vivir ningún susto. Aunque también se puede descender por el lado opuesto, camino de Vidra, que también tiene su miga y peligrosidad.




Hablamos de unos 13 kilómetros de subida, salpicando rampas del 15-16% a lo largo de la irregular ascensión. Durante seis kilómetros la pendiente no bajará del 8%, con medio kilómetro al 14% y uno completo sobre el 12. Es la parte más dura del puerto, que contrastará con la segunda parte del mismo, donde relaja mucho más la pendiente, aún con zonas duras que atravesar en alternancia con descansillos y zonas de ligera bajada. Por ello, la pendiente media cae hasta el 5%. Pero es una cifra muy engañosa, porque el principio del puerto es de temer.
El paisaje ofrece panorámicas típicas de alta montaña. Esa zona dura tiene la contrapartida de ofrecer sombra y protección del viento. Conforme vamos superando las rampas más duras, salimos a la intemperie, el sol golpeará nuestras espaldas y el viento nos castigará en caso de soplar. Las fuerzas habrán menguado, pero vendrá la zona más fácil teóricamente. Eso sí, guarda fuerzas para esas zonas de subida, porque aún restará alguna zona dura que nos hará sufrir de lo lindo.




El suelo sigue estrecho, con curvas constants e iremos poco a poco coronando el cordal montañoso que antes parecía lejano cuando aún estábamos en el valle. La vegetación sigue siendo abundante, pero sin llegar al nivel de protección inicial. Las piernas estarán ya maduras del esfuerzo, y puede que se nos haga más difícil esta segunda mitad que la primera, irónicamente. Y larga, puesto que será difícil establecer una referencia visual con lo ascendido o con lo restante hasta la cima.
Tampoco existe una cima como tal, si bien se considera próxima al desvío hacia la mínima localidad de Collfred que da nombre a la subida. Ello le da un toque todavía más salvaje y misterioso a este verdadero coloso catalán. En las proximidades hay puertos como el mencionado de Bracons, que permite hacer una ruta circular, o el Santuari de Bellmunt, que abordaremos otro día porque merece la pena. También el Coll de Beví, pasado Sant Quirze de Besora, localidad donde termina la bajada por el lado oeste.




Un puerto que merece la pena y que además tiene paso, se encuentra en una zona de alta montaña y permite enlazar rutas de montaña una tras otra. Los Pirineos están a tiro de piedra, así como Ripoll, la mencionada Olot, y Vic. La Molina, Creueta, Vallter 2000, etc quedan cerca y con posibilidad de incluso alcanzar dichos destinos a través de la bicicleta.
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Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: 1001puertos.com
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