Cine ciclista

Cine ciclista – “2 secondes”

Seguimos explorando películas con el ciclismo como protagonista, y nos vamos a Canadá, concretamente al Quebec, para una película en la que vemos el deporte desde los ojos de una protagonista, y también de una directora. Segundo largometraje de la guionista y realizadora quebequesa Manon Briand, que consiguió alzarse con el premio a la mejor dirección en el festival de cine de Montreal de 1998.

Laurie (Charlotte Laurier) es una rider canadiense que compite en la especialidad de descenso. A sus 28 años ya es considerada una veterana en la especialidad, y tras un fallo de concentración en la Mammoth Mountain en California, es forzada por el director de su equipo a colgar la bicicleta. Para Laurie resulta muy difícil abandonar su vida profesional, y encuentra la manera de seguir pedaleando al entrar a trabajar en una pequeña empresa de mensajería en bicicleta. En las idas y venidas para tener su bicicleta al día, entabla una peculiar amistad con Lorenzo (Dino Tavarone), un exciclista italiano cascarrabias y propietario de una pequeña tienda de reparación de bicicletas.

El hilo conductor de este largometraje es la bicicleta, que más allá de una herramienta de trabajo se convierte en un personaje más, unido por un vínculo sentimental a los protagonistas. La bicicleta de competición que Laurie rescata del camión del equipo antes de retirarse es prácticamente una prolongación de su cuerpo. Esa mezcla de apego y nostalgia a la bici que les hizo competir es común a Laurie y a Lorenzo, y será un vínculo que les unirá y que cambiará sus vidas. Al igual que Laurie su bicicleta de montaña, Lorenzo guarda con mimo a “La Grigia”, con la que compitió en sus años jóvenes como entregado gregario de sus líderes.

Desde el punto de vista del deporte, la película reflexiona sobre la capacidad de los ciclistas para sufrir y sentir el dolor. Algo que ya se nos anuncia en la primera conversación de la película, en la que cuatro riders van haciendo inventario de sus cicatrices mientras ascienden en el teleférico al punto donde tomarán la salida en la prueba de descenso. Pero, sobre todo, el tema del sufrimiento sobre la bicicleta se trata de manera fantástica en una conversación entre Laurie y Lorenzo en la tienda de bicicletas, por la noche junto a la botella de aguardiente. Lorenzo le dice a la chica que “La bicicleta no es siempre un placer. Hay que saber que a veces también hace daño. A los verdaderos ciclistas les gusta sufrir”; a lo que Laurie asiente. De esta manera se inicia una especie de competición en ver quién ha sufrido más en su carrera deportiva. La capacidad de sufrir va ligada a la motivación; si lo segundo desaparece, el dolor se siente de manera diferente, ya no tiene sentido seguir compitiendo.

Los amantes del descenso disfrutarán con las primeras secuencias de la película, en las que se rueda con espectacularidad la prueba de la Mammoth Mountain, desde los momentos de tensión con la cuenta atrás previa a la salida hasta el vertiginoso descenso hasta meta. Se alternan imágenes desde el helicóptero con otras al pie del camino o con cámaras on board, preocupándose de captar también el sonido, lo que acrecienta la sensación de velocidad. A lo largo del metraje, Manon Briand jugará con maneras de rodar las escenas sobre la bicicleta, con primeros planos, planos subjetivos, imágenes aceleradas concentrada en lo pedales…

Los mejores guiños al ciclismo de ruta tendrán lugar siempre en la bonita y añeja tienda de Lorenzo. En un momento de la película escucharemos por la radio una retransmisión en directo en la que Marco Pantani será protagonista. Además, la tienda está decorada con maillots y posters, entre los que podemos distinguir a Eddy Merckx y a Miguel Induráin. El nombre del campeón navarro aparece además citado por uno de los mensajeros, que critica a aquellos que van por la ciudad en bicicleta como si fueran ciclistas profesionales.

Estamos ante una película agradable y amena que nos hará pasar momentos simpáticos y entrañables, y que aporta una visión interesante sobre la vida del deportista durante su carrera y después de dejar la competición. Cuando uno se dedica tanto tiempo a su pasión y a su trabajo, a veces es difícil reengancharse al “mundo real”. En “2 secondes” la amistad y la bicicleta permitirán a la protagonista encontrar la felicidad.

Ficha de la película en FilmAffinity

Escrito por Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)

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